Este oneshot lo escribí para el cumpleaños de Terry pero, me lo reservé para la guerra florida, ahora que tengo un poco de tiempo se los comparto y con este doy por terminado esta serie de relatos cortos.
El cuidador de tumbas
El sonido de una armónica rompía el silencio del lugar, la triste melodía que salía del instrumento llegó a los oídos de un hombre mayor que deambulaba cerca.
- ¿De nuevo por aquí jovencito? - inquirió al ver la figura de un hombre recargada en el sauce cerca de la verja.
El hombre dejó de tocar, guardó cuidadosamente su instrumento y lo miró, con sus profundos ojos tan azules como el mar.
-No tan joven señor Harrison- respondió.
-Ya no deberías venir- le indicó, ignorando el comentario- ya deberías estar en otro lado- señaló.
-Lo sé, pero es que todavía no puedo irme.
- ¿Entonces?, ¿seguirás esperando? - cuestionó el hombre mayor.
-Creo que ya no esperaré mucho tiempo más, algo me dijo que debería estar aquí hoy.
-Espero que lo que buscas aparezca pronto, ya ha sido mucho tiempo esperando.
-Yo también espero eso.
Después del intercambio de palabras el hombre más joven sacó de nuevo el objeto de su bolsillo, lo llevó a sus labios para entonar entonces una dulce melodía.
Harrison lo dejó para luego seguir su camino, tenía el presentimiento que esa sería la última vez que vería al que él consideraba un amigo.
Thomas Harrison era un hombre de sesenta y cinco años, de cabello cano y figura regordeta, sus ojos pequeños de un tono marrón proyectaban una mirada dulce y serena; llevaba cerca de cuarenta años trabajando en el cementerio Highgate en Londres y nunca en todo ese tiempo se había topado con un hombre como aquel castaño, usualmente la gente después de despedir a sus seres amados no regresaban seguido a visitar las tumbas que él celosamente cuidaba y tenía el deber de mantener limpias, sobre todo las olvidadas, pero ese hombre se convirtió en una visita constante, hubiera sol, lluvia, niebla o como ese día que el sol se dejaba ver en un cielo despejado en la usualmente lluviosa Londres.
No muy lejos de ahí un grupo numeroso de personas se alejaba, gente joven, niños y uno que otro adulto mayor como él, iban caminando hacia la salida, cabizbajos, le llamó la atención una niña muy bonita, rubia con dos coletas sostenidas en listones negros de seda, sostenida de la mano por otra mujer que la llevaba casi a rastras, la única que no lloraba, se veía algo confundida, mirando hacia el lugar lleno de flores del que se alejaba junto con los demás.
Thomas se acercó despacio, cuando la niña logro zafarse del agarre no quería parecer impertinente e irrespetuoso pero su experiencia le decía que esa niña necesitaba de él.
- ¿Pasa algo pequeña? - preguntó a la niña inclinándose un poco para quedar a su altura.
La chiquilla lo miró con sus enormes ojos azules, le sonrió traviesa, confiada.
-Hola- saludó- soy Candice, pero todos me dicen Candy.
-Hola Candy, yo soy Thomas Harrison.
- ¿Trabajas aquí? - preguntó curiosa.
-Sí, desde hace mucho- respondió.
- ¿Te da miedo? - interrogó.
-No, me gusta estar aquí es un lugar muy tranquilo ¿tú tienes miedo?
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Para Terry
FanfictionDos oneshots dedicados a Terry Granchester por su cumpleaños, elaborados para el grupo de villa Granchester.