Tu No Tuviste La Culpa

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Un día más de trabajo a concluido. Terminé con todos mis pacientes y ya es momento de regresar a casa con mi esposa y mis hijos.

Estoy tan emocionado de ver a mi familia unida de nuevo, los extraño tanto. En fin, no lo voy a pensar tanto y mejor me apuro para llegar pronto y darles un fuerte abrazo.

Después de mucho viaje por fin llegué al gran muro María, estoy tan emocionado de ver a mi familia pero, ¿por qué hay muchos desastres? Me causa miedo. ¿Cómo estarán Carla, Eren y Mikasa?

Corro apurado a hacia mi hogar para encontrarme con mi familia pero, al llegar, encuentro a Eren y a Mikasa llorando junto al cuerpo de su mamá que yací a en el piso... inconsciente

—Eren, ¿qué ha sucedido?

—Mi mamá no reacciona, los titanes entraron a atacar el muro y desgraciadamente un titán la agarró pero en el mismo momento la legión venía a matar al mismo y aventó a mamá lejos y no ha reaccionando —Respondió mi hijo entre lágrimas—. ¡Papá haz algo! ¡Mi mamá no nos puede dejar, aún la necesitamos Mikasa y yo! ¡Papá haz algo por favor te lo suplico!

—Ella siempre me ha cuidado, ¿por qué no pude hacer lo mismo? —Exclamó Mikasa llorando.

—Aún eres muy chica, Mikasa, hubieras salido dañada tu igual. Su madre fue una gran mujer y con ese pensamiento la recordaremos siempre —les dije cayendo de rodillas frente al cuerpo de Carla para revisarla mientras las lágrimas se apoderaban de mí.

—¿Qué quieres decir con eso papá? —Preguntó Eren con sorpresa y terro—. ¿Ya... ya no hay nada que hacer? ¡Contéstame!

—Perdónenme, hijos. Esta vez no pude hacer nada para salvar a su madre, el golpe fue muy fuerte y no pude llegar a tiempo. —Les dije al darme cuenta de que no tenía pulso alguno—. Su madre ha... ha fallecido... —No pude evitar derrumbarme en un mar de lágrimas al mismo tiempo que mis dos hijos negaban en voz alta lo que les había dicho para llorar descontroladamente también—. Perdóname Carla —mencioné entre lágrimas—, no fui un buen marido ni un buen padre, no pude protegerte está vez... ¡perdón!

Los días fueron pasando y ninguno de nosotros podía olvidar la trágica muerte de Carla

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Los días fueron pasando y ninguno de nosotros podía olvidar la trágica muerte de Carla. Yo sólo sentía rencor hacia mí mismo por no poder haber protegido a mi amada esposa, tan solo lloraba y lloraba.

—¡Fue mi culpa! ¡Sí lo fue! Si yo no hiciera esos viajes hubiese estado en ese momento y no hubiera muerto mi amada Carla.

—Tranquilo papá, no te hagas más culpas hacia ti mismo. Mi mamá ahora ya está en un lugar mejor, pero jamás olvidaremos a esa gran mujer que fue nuestra madre y tú gran mujer. —Me dijo Eren tratando de tranquilizarme. Sabía muy bien que a él no le gustaba verme así.

—Eren tiene razón, mi madre está en un lugar mejor y siempre le vamos a estar agradecidos por todo lo que hizo por nosotros. Ahora tienes que salir adelante, los tres tenemos que hacerlo pues a ella no le hubiese gustado vernos así. Nosotros saldremos adelante para estar bien por ti, papá, mamá siempre quiso que estemos bien por ti porque eres el mejor papá del mundo y si tú te fuiste es por necesidad y para que nosotros pudiéramos tener una vida estable. Te queremos papá. —Mencionó Mikasa esbozando una gran sonrisa e impulsandose para abrazarnos a su hermano y a mí, dejándome sorprendido por sus palabras y sin poder contener las lágrimas.

 —Mencionó Mikasa esbozando una gran sonrisa e impulsandose para abrazarnos a su hermano y a mí, dejándome sorprendido por sus palabras y sin poder contener las lágrimas

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—No fue tu culpa, tu fuiste el mejor compañero de vida que pude tener. Es momento de que tú salgas adelante por nuestros hijos, quiérelos y protegelos mucho. Confío en ti

Todas las noches soñaba con Carla y esas eran las palabras que me decía. Siempre pasaba lo mismo y un día, tomé la decisión de salir adelante por nuestros hijos, los cuidé cómo nunca antes lo había hecho y sobre todo les di mucho cariño... lo hacía por ambos.

—Cómo tú lo quisiste, salí adelante gracias a nuestros hijos y a ti, Carla —le dije en uno de mis sueños—. Jamás te voy a olvidar... Te amo.

—Estoy muy orgullosa de ti, Grisha, sabía que podía confiar en ti. Ahora es momento que yo me marche y de que ustedes sean felices —me respondió.

—Aunque tú te marches ni nuestros hijos ni yo te olvidaremos, tú siempre tendrás tu lugar como la gran mujer que fuiste. Jamás te voy a olvidar... te amo, Carla.

—Yo también te amo, Grisha —me dijo acariciando una de mis mejillas antes de desaparecer de mi sueño.

Y así fue cómo pude volver a mi vida normal después de mucho tiempo, con ayuda de mis dos hijos y sin olvidar a la que fue mi amada esposa Carla y con quién un día espero volverme a reencontrar.

—Fin.

No Fue Tu CulpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora