"Al dar consejo, debes discernir primero si la otra persona está dispuesta a aceptarlo o no."
~Tetsu no Kuni~
Los vibrantes ojos verdes se abrieron de golpe, destrozando su ensueño cuando el sonido de pisadas sobre la nieve llegó a sus oídos sobre el sonido de la pequeña cascada en el jardín trasero. Con cautela entrelazando sus dedos y colocándolos sobre sus piernas dobladas, observó serenamente los copos de nieve llenaban el Abedul Blanco, noto el lago congelado tan brillante que tenía delante.
giró la cabeza a un lado para ver cómo su samurai más confiable, el tranquilo Taisho (general), lentamente se agachó sobre una rodilla e inclinó la cabeza hacia ella. Un leve zumbido de ella fue toda la respuesta que necesitaba para mantenerse en su altura y acercarse a su forma, sus ojos todavía recorrían los arbustos y árboles al otro lado del lago congelado, él imitaba su posición, dobló las rodillas y dobló sus piernas debajo de él, colocando sus palmas sobre sus muslos y exhalando lentamente por la nariz.
No dijeron nada durante mucho tiempo. El viento acarició sus caras y jugó con el dosel de arriba, dispersó los copos en el aire, alejándose hasta que finalmente se encontraron con la nieve.
"Tuve un sueño."
El samurai giró la cabeza para mirar a su Ojuo-sama y no se sorprendió en absoluto al verla fruncir el ceño, los orbes de jade brillaron mientras miraban algo muy...muy lejano.
"Vi a un hombre de una aldea lejana, con cabello del color del sol y ojos tan azules como el cielo mismo". Sus uñas se arrastraron ligeramente sobre él abanico que descansa sobre sus piernas, un mechón de cabello suelto cayó de sus confines para enmarcar un lado de su rostro. "Y había otro hombre, con cabello oscuro de medianoche y ojos del mismo tono que sangraban de rojo".
ÉL no dijo nada solo estudió la forma de su cara, y las pestañas largas que se cerraban cuando el viento hizo crujir algunas ramas del Abedul Blanco, Él era tan viejo que recordó, a través de los ojos brumosos del niño de dos años que había sido, que cuando la tierra se hundiría en el caos, nacerían tres personas para devolver el equilibrio a la tierra.
"Los Akatsuki se acerca, estarán aquí pronto."
Cuando su Ojuo-sama volteo a verlo con ojos tan cálidos como la primavera y la sonrisa tan tranquila como los copos de nieve a caer, sabía qué él hacía lo correcto.
"Ojisan, ¿confías en los shinobis?."
Recordó la regla se los Samurai y Makoto (Honestidad): sabía qué incluso si faltaba a la regla ella sabría qué mentía, por eso mismo volteo a ver cómo algunos Samurai corrían de una lado a otro y algunos hacían una reverencia a ellos.
"No, pero debo de ver qué mí Ojuo-sama esté a salvo y protegida."
Cuando la risa cómo la mínima briza llegó a sus oídos, todo pasó en cámara lenta ante sus ojos, todos lo Samurai detenían sus actividades, para ver a su Ojuo-sama, y cómo la primera vez se maravillaron cuando las flores florecieron y los árboles de Abedul Blanco se mecen al compás de su risa.
"Mifune-san solo manten Tetsu no Kuni (país de hierro) a salvo y que las tres montañas sean nuestro escudo para mantener mi tierra a salvo junto con mis queridos Samurai, mis Onna-bugeisha y mi gente."
Mifune, se paró lentamente se su lado y con pasos pequeños se posó delante de ella y lentamente se agachó sobre una rodilla e inclinó la cabeza hasta que tocó la madera y no necesito darse una vuelta para ver qué todos copiaban su acción, ya sean niños u Onna-bugeisha. y él gritó resonó en las tres montañas que cubrían el país de hierro.
ESTÁS LEYENDO
Precipicio
Random"Tuve un sueño." El samurai giró la cabeza para mirar a su Ojuo-sama y no se sorprendió en absoluto al verla fruncir el ceño, los orbes de jade brillaron mientras miraban algo muy...muy lejano. "Vi a un hombre de una aldea lejana, con cabello del co...