—Me siento ridículo usando este uniforme.
—Ni que lo digas.
Ese era el trabajo que habíamos conseguido juntos, así que nos veríamos todo el día. El trabajo soñado era en un restaurante de comida rápida; un hermoso McDonald's. Pero, ¿qué más podíamos hacer? El dinero se nos podría acabar en cualquier momento y los problemas verdaderos nos alcanzarían.
Di un gran suspiro y cerré el que sería mi casillero, después miré a Marshall y le dediqué una pequeña mueca que pretendía ser una sonrisa.
—Vamos, ya verás que el día se pasara volando.
—Lo sé, también que todo esto es temporal.
—¿Listo?
—Vamos.
Caminamos por el pasillo, mis nervios incrementaban y eso que por los primeros días no iba a tener interacción con los clientes.
Recordé mis trabajos anteriores, en como los primeros días fueron lo peor que pudo suceder en mi vida. De cualquier manera, traté de ser optimista y me repetí hasta el cansancio que ese sería la excepción.
—¿Todo bien? —preguntó Marshall cuando entramos a la cocina.
—Sí.
Nos pusimos todo lo necesario para estar en la cocina y prestamos atención a la chica que nos explicaba lo que debíamos hacer. Parecía sencillo.
*
El reloj marcó la hora de salida y todos nos dirigimos hacia donde estarían nuestras cosas.
Mi mente era un caos con respecto a la pregunta de la tarde: ¿El primer día siempre era malo? La respuesta, según mi caso, era un enorme sí.
Terminé embarrada de cátsup y mayonesa, también de aceite y presentía que tenía muchas cosas en el cabello. Eso sin contar las veces que estuve a punto de caerme por llevar el pedido a uno de mis compañeros. Por eso y ente otras humillaciones, esperaba llegar a casa para darme un largo baño, ponerme mi pijama y echarme a la cama a dormir.
Tomé mi mochila, no tenía ánimos de mover más músculos y al parecer Marshall tampoco, ya que él hizo lo mismo.
—¿Llamamos a un taxi o nos vamos caminando?
Revisé cuánto dinero llevaba en la bolsa de mi mochila y lo conté. No nos alcanzaba para el taxi.
—Caminando.
—Siento mucho olvidar el dinero en la mesa —dijo apenado.
—No hay problema, yo también dejé algunas monedas.
Caminamos a la salida y esperamos un rato para que no nos atropellaran. De pronto, un auto negro se detuvo frente a nosotros.
—Hey, ¿los llevo?
Era nuestro compañero de trabajo, fue muy amable con nosotros en todo ese día. Marshall me miró.
—No es molestia —dijo él al ver nuestros rostros—. Ya está oscuro.
—De acuerdo —dijimos al mismo tiempo.
Marshall se subió por la parte trasera y yo fui de copiloto, dijimos la dirección y sin más avanzó. En el camino repetimos nuestros nombres y estuvimos conversando un poco sobre cómo nos sentíamos trabajando ahí.
El nombre de nuestro compañero era Dave, parecía ser muy amable y algo guapo.
Llegamos a casa, nos despedimos y Marshall fue el primero en bajar del auto. Estaba por abrir la puerta cuando él me detuvo.
—Espera Candace, quiero hablar contigo.
Colgué la mochila en mi hombro y lo miré. Sus ojos azules me pusieron nerviosa cuando nuestras miradas se cruzaron. Debo admitirlo, era demasiado guapo. Desde su cabello castaño hasta el pequeño tatuaje que tenía en su mano derecha.
—¿Qué pasa?
—Quiero hacerte una pregunta, espero no te incomode.
—Depende de lo que vayas a preguntar.
Él sonrió.
—¿Marshall y tú son pareja?
Ah, era eso. ¿Por qué pensé que sería algo más personal?
—No. Solo somos amigos.
—Entonces, ¿puedo darte mi número?
Eso si no me lo esperaba, habían pasado tantos años que no me pasaba eso que ya no sabía que se debía hacer en esos casos.
—Claro.
Sacó de su chaqueta de cuero una servilleta y la extendió hacia mí. En pluma azul venía su número.
—Espero me llames esta noche.
—Así será —dije, con las mejillas sonrojadas—. Nos vemos.
Me bajé del auto casi corriendo, estaba muy emocionada. Tanto, que ignoré las preguntas de mi amigo que hizo en cuanto entré a la casa.
Al terminar la rutina que planeé antes de salir del trabajo, tomé mi celular y la servilleta. ¿Él ya lo tenía planeado? Eran muchas preguntas y sentimientos. Decidí no pensar más, pasé el número a mi celular y dejé que comenzara la llamada.
. . .
Arvel:
Estaba escuchando música, tenía los audífonos y había decidido cerrar un poco los ojos para concentrarme en la letra. Rox se encontraba haciendo quien sabe qué cosa en la cocina.
Últimamente, casi no hablábamos, solo cuando era muy necesario y mentiría si dijera que eso no me dolía en lo absoluto. Extrañaba nuestras conversaciones que podían durar hasta las dos de la mañana si nosotros queríamos. Sin embargo, no sabía cómo romper ese caparazón que ella misma construyó sin que me diera cuenta.
Cuando fue hora de dormir, me rompió el corazón ver que Rox no quería estar cerca de mí. No soportaba esa situación, no sin una explicación después de nuestras peleas. Me acerqué a ella y la abracé por la cintura, también le di un beso en la mejilla.
—Perdóname —susurré. Ella giró para verme.
—¿Qué cosa?
No sabía con exactitud porque me estaba disculpando, pero no me gustaba que estuviéramos así.
—Por lo que te hice.
Rox me sonrió y tomó mi rostro entre sus manos.
—Te amo.
Y yo no tenía respuesta para esa frase tan frecuente. Así que solo sonreí y quise darle otro beso en la mejilla, aunque ella se movió y besó mis labios. ¿Y si mi destino era con ella y todo lo de Candace solo era un lindo recuerdo que no me atrevía a soltar? Lo mejor era que ambos siguiéramos con nuestro camino, Candace lo merecía después de que yo no fui lo suficiente como para luchar por su amor cuando éramos adolescentes. Además, Rox era una buena mujer y la quería demasiado.
—¿Quieres casarte conmigo?
Pregunté sin pensar si era lo que quería. Sus ojos se iluminaron y pequeñas lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas.
—Sí, sí, sí —me abrazó—. Sí quiero casarme contigo, Arvel.
Volvimos a besarnos y supe que fue una mala idea, debí darnos otra oportunidad. Además, que no dejé de preguntarme: ¿fue la decisión correcta?
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Siempre fuiste tú ✔
Ficção AdolescenteCandace Delaney y Arvel Winslow han sido amigos casi toda su vida, ambos pueden deletrear sus aventuras o callar cuando se trate de sus travesuras. Candace está enamorada de Arvel, y Arvel está enamorado de Candace. Solo que ninguno sabe sobre dich...