Capítulo 24

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•En el Olimpo•

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•En el Olimpo•

Zeus sentado en su trono observa a su mujer, que camina de un lado a otro como león enjaulado en feria, la mira presionando sus dedos en la frente mientras da otro trago a su néctar. Hera en estos últimos días ha estado más histérica que nunca.

—¡¿Me dices que no has estado viendo a tu hija esta semana?!— pregunta la diosa, su esposo solo asiente cansado siempre de lo mismo—¿ME VES CARA DE TONTA? Sabes muy bien lo que te dije sobre ella, lo que te advertí.

—¿El qué? ¿La parte dónde me advertiste que si paso tiempo con mi hija o tengo algún afecto con ella la matarás? ¡Porque si lo recuerdo!— tira la copa a un lado y se pone de pie furioso.

»Me he perdido años valiosos al lado de ella, no estuve cuando dio los primeros pasos, cuando habló por primera, ni siquiera hice la cosa esa tonta de enseñarle a montar bici.

—¿Por qué te importa tanto una simple mestiza?

—Porque es mi hija y aun cuando tu me hayas apartado de ella, me importa.

—No digas estupideces Zeus— susurra pareciendo más una amenaza al dios—¿Qué tiene ella que nuestros hijos no tengan? Porque ella parece ser tu tonta debilidad.

—Es noble, valiente, amable, tiene un alma que de poder hacerlo brillaría dentro de su cuerpo, es la joven más poderosa que he podido ver y aún cuando no sabía nada de mi ya me amaba.

»Ella es mi hija, la hija que me has estado quitando poco a poco.

—Estas actuando como un patético humano Zeus, recapacita, tu no eres así.

—¿Es patético amar a alguien? Porque de ser así me tienes un amor enfermizo y eso si es patético, Hera— camina para salir del salón—Si me disculpas, iré a ver a mi hija— avisa sin girarse.

—Si vas con ella, la mato— amenaza la diosa, el dios detiene su paso girando en su dirección.

—Si algo le llega a pasar a mi hija, me perderás— su amenaza pierde fuerza en su pecho recordando lo despiadada que puede llegar a ser su esposa.

—Te perderé de todos modos— la voz de Hera se quiebra por unos segundos aceptando la triste realidad.

—No así, no de ese modo.

Pov Haris:

El alma sale de mi cuerpo por unos segundos en los que giro a ver a las gemelas, parecen sorprendidas y ¿Asustada? Puto momento en el que quisimos ser las heroínas, ahora tenemos este tremendo problema.

Las Hijas De Los Tres Grandes (DDA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora