Capítulo 3

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Los preparativos estaban listos. La felicidad había abandonado el aire que envolvía a la familia recién reunida, ahora solo había paso para los ruegos y plegarias, todos rezaban porque Meliodas y Hime cumplieran su misión, por el bien del mundo como lo conocían así debía ser. La protagonista sabía que sólo con desearlo no se haría realidad, después de tantos años debería volver a luchar por las personas que amaba, la aterraba el hecho de perder la felicidad que tanto le había costado alcanzar, aún así se negó a sí mismo pensar en la posibilidad de que fallarían, Meliodas siempre encontraba el modo y ella también lo haría.

En las afueras de Camelot un grupo pequeño de personas se encontraba charlando, o más bien despidiendo a sus héroes, esperando que una vez ás los salvaran a todos. Era demasiado temprano, todos los niños dormían plácidamente, los pájaros entonaban una agradable melodía y el sol recién salía, bañándolos a todos en la clara luz de la mañana.

-¿Estas seguro de que no quieres que te acompañe? -cuestinó Ban a su mejor amigo.

-Te necesito aquí -respondió el rubio con una sonrisa -. Me llevo a Hime porque la necesito, sino la dejaba aquí también. Protege a los niños -le pidió.

-Dejámelo a mi -lo abrazó -. Si fallas me quedaré con el título de "Capitán".

-No fallaremos, Ban -pronunció una tercera voz a sus espaldas, ambos se giraron para encontrarla con una sornisa. Hime mantenía sus manos tomadas en su espalda y se encontraba ligeramente inclinada hacia delante -. ¿Recuerdas? -preguntó para dar una vuelta en el lugar -. Si quiero puedo volar.

Ban y Meliodas hecharon a reír ganándose una mirada molesta por parte de la chica. Ella solía decir eso desde que llegó al Boart Hot hace más de 10 años. El rubio recordó que esa frase comenzó su inexplicable atracción hacia su esposa. Una sonrisa melancólica apareció en sus labios, sus esmeraldas verdes se cristalizaron ligeramente, una serie de recuerdos llegó de repente.

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Observó incrédulo como aquella humana no pareció vacilar ni darle la espalda a Zeldris. Se mantenía en pie, frente a él, sin apartar la mirada ni desviar la vista, cosa que claramente irritaba a su hermano. Moriría, esa chica algún día moriría por su espíritu inquebrantable, a veces uno debe saber que puede enfrentar.

Después de pensar todo eso en tan sólo una milésima segundo, Meliodas se movió velozmente para detener el ataque del pelinegro sobre la joven de aquella pobre aldea. Logrando llegar a tiempo una cortina de humo se expandió a su alrededor. El bullio y la desesperación de todos por salvarse no impidió que fijara sus ojos sobre ella, cuando la chica hubo alzado la vista sus miradas chocaron. Él le dedicó una sornisa sincera al ver la expresión de esperanza en su rostro, en el brillo peculiar de sus luceros violetas.

-Sate sate sate -canturreó tras examinarla por completo. Se fijó en sus largos cabellos azules, en esa piel tersa y blanca que seguramente era tan cálida como su sonrisa -, si que eres valiente.

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-Tu turno- el rubio soltó sus mano y se sentó en la arena. Tras mostrarle la forma correcta de lanzar la pierda era turno se ella de demostrar su valia. Hime lo miró curiosa, no le quedó más remedio que sonreír a la par del pecado. Luego buscó por todos lados otra roca, miro duduosa el océano y la lanzó, haciendo que rebotara dos o tres veces- Ves? Siempre s empieza por uno

La chica se tomó la molestia y el tiempo de mirarlo con dulzura. No se podía creer que su gran héroe estuviera frente a ella. Por su parte, él encontró una sornisa tan pura como la de su Elizabeth, ahí bajo la luz naranja del atardecer aquellos ojos y aquella sonrisa lo embobaron.

-¿Sabes? -la peliazul se agachó y buscó más piedresillas, se había vuelto adictivo ahora que ya podía hacerlo bien -. Cuando yo era niña me aterraba la idea de ser normal -se giro y guardó silencio durante unos minutos -, no entiendía el por qué todos parecían ser felices así... porque yo quería destacar -lanzó la roca, está vez alcanzando cuatro saltos -. ¡¡¡Lo he logrado!!!

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2021 ⏰

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El regreso de la MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora