El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)

XXXIII

Namjoon tuvo que pasar dos días encerrado en su habitación luego de tener que suspender la cena con Eun Soo a mitad del plato fuerte. 

El definitivamente pasó una noche de perros. 

Sudando en medio de la desnudez y de una maldita erección tan dura como una roca, el hombre no tuvo más opción que recurrir a masturbarse de manera frenética, ignorando los llamados de la mujer en la puerta como un intento de auxilio.

No pudo. Simplemente no pudo abrirle. 

En el fondo, y sin explicación alguna, tampoco quiso. Demasiado mareado para soportar la presencia de Eun Soo, cerca de la madrugada su cuerpo exhausto cayó inconsciente en medio de las sábanas frías del hotel. 

A pesar de sus intentos por mitigar los rezagos del celo, su cuerpo jamás consiguió alivio. 

Por ello, tuvo que recluirse dos días seguidos en la habitación del hotel, pidiendo constantemente comida a servicio y tomando grandes siestas que jamás menguaron el cansancio corporal, pero que le dieron la energía suficiente para abandonar su aislamiento y hacer frente a la realidad, a la isla Jeju. A Eun Soo aceptando sus disculpas e invitándolo al ensayo de la primera jornada del evento.

Después de un cuestionario pequeño sobre su estado, la omega pareció conforme con sus respuestas, a pesar de la notoria palidez de su piel y las ojeras bajo sus ojos.

Y allí está. 

El alfa se encuentra en un espacio público cerca a la playa del hotel, sentado en una de las sillas perfectamente dispuestas para el show. Hay un escenario montado al frente, con una gran pasarela y grandes telas blancas que funcionan como adorno y que parecen armonizarse con la arena blanca, el mar azul y las palmeras verdes. Eun Soo está moviéndose de un lado a otro, arreglando vestuarios, poniendo alfileres, regañando modelos y portándose profesionalmente. 

Se ve segura, a Namjoon le aterra encontrar el cambio de su carácter a lo largo de los años. La Eun Soo que está acomodando vestidos, arreglando telas y reprochando el aumento de peso de algunas de las modelos es diferente a la que alguna vez conoció. El alfa aún recuerda lo nerviosa que estaba cuando tuvo su primera pasarela, el temor que la invadió, lo pequeña que lució presentando la colección y recibiendo aplausos por su trabajo.

Su presencia es olvidada en medio del alboroto, de las modelos dando su mejor esfuerzo en la coreografía y del sonido de las olas chocando contra las rocas de la costa. 

Eun Soo parece olvidarse de que está allí, que aceptó el viaje por ella, por su compañía, por la estúpida posibilidad de volver a intentarlo. La tristeza lo invade en medio del clima cálido, de la vista preciosa del mar y de las majestuosas mujeres esbeltas que mecen sus caderas de manera sutil frente a sus ojos. 

Hay un sentimiento de desesperanza albergándose en su pecho, como un lamento triste de derrota que le resulta diferente a los demás, ajeno. Namjoon lo aleja con amargura, asumiendo que su celo doloroso ha dejado huellas en él que aún se siguen atenuando.

Al final de la jornada, cuando el cielo se torna naranja y mucho más oscuro, ella parece acordarse de él. Su sonrisa es agotada cuando el ensayo se acaba y retorna a su lado con pasos suaves en medio de la arena. 

No es la misma, Namjoon están tan herido cuando el hecho se torna mucho más tangible en sus manos. Se niega a aceptarlo, esforzándose por hacer encajar las posibilidades.

No puede.

El modo en que ella lo invita a cenar y se ofrece a pagar la comida, lo hace sentir pesado, terriblemente adolorido. Eun Soo no lo necesita, pero tampoco lo quiere a su lado. Lo sabe por el modo en que los ojos ajenos se clavan en los suyos con comprensión, amabilidad, afecto, pero nunca con amor. Claro que hay reciprocidad, pero no en la misma magnitud.