Capítulo 1.

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Sentado en aquella mesa cerca de la gran ventana del café, no paraba de dejar de observar detenidamente cómo pequeñas gotas de agua caían sin césar del cielo, y como algunos la evitaban debajo de locales con cornizas, esperando pacientemente porqué cesará un poco, o terminará, o simplemente sacaban sus paraguas y continuaban su andar.

Como si fuera poco, hacía algo de frío. Estoy completamente seguro que si no fuera por los guantes y aquella chaqueta térmica, fuera uno de los que estuviera titiritando en esta cafetería.

— ¿Evan no?. — Regresando de mis pensamientos, volteó hacia la camarera asintiendo, a lo que con una gran sonrisa va dejando mi pedido en la mesa.

— ¿Algo más? — Dijo mostrando un poco de su escote con una sonrisa coqueta a mi dirección, fingí no notarlo.

— No, muchas gracias.

Vi como su ceño se fruncia, y con la bandeja en manos, se marchó.
Volví a retomar la lectura que dejé minutos atrás, cuando la campanilla anunciando la entrada de otra persona más al local tomó toda mi atención. Mientras con la otra mano le daba un sorbo a mi café.

Bien merecido tengo este descanso joder.

Mis ojos ojeaban cada línea plasmada del libro logrando sin darme cuenta sumergirme en la historia. Joder, ¿cómo es posible que el cadáver de su mujer esté oculto bajo un árbol por tantos años y no lo sepa su ex-esposo?, hasta yo lo veo sospechoso para la investigación.

Un carraspeo un poco fuerte me interrumpió, trayendome de regreso a la realidad. Bufé, realmente ser interrumpido en un buen capítulo no era algo de mi agrado.

—Disculpa, no quise interrumpirte en tu lectura, la verdad se que es molesto. Pero no tengo donde más sentarme, casi todos los asientos estan ocupados por alguien más o llenos, y me preguntaba s-si yo ¿podría sentarme aquí?, si no te molesta — hablo un poco rápido, pero logre entenderle.
Fije mi mirada en ella más tiempo del normal. Ahora que la tenía un poco más cerca

no lograba mirar el color de sus ojos, puesto que su mirada estaba fija en su par de botas para el invierno negras, mientras algunos mechones pelirrojos rebeldes cubrían sus mejillas algo rojizas por el frío, suponía.

—Ya veo que no, g-gracias de igual forma, mejor voy a casa —acomodó un poco su suéter hasta llevarlo a la palma de sus manos, dejando sus dedos, fuera. Estaba cerca de marcharse.

¿Eres imbecil o que hombre?, reacciona deja de verla como un tonto ¡que se te va!

Tomé delicadamente su mano, logrando nuevamente su atención hacía mí

—Realmente, compartir asiento no es algo que precisamente me molesté, lamento que eso pensarás —sonreí, aún sin soltar mi mano de su muñeca.

Nerviosa y ruborizada. Asintió, y solté su mano, mientras dejaba encima de la mesa unos auriculares violetas, con un Ipod, se sento; cabizbaja mirando el pequeño menú con los especiales.

Yo intentaba no mirarla, mi intención no era incomodar o intimidarla, quería retomar incluso mi capítulo donde lo había dejado, pero con aquella pelirroja que robó mi atención desde que piso el local y sentada frente a mí, digamos que no era tan sencillo.

Inconscientemente miraba sus gestos mientras hacía algo tan sencillo como leer un menú

Llámenme loco, pero tenía esa manía.

Miró hacia los lados y levantó la mano al aire para llamar la atención de alguien para que tomará su orden, siendo a su vez ignorada por estos. Mientras iban y venían sin cesar de un lado a otro con pedidos para otras mesas.
Bufo y acomodó un mechón rebelde tras su oreja, mirando un rato hacia la ventanas.

—Da igual, donde sea que vayas siempre será así, serás invisible, ¿que esperabas? —balbuceo bajó para si misma, como si ésta no quisiera que yo le entendiera, pero le había escuchado perfectamente.

Me levante caminando decidido hacia el mostrador, donde la misma chica de hace unos minutos reía junto a su compañera.

—Disculpen, ¿se encuentran trabajando no? — Al escucharme abrieron sus ojos como platos y asintieron rápidamente

—Hace unos segundos alguien de mi mesa intentó pedir una orden, y no veo a ninguna de ustedes dos tomándola. Por lo visto la conversación está muy interesante, la mía con su jefe más ante tanta incompetencia, así qué si no es molestia pará ustedes, quiero un chocolate caliente y dos donas de éstas. — señale la cartilla con la dona correspondiente y dejándolas con la palabra en la boca, retomé mi asiento.

—No debiste hacer e-eso
—entonces si no era yo, ¿quien?. Se supone que les pagan por trabajar y en sus respectivos horarios libres charlar lo que necesiten. —Cerré mi libro, y lo guarde en el maletín
Ya estaba cabreado, hablaría de esto con Mel

—gracias — Dijo antes que la camarera llegará con el pedido a la mesa, ofreciendo una disculpa por su desliz en horas laborales. Con un asentamiento por parte de ambos se marchó

noté cómo su mirada recaía ante el pedido, un tanto ¿asombrada?.

—¿Como sabías que esto pediría? — sus ojos conectaron con los míos, solo en ese momento pude notar el color de estos. Un zafiro intenso increíble. Me vi completamente hipnotizado ante estos, tanto así. Que solo reaccioné nuevamente cuando su mirada recayó hacia otro lugar de la cafetería, ruborizada

—simplemente, te presté atención.

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¡Adorados lectores!
Los capítulos se encuentran en EDICIÓN, se ha mejorado la sinopsis y este cap, ya próximamente iré mejorando los demás. Paciencia, XOXO.

La chica de los auriculares violetas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora