✿【4】✿

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Echó un vistazo de soslayo a MinGyu y luego al plato de comida. Se veía rico, lo supuso también porque WonWoo devoraba la cena como si no existiera un mañana.

— Está delicioso, ¿Por qué no pruebas? — Su mejor amigo lo codeó.

— Es que estaba pensando en...

— JunHui. — Completó WonWoo. — ¿Intentaste llamarlo?

— No. Él no quiso verme, ¿Por qué insistiría?

— No dijo que no quisiera verte, solamente está dolido. Y es comprensible, te pasaste. — MinGyu le guiñó un ojo.

— Y dale con decirme la porquería que soy por décima vez en el día, gracias MinGyu. — Rodó los ojos, molesto.

Tomó el abrigo y el teléfono.

— MingHao, son las ocho de la noche, ¿Por qué no te sientas y comes tranquilo? Gyu es un poquito tonto, pero...

— Tonto por ser honesto, claro. — Replicó el moreno

— Saldré a dar una vuelta, no me esperen despiertos. — Contestó apenas audible.

La verdad era que sentía que tenía un nudo en la garganta del tamaño del planeta y aunque intentaba procesar información no le parecía sencillo.

MingHao era pacífico y rara vez gritaba esa clase de patrañas, sabía que lo había hecho por impulso y defensa. Era su defecto tóxico: Atacar a los que quisieran acercarse, porque le habían hecho tanto daño que confiar se le hacía estúpido y arriesgado.

Él no quería lastimar a Jun y si bien no tenían un vínculo amoroso, sí compartían un lazo desde aquella noche. El omega chilló ante ese recuerdo... Tuvo que pasarse horas en el baño bajo la ducha pensando en ello y así pudo obtener un poco más de memoria.

No se quejaba, había sido maravilloso. JunHui era un alfa bastante guapo y carismático, ¿Cómo fue que logró lo que ninguna omega en años? Porque sabía que era seguido y que cualquiera chorreaba baba con verlo. Él estaba siendo uno de esos.

Maldita mordida.

El invierno aún no había cesado. Si recién estaban en enero la nieve continuaba cayendo desenfrenada y los copos de esta se afirmaban a sus ropas. Olvidó la bufanda en casa de su madre y de ninguna manera regresaría para eso. La evitaría a toda costa.

Ella era una mujer lamentable y se detestaba porque siendo su progenitora no hallaba nada bueno en eso. Era amargada, seria y quería que todo estuviera en su lugar sin ningún defecto, cosa que por supuesto le causaba gracia ya que en un mundo tan corrompido encontrar perfección era imposible.

Nunca lo obligó a estudiar diseño, pero sí frunció el entrecejo decepcionada. Quizá esperaba una carrera mejor, una como la que sus amantes elegían para mantenerla y brindarle lujosas mansiones. Pese a eso, no llegaba a ser la señora sino un plato de segunda mesa. A MingHao no le resultaba importante, de pequeño intentó persuadirla, pero, ¿Quién era él para juzgar un hábito como ese?

Chan era un caso distinto. No se hallaba en esas cuatro paredes y creció por sí mismo, no siguiendo esa corriente asfixiante de simular ser algo que no se es por temor al qué dirán.

Caminó por un rato favorable, fotografiando diferentes partes que le llamaban la atención; así se relajaba.

Un viento helado se coló por sus huesos, haciendo que estornudara como un gatito, cubriéndose con la tela y odiándose por haber ido lejos.

Miró en todas las direcciones, sintiéndose perdido.

Árboles, algunas sillas y ninguna persona cerca. Ese era el panorama.

𝐅𝐀𝐋𝐋𝐈𝐍' 𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑 ✿【JunHao】✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora