once.

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Mi mirada estaba en el suelo y de mis ojos caían grandes lágrimas de dolor

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Mi mirada estaba en el suelo y de mis ojos caían grandes lágrimas de dolor. Aquel dolor en mi pecho era inexplicable, ya no tan solo las emociones que este me daba, era el porqué había comenzando a dolerme con aquella intensidad.

Miré a Wooyoung, quien miraba aterrado a uno de los puntos de la habitación, seguí con mi mirada hacia donde él miraba y mis ojos se abrieron con velocidad y mi cuerpo comenzó a temblar.

Había una mujer enfrente nuestra, al lado de una enorme máquina llena de tonalidades moradas las cuales transmitían unas luces cegadoras. La mujer nos veía curiosa mientras se acercaba a nosotros.

Aquel dolor era horrible, mi vista se nublaba por el exceso de lágrimas. Notaba como mi cuerpo no iba a durar mucho tiempo consciente.

La mujer vestía colores oscuros y un vestido largo y elegante. Su pelo era corto y de color azabache mientras que sus ojos eran almendrados. Sus facciones eran serias y marcadas. Tan solo su mirada hacia que me incomodase.

-¡¿vosotros quiénes sois?! -chilló. Su voz era grave y fuerte, iba perfecta con su personalidad y al igual que su mirada, su voz imponía bastante.

Wooyoung tragó saliva y yo comencé a alejarme de allí, apoyándome en la pared y notando como el malestar desaparecía, dejándome confuso. Hice un gesto con mi mano, tratando de que así Wooyoung se acercase a descansar.

La mirada de una mujer pasaba por Wooyoung y por mí, sin despegar la mirada de nuestros cuerpos.

Una vez Wooyoung llegó a la pared, realizó lo mismo que yo, es decir, apoyarse en esta para así descansar.

-J-jung Wooyoung y Choi San -habló Wooyoung con dificultad con sus ojos cerrados mientras jadeaba para así reincorporarse.

La mujer nos miró sorprendida, su cuerpo se erizó y pude observar cómo todas sus acciones se quedaron paralizadas.

-¿Jung Wooyoung y Choi San? -habló acercándose a nosotros, con una pistola en su mano, haciendo que todo mi cuerpo comenzara a temblar y cerrase mis ojos. No había sido buena idea meterse en la casa de Ikeda, lo único que ha pasado desde que estamos aquí son problemas y cosas sin explicación.

Asentí lentamente y sin dejar de observar la pistola. Me aterrorizaba la idea de que esto saliese mal, que nunca más pudiese ver a Wooyoung o simplemente disfrutar la calidez del sol junto él.

Debíamos de salir de aquí.

La mujer soltó la pistola con fuerza, provocando que esta impactase con fuerza contra el suelo. El sonido retumbó en mis odios y me estremecí.

-¿Qué hacéis aquí? -dijo la mujer, con un brillo en sus ojos, dejando a la vista como luchaba contra sus lágrimas.

Wooyoung y yo la mirábamos con miedo. Debíamos de analizar que estaba ocurriendo ya que todo estaba siendo muy raro.

-Soy... soy... Park Seonhong -habló la mujer, con una sonrisa fingida, la cual pude notar a excepción de Wooyoung.- Conocía a tu padre, Wooyoung. También a los tuyos, San.

Ambos la miramos confusos mientras nuestro ceño se fruncía.

-¿Mis padres? -preguntó Wooyoung, provocando mi asentimiento ante su pregunta.- ¿Cómo lo sabe?

La mujer sonrió y se acercó a nosotros. Sacó un pañuelo de uno de sus bolsillos , se aproximó a la cara de Wooyoung y colocó el pañuelo sobre su nueva herida.-Se puede decir que éramos compañeros de trabajo, claro, todo antes de que ocurriese... aquello -dijo con un poco de dificultad. Era fácil ver como batallaba con su interior para no derramar ni una sola lágrima.

¿Compañera de trabajo?

-¿Los míos también? -pregunté confuso, observándola.

Ella asintió mientras volvía a su posición inicial, es decir, al lado del "robot" y lo tapó con una enorme sábana ubicada en una de las mesas de los lados.- Los tuyos también. Tu padre era muy inteligente, San, pero pudo morir feliz...

La miré curioso. Nunca tuve una relación muy profunda con mis padres, no sabía mucho de ellos, también había que tener en cuenta la temprana edad con la que había dejado la casa.

-Park Seonhong... -susurró Wooyoung para sí mismo.- No me suena su nombre.

La mujer sonrió triste mientras se apoyaba en la pared con sus brazos cruzados.

-Supongo que me conocerás por otro nombre, Wooyoung.

Ambos la continuamos mirando, curiosos de cada acción que realizaba.

-Me alegra que os hayáis reencontrando, seguir así -habló Seonhong mirando al suelo.-Debéis de seguir juntos, es mejor incumplir las normas que no verse. Amarse, amarse sin miedo. Que el amor es amor y no hay género o persona que intervenga en eso.

 Que el amor es amor y no hay género o persona que intervenga en eso

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NO CONTROL ;woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora