CAPÍTULO UNO
Lucas, está por comenzar a estudiar medicina en la Universidad de Buenos Aires. Su sueño se hace realidad al estudiar la carrera que siempre quiso.
Ya tiene todo listo para salir rumbo hacia su nuevo departamento, éste será compartido, no le agradó ésta idea al hablar con el dueño pero le sale mucho más barato que uno para él sólo.
El taxi llegó y subió en él después de saludar a Lucía y Alejandro, sus padres. Después de aproximadamente media hora de viaje en él vehículo llega a un gran edificio de unos cinco pisos de alto especial para la gente de aquélla Universidad ya que queda a pocas cuadras de allí. Él y su compañero o compañera estarán en un departamento del tercer piso.
Al entrar al edificio, Lucas se dirige a la recepción.
—Buenos días —saluda Lucas, al llegar al gran escritorio de recepción donde una señora de unos cuarenta años, de cabellos negros está atrás de éste—. Me llamó Lucas Villar, ya hable con el dueño, el señor Carnevale.
La recepcionista comienza a buscar en la computadora el nombre de Lucas hasta encontrarlo —Si, aquí está señor Villar, su departamento es el número quince del tercer piso —le dice con tono seco y extendiéndolela llave al joven chico, éste la agarra—. Allí está el ascensor o tiene las escaleras —señala con la cabeza a un costado de mi.
—Gracias —asiente, con el mismo tono con el que le hablo la recepcionista, y se dirige hacia el ascensor, que está con la puerta abierta, esperando a quede alguien suba en él.
Al entrar en el ascensor pulsa el botón para el tercer piso. Al llegar se encuentra con un pequeño pasillo, en el extremo de éste se encuentra el departamento de Lucas.
Abre la puerta y al entrar nota que su compañero ya se encuentra instalado allí, pero no está. En el departamento se ve una habitación con dos camas y dos pequeños muebles para la ropa. Una de las camas está echa, la de la izquierda. Un gran ventanal se hace notar en el medio de la habitación dando vista hacia la gran ciudad. A la derecha hay un pequeño cuarto, que es la cocina, con algunos muebles para los platos, ollas y demás. Y al lado de ésta hay una puerta, el baño, piensa Lucas, y acertó en ello.
Se abre la puerta del baño y al instante su visión de que compartir habitación sería algo malo desaparece. Una mujer alta de unos treinta años sale de allí, sólo con una tanga blanca, mostrando sus grandes senos con los pezones endurecidos de los cuales Lucas, no puede sacar sus ojos.
—Hola, me llamó Cintia —se presenta con una voz delicada y sexy al igual que ella—. Tú debes ser mi compañero de departamento ¿No es así? —le pregunta con una mirada juguetona al joven morocho de cabellos rebeldes y ojos color café oscuros.
Lucas reacciona y aparta su vista de los grandes senos de Cintia para observar su rostro, sus ojos son de color miel, y grandes, tiene una pequeña nariz y unos labios rosados grandes.
—Así es, me llamó Lucas.
—Bueno Lucas, creo que seremos buenos amigos.
—Si así empezamos a conocernos creo que seremos muy buenos amigos —agrega Lucas, volviendo su vista a los senos de Cintia.
Cintia suelta una pequeña risa —Me alegro que te gusten —dice, mordiéndose el labio inferior—. Y veo que a tú amigo también —continúa, observando la erección de Lucas.
Cintia, comienza a sentir como un gran calor comienza a florecer en su entrepierna, mojándola.
—Perdón —se disculpa—. Pero no me puedes culpar —suelta una corta carcajada—. ¿No te da vergüenza estar así delante de un desconocido? —pregunta Lucas, con el rostro colorado.
—Me viste desde que salí del baño, no hace falta ocultar lo que ya sabes que tengo. Además no eres un desconocido, eres mi compañero y uno muy guapo por cierto, con el que me divertiré sin duda —agrega mordiéndose el labio inferior—. Ahora tengo que cambiarme, dentro de un rato comenzará la fiesta ¿Irás?.
—¿Una fiesta? —pregunta intrigado.
—Si, se hará en Lunch. Está reservado para los estudiantes de la UBA.
—Me parece genial.
—¿Entonces irás? Me sentiría muy bien si me acompañaras —le guiña un ojo.
—Claro —asiente Lucas—. Sólo tengo que prepararme.
—Yo también, y es mejor que empiece —sentencia Cintia, dándole la espalda a Lucas para sacar sus pertenencias.
Lucas, observa la perfecta figura de la sensual Cintia, quien tiene una piel blanca y el cabello rubio y lacio, que cae sobre la cintura perfecta de la mujer hasta llegarle a su trasero, donde Lucas una vez más queda hipnotizado observando como la pequeña tanga de color blanca entra entre sus perfectas nalgas redondas. Cintia se inclina para levantar un esmalte para uñas que se le cayó al suelo mostrando aún más sus nalgas, provocando a Lucas quien sin soportarlo más se acerca hacia la perfecta mujer y posa sus manos en las nalgas apretándolas con fuerza.
Cintia, libera un gemido y una gran sonrisa se forma en sus labios carnosos. Se da la vuelta y toma a Lucas de los pectorales y lo empuja fuertemente contra la cama de él haciendo que quede sentado en ésta. Antes de que Lucas pudiera reaccionar, Cintia se sube sobre él, posando sus largas y hermosas piernas a ambos lados de la cintura de Lucas.
La mujer siente la erección del joven hombre en su entrepierna y a ambos se les comienza a acelerar la respiración. El deseo se apodera de ambos. Le quita la remera de color azul arrojándola al suelo, seguido de los pantalones que fueron quitados de un sólo movimiento junto con el bóxer. Se quita la pequeña tanga arrojándola sobre el montón de ropa.
Lucas, de un ágil giro se pone sobre su sensual y excitada compañera, y la penetra fuertemente. Comienza a embestirla con mayor fuerza haciendo que sus senos dancen con el movimiento que le provoca cada ves que la penetra.
—¡Más, más, más! —expresa la mujer llegando al orgasmo en gritos de placer.
Lucas se viene adentro de ella segundos después de que lo haga Cintia terminando en un orgasmo devastador. Ambos se quedan acostados sobre la cama.
—Eso fue genial —dice aún agitada, Cintia.
—¿De veras lo piensas? —pregunta Lucas con el mismo tono de voz agitado.
—Si, estuvo genial. Pero ahora debo prepararme para la fiesta —dice levantándose mientras acaricia con sus delicadas manos el abdomen de Lucas. El muchacho tiene un cuerpo bien formado, resultados de meses en un gimnasio.
—Supongo que yo también.
Cintia se acerca nuevamente a Lucas plantando un fuerte beso lleno de deseo en los labios del muchacho que aún se encuentra sin ropas —Esto no se acabó —dice finalmente al separar los labios de los de Lucas con una sonrisa pícara—. Ésto recién empieza.