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En el condominio en que habito, ocurrían extraños asesinatos. Justamente a personas que personalmente, no estimaba ni una pizca.

Me sentía un poco culpable por sentirme tan bien y feliz de no volver a aquellos individuos, pero todo se me vino abajo cuando, luego de enterarme de dos decesos, encontré una pequeña nota con una impresionante caligrafía en la ventana de mi habitación, que por si no lo he comentado, está en un segundo piso. Ésta decía: "Sé cómo te sientes. Nada es casualidad. ¿Necesitas no volver a ver a alguien más?". No estaba firmada por nadie, ni tampoco conocía la letra.

Lo pensé un par de días. Después de sopesar todas mis dudas (incluso el hecho de que podría ser una broma), pensé: ¿qué tan malo puede pasar?, y decidí responder. Odiaba al padre de un joven vecino que me hacía bullying cuando pequeña: cada vez que tenía oportunidad amenazaba con matar a mis gatos y sospecho que él estuvo detrás de aquel par de veces en que dos de mis mascotas desaparecieron. Como no sabía exactamente qué escribir, simplemente caligrafié con mi mejor letra (aquella que se asemeja a las de las cartas antiguas) el nombre de aquel hombre por detrás del mismo papel, lo doblé cuidadosamente por la mitad, y acto seguido lo deposité en el mismo lugar donde lo había encontrado.

Una parte de mí, esperaba que no ocurriese nada. Otra, que hubiese una respuesta escrita. Pero la última, que no deseaba admitir que era la que más esperaba, era no volver a ver con vida a aquel hombre.

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2016 ⏰

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Venganza de madrugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora