Capítulo XV

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"Encontramos al dragón del mal aliento perpetuo..."

Después se encontrar a Nereo en el Embarcadero de San Francisco, descubrir que Bessie es la bestia que buscábamos y ver como el señor D enloquecía al doctor Espino y a sus secuaces, echamos a andar por la orilla.
Yo no podía dejar de pensar en Skylar. ¿Cómo podíamos haberla abandonado a su suerte?

— Las hespérides son ninfas del crepúsculo. — repuso Zoë, devolviéndome a la tierra — Sólo podemos entrar en su jardín cuando el día da paso a la noche.

— ¿Y si no llegamos?

— Mañana es el solsticio de invierno. Si no llegamos hoy a la puesta de sol, habremos de esperar hasta mañana a la tarde. Y entonces la Asamblea de los Dioses habrá concluido. Tenemos que liberar a Artemisa esta noche.

"O Elliot morirá", pensé.

— Necesitamos un coche. — dijo Thalia.

Una brecha se abrió frente a nosotros. Un vacío oscuro del que salía aire helado, y por el que Skylar apareció disparada contra Thalia.
Tenía las trenzas hechas un desastre y le habían roto la chaqueta de Elliot y los vaqueros, pero había recuperado su color de piel habitual. Casi no tuve tiempo antes de atraparla.

— ¡Grover, saca comida! — ordenó Thalia — ¡Ya!

Skylar soltó un insulto en griego antiguo. Me fijé en sus botas de combate: se veía la arena bajo ellas, como si fuera un espejismo. Sus manos estaban igual, convirtiéndose en materia transparente e intocable.
Grover sacó un montón de barritas de chocolate y galletas de su mochila. Cualquiera que se hubiera comido aquello del tirón hubiera sufrido una sobredosis de azúcar, pero Skylar se lo zampó en cuestión de segundos y miró a su alrededor en busca de más. Acto seguido, nos derrumbamos sobre la arena.

— ¿Cómo diablos...?

Thalia relajó su expresión al ver como las manos y los pies se le volvían a solidificar. Zoë suspiró aliviada al ver que no tenía ni ún rasguño, más allá de su aspecto de zombi.

— Debéis... volver a Long Island... — jadeó — Quirón... Quirón sabrá qué hacer.

Acordamos que Grover se iría con Bessie hasta el Campamento Mestizo. Contaban con la bendición del Salvaje, que debería contribuir a que hicieran el recorrido sin problemas. Si le rezaba a mi padre, les garantizaría un viaje seguro por mar; aunque requería un sacrificio importante.

— Percy, — dijo Grover — ¿estás seguro? Esa piel de león te resulta muy útil. ¡La usó Hércules!

Entonces caí en la cuenta de una cosa.
Él había sido el responsable de que la expulsaran de su familia. Hércules, el héroe al que yo había admirado toda mi vida.

— Si he de sobrevivir, — dije — no será por llevar un abrigo de piel de león. Yo no soy Hércules.

Arrojé el abrigo a la bahía. Inmediatamente volvió a su forma original y, al empezar a hundirse, pareció dosolverse en una mancha de sol.
En ese instante se levantó viento.
Grover respiró hondo.

— Bueno, no hay tiempo que perder. — dijo, y se lanzó al agua de un salto.

— Tened cuidado. — les advertí.

Bessie se lanzó con una sacudida y empezó a sumergirse.
Desaparecieron de la vista y confié en que la protección de mi padre incluyera algunos detalles menores, como la respiración submarina.

— Un problema menos. — dijo Zoë — Y ahora, ¿cómo vamos a llegar al jardín de mis hermanas?

— Thalia tiene razón. — dijo Skylar. Se había puesto en pie y parecía haber usado la magia para recuperar el aspecto de antes de ser la reina de los muertos.

𝐓𝐇𝐄  𝐓𝐈𝐓𝐀𝐍'𝐒 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄 || PJO 🔱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora