El hospital

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Unas horas más tarde pude llamar a mi trabajo para avisar que me encontraba en el hospital.

—Sí —Dije— Parece que estaré internado unos días...

—Puedo darte unos tres días, si eso no es suficiente... —Mi jefe hizo una pausa— Lo siento chico, pero tendré que buscar a alguien más.

—Lo entiendo —Respondí— gracias.

En el momento en que colgué entro la misma enfermera de antes sonriendo tranquila.

—¿Cómo te sientes? —Pregunto amablemente— ¿Necesitas algo?

—A decir verdad, tengo un poco de hambre —Respondí.

—Te traeré algo de comer —Respondió inmediatamente— ¿Llamaras a tu familia?

—No, no es necesario —Dije— están de viaje, no quiero molestarlos.

La enfermera salió y volvió unos minutos más tarde, acompañada por el doctor Garza y cargando mi comida en una bandeja, un caldo, arroz y gelatina, acercó una mesa y acomodo mi comida.

—Gracias, ¿Le importa si como mientras hablamos? —Le pregunté al doctor.

—Adelante —Respondió— provecho.

—¿Quiere saber que pasó anoche? —Pregunte antes de dar un bocado.

—Quiero contarle lo que le pasó a los chicos —Dijo el doctor— Tal vez recuerde algo si lo escucha...

Se notaba en su voz la preocupación que sentía, la enfermera salió rápidamente cuando el doctor Garza menciono aquello, parecía preocupada, en silencio mire al doctor y asentí.

—Los chicos que trajeron ayer por la noche, junto a usted —Hizo una pausa— Tienen varias laceraciones en la piel, unas más profundas que otras.

El doctor tomo la silla donde se había sentado el oficial y se sentó dejando escapar un pesado suspiro.

—Tienen cortadas por todo el cuerpo —Aclaro— El oficial piensa que alguien les hizo las cortadas...

Deje de comer por un momento y mire al doctor que se había quedado en silencio, parecía incómodo.

—¿Usted piensa que fuí yo? —Pregunte

—Eso es lo que cree el oficial —Admitió

—¿Y usted? —Insistí

—Yo creó... —Suspiro— Estoy casi seguro de que fue un animal...

—¿Casi seguro? —Pregunte curioso

—No hay un animal que viva en la ciudad y pueda causar tales heridas...

El doctor Garza guardó silencio por un momento, luego volteo a verme, esperaba escuchar algo de mí, probablemente, yo solo me límite a negar con la cabeza.

—Lo siento, no recuerdo nada más del golpe y los maullidos de la gatita...

El doctor Garza se levantó de la silla y me observo por un momento.

—Te tendremos en observación por unos días, te hicimos una tomografía y todo parece normal, pero queremos asegurarnos, aún así te seguirá doliendo la cabeza de vez en cuando —Mira la puerta y en voz más baja me dice— El oficial quiere entretenerte aquí un tiempo, lo siento.

—Esta bien —Respondí— No tengo problema con eso, gracias.

El doctor salió de la habitación y volví a recostarme, mire por la ventana, no había un paisaje que admirar, solo las ventanas de otro edificio del hospital algunas con las cortinas cerradas, otras con las cortinas abiertas, sentía que me palpitaba la cabeza y los ojos me pesaban, afuera del cuarto parecía haber mucho movimiento, gente de un lado a otro, antes de darme cuenta me quedé dormido.

Cuando desperté era de noche, me dolía más la cabeza, la cortina estaba abierta y la luz apagada, aún podía escuchar movimiento fuera del cuarto, me ardía la cabeza, mire la entrada del cuarto «Quizás debería llamar una enfermera...» me dolía pensar, antes de apretar el botón para llamar a una enfermera sentí que algo caminaba sobre mis piernas y luego, la escuché maullar.

Voltee y ahí se encontraba la gatita que había rescatado «¿Cómo entro aquí?» la cortina ondeo y solo entonces me di cuenta de que la ventana estaba abierta «Supongo que por ahí entro... Creí que estaba en un piso alto...» la gatita empezó a maullar una y otra vez, mi cabeza me estaba matando «La enfermera... Tengo que llamarla...» todo se puso negro otra vez.

Tome una bocanada de aire, todo estaba negro, estaba flotando en la oscuridad, no había ruido, ni podía distinguir mis manos, sentía que me faltaba fuerza, como si muriera... sentía mis manos, pero no podía verlas «¿Es un sueño?» no podía orientarme, tampoco distinguía entre arriba o abajo, solo flotaba entre la oscuridad, cansado, hasta que llegó una voz fría, que se repetía a mi alrededor como un eco una y otra vez, que era familiar "Aguanta...".

Cuando desperté ya era de día, «¿Aguanta?... ¿A qué de refería?» no podía pensar en nada más, a penas note que la enfermera que me atendía estaba ordenando cosas en la habitación, cuando se dió cuenta que estaba despierto volvió a sonreír amablemente, parecía más tranquila que los otros días.

—Buenos días —Dijo la enfermera— ¿Cómo te sientes?

—Algo confundido... —Respondí.

—Tranquilo, es normal después de dormir por un día entero —Respondió tranquilamente.

—¡¿Un día enteró?!

En ese momento entro el doctor Garza a la habitación acompañado por el oficial de la otra vez, la enfermera salió apresuradamente y el oficial se acercó a mí.

—Los chicos despertaron ayer —Dijo directamente— Uno admitió haberte golpeado y el otro dijo que un animal los atacó.

El oficial me miraba con despreció, obviamente no creía lo que los chicos dijeron «Aun sospecha de mí», el doctor Garza me miraba sin decir nada.

—Ayer hablamos con tu hermana... —Dijo el oficial.

Me sorprendi, «¡¿Hermana?! Yo ni siquiera tengo hermanos...» el oficial noto mi confusión y me miró fijamente, «Quizás... Debería seguirle el juego», hice como si me hubiera dolido la cabeza y le regrese la mirada.

—¿Mi hermana? —Pregunté.

— Vino a verlo el día de ayer, se quedó mientras estuvo inconsciente —Dijo el oficial— ella nos contó del incidente cuando auyentaste a los chicos...

Me cubrí el rostro, «¡¿Cómo?!... No había nadie conmigo» creyeron que me dolía la cabeza, el doctor se acercó a mi cama.

—Disculpe doctor... —Dije intentando sonar tranquilo— solo me siento mareado, siga oficial.

—Ella nos contó que uno de ellos ya lo había amenazado y que usted no pensó que lo volvería a ver...

—Si... —Dije confundido.

—Puede presentar una denuncia si así lo quiere —Dijo el oficial sin ganas.

—No... —Respondí— Están heridos también, no hace falta.

—Gracias por su cooperación —Dijo el oficial— Que se recupere pronto.

Entonces salió de la habitación, dejándome solo con el doctor Garza.

La gata negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora