CAPÍTULO 32: ENTRENAMIENTO
POV KATNISS
El entrenamiento me puso nerviosa. Habían cinco días para que todos los tributos practicáramos juntos. La última tarde tendríamos la oportunidad de mostrar nuestras habilidades en privado delante de los Vigilantes de los juegos. La idea de encontrarme cara a cara con los demás tributos me preocupó.
Cuando nos reunimos con Effie en el ascensor, permití que Peeta me abrazará y me tranquilizará.
-Todo estará bien, Kat. –Yo sólo asentí.
Peeta se inclinó hacia mí, besó mi frente y luego bajó a mis labios. Nos besamos hasta que sentimos el ascensor pararse. Y rápidamente nos separamos y enderezamos. Cambié mi expresión por una inmutable y despreocupada, aunque en el fondo no me sintiera del todo cómoda con esto.
Las salas de entrenamiento estaban bajo el nivel del suelo de nuestro edificio. Las puertas se abrieron dejándonos ver un amplio gimnasio lleno de armas, pistas de obstáculos y salas más pequeñas en los costados con paredes de cristal. Por la hora en que nos trajo Effie supuestamente, supuse que aún no eran las diez, pero al parecen éramos los últimos en llegar. Me sorprendió que los uniformes no fueran los mismos que nosotros. Ni a siquiera se parecían los uniformes femeninos y masculinos del mismo distrito. Todos tenían distintos colores, detalles y formas. Aunque todos indicaban a que distrito pertenecían. Peeta y yo éramos la única pareja vestida igual. Al parecer, la estrategia siguió siendo parecer un equipo incluso con algo tan básico como la ropa.
Effie se despidió de nosotros y nos deseó suerte, antes de volver por donde vino. Nosotros le sonreímos levemente y la despedimos.
Peeta me tomó de la mano y yo la acepté. Nos acercamos a donde estaban los demás sentados en círculo, varios no miraron con burla y odio. Pero los ignoramos, aunque noté a Peeta tenso y alerta. Quedamos entre medio de los tributos de Distrito Once, y uno del Distrito Siete que vimos ayer en el ascensor junto a Johanna.
Minutos después, una mujer que se presentó como Atala, dijo que sería nuestra entrenadora jefe esta semana. Ella estaba en la mitad del círculo. Nos explicó cuáles serían los horarios de entrenamientos, y que tendríamos un descanso para almorzar al mediodía.
-En cada puesto habrá un experto en la habilidad en cuestión. Podréis ir a las zonas que quieran tanto como deseéis, según las instrucciones de vuestros mentores. Algunos puestos enseñan tácticas de supervivencia y otros son de técnicas de lucha. Está prohibido realizar ejercicios de combate con otro tributo. Si queréis practicar con alguien, tenéis ayudantes a vuestra disposición. Sólo debéis pedirlo. Podréis practicar con lanzas, cuchillos, tridentes, arcos y flechas, hachas, sogas, pesas, espadas, mazas, cualquier arma que les ocurra aquí las tienen. También está el sector de camuflaje, y de plantas. En esas salas de cristal. –Señalo las que había visto al entrar. –También podéis practicar con las armas. En todas las paredes hay dispositivos que permiten que vosotros estéis sumidos en una realidad virtual, los hologramas que veréis allí serán sus adversarios, y los deberéis atacar si queréis que desaparezcan.
Luego de unos minutos, empecé a observar a todos y cada uno de los tributos, casi todos los chicos, y al menos la mitad de las chicas, eran más grandes que yo, aunque muchos han pasado hambre. Lo noté en sus huesos, en su piel, y sus miradas vacías. Siento algo de pena, porque me recordó a mis vecinos de la Veta.
Puede que yo sea más bajita de nacimiento, pero, en general, el ingenio de mi familia me daba ventaja. Aunque yo siempre fui delgada, también fui fuerte. La carne y las plantas del bosque, junto con el ejercicio necesario para conseguirlas, me han proporcionado un cuerpo más sano que mucho de mis contrincantes. Peeta era fuerte y no había pasado tanta hambre como yo. Eso combinado a la actividad física que hacía cada vez que iba al bosque conmigo o sin mí, han contribuido a que su porte sea atlético y sano al mismo tiempo. Estamos bastante bien en comparación con el resto, excepto por los chicos y chicas de los distritos más ricos, los voluntarios, a los que alimentan y entrenan toda la vida para ir a los Juegos del Hambre. Jamás entendí porque querría ir por propia voluntad a los juegos, y prepararse toda la vida para ello como si fuera el mayor logro y honor. Aunque Peeta y yo nos presentamos voluntarios, no fue por los mismo motivos que ellos, y en estos momentos la estábamos pasando fatal, con miedo de lo que nos esperaba en la arena, pero con la seguridad que nos protegeríamos el uno al otro hasta el último suspiro. Ellos ven los Juegos, como un premio, nosotros como un castigo.
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I'LL NEVER LET YOU GO (PEETA & KATNISS)
Fiksi PenggemarI'LL NEVER LET YOU GO ¿Qué hubiera pasado si la relación entre Katniss Everdeen y Peeta Mellark hubiera sido real desde el comienzo? ¿Si Peeta hubiera dejado sus miedos de lado y se hubiera atrevido a confesarle sus sentimientos desde pequeño y siem...