Parte 1 Sin Título

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 ADVERTENCIA: SPOILERS DEL MANGA

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ADVERTENCIA: SPOILERS DEL MANGA

CONTINUACIÓN DEL FANFIC: VENENO ROJO 


Nunca pensé publicarlo, pero... bueno, no es como si me fueran a juzgar por ello, nadie lo leerá esté público o no, jijijji.... 


 Un cielo despejado en un mar incierto era como encontrar una moneda en el hierva salvaje. Había que aprovechar los milagros poco probables, y el submarino de Trafalgar Law emergió para que los piratas, Minks y samuráis pudieran respirar un poco de el aire fresco y oler el mar.

—Robin, vamos a jugar al amo y el sirviente. Yo soy el amo y tu mi sirvienta. —propuso el niño.

—Hala, ¿y quien hace de amante vengativo?

—Qué tétrico, Robin, no digas eso delante del niño. —Ussopp le tapó los oídos a Momonosuke, demasiado tarde, ya lo había escuchado.

—Kanjuro hará de amante. —dijo alegremente. No sabía el significado real de la palabra amante, pero lo interpretó como un tipo de sirviente leal y zalamero que hasta daba de comer al amo para que este no se ensuciara las manos.

Kanjuro se ruborizó bajo los coloretes.

—Señorito...

—¡Momonosuke-sama! —gritó Kin-emon, enfadado—. Desvergonzado, no puedes aprovecharte porque seas un niño. —«yo también quiero disfrutar del regazo de una joven como Orobin-san» controló su envidia para que no saliera a flote.

Por eso Momonosuke no lo hizo su "amante". Kin'emon era riguroso y estricto, pero Kanjuro era más servicial, y además tenía un pelo rojo brillante larguísimo que el niño adoraba.

—Definitivamente Kanjuro será el amante.

—¡No digas eso! —el samurái estaba exasperado, ¿ahora cómo se lo explicaba sin herir su sensibilidad infantil? El niño tenía una mente despierta para ciertos temas, pero por muchas mujeres que abrasara, su perversión no tenía ningún afán romántico, y menos, sexual.

Kanjuro se acercó al Joven Amo y se sentó a su lado.

—¿Y qué quiere que haga mi señor como su amante? —coronó su atrevimiento teatral una sonrisa afable.

Los ojos del niño chispearon como fuegos artificiales. Emocionado, se transformó en un pequeño dragón rosado y se acomodó en el regazo de Kanjuro. El pelirrojo lo acarició en el lomo. Momonosuke no podía controlar su poder ni decidir cuando transformarse siempre. A veces, cuando tenía mucho miedo se volvía dragón. Ahora, jubiloso por recibir mimos, descubrió que su gran entusiasmo no solo le hacía sentir cosquillas en el estómago. Era la primera vez que se sentía tan extraño sobre el regazo de Kanjuro. Y por unos instantes se olvidó de Orobin.

Kimono RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora