45 Días "SaintZee"

Capítulo 4

Al llegar a la construcción, era un edificio hermosamente alto que ya solo faltaban 40 días para que lo dieran por finalizado.

A penas íbamos entrando, cuando ya me había tropezado, esta vez sí pensé que caería, pero ese pensamiento se disipó cuando me sorprendió una mano que tiró con fuerza de mí.

Y… sí, terminamos en la posición en la que nos conocimos, pero esta vez fue diferente, en aquel momento creí que él me besaría, ahora soy yo quien se muere por besar sus labios y… no sé tal vez… darle una mordida.

Este hombre es una maldita tentación.

Cuando al fin me decidí a besarlo, él me interrumpió, porque me dijo:

- Mis asistentes anteriores fueron despedidas por incompetentes. ¿Crees que tú seas despedido por torpe?

- Ve. Esas son las cosas que están mal en la oficina, usted debe aprender a controlar su temperamento.

- Olvídalo. ¡Serás despedido por tener la boca muy grande!

Sentí que toda mi cara se calentó, estaba tan avergonzado por lo que había dicho.

Pero ¿En que estaba pensando? Él ni siquiera me ha dado confianza para hablarle de esa manera. ¡Maldita sea, yo y mi gran boca!

- Buen día Director Pruk. Bienvenido, permítame mostrarle en lo que hemos avanzado para esta semana.

- Arquitecto, buen día. Le presento a mi asistente, Saint.

- ¿Es un hombre?

- ¿Algún problema con eso?

- No, para nada, solo me sorprendió. ¿Ya pagaste el taxi?

- Saint llegó aquí conmigo. Pero no estamos aquí para hablar de eso ¿cierto?

- Buenos días, Saint.

- Buen día, Arquitecto, es un placer.

El arquitecto, nos llevó por el edificio, mostrándole al Director cada avance, que al parecer iba todo según el tiempo planeado, no tenía ni un solo día de retraso. Cuando salimos de ahí.

El Director me llevó a almorzar, pues sin darnos cuenta, la hora de comer había pasado.

Sin embargo, no encontramos ningún lugar que vendiera almuerzos a esa hora, así que le dije a él que yo tenía comida en casa, solo para calentar en microondas, para que pudiéramos comer.

Realmente no sé por qué dije eso, pero él decidió aceptar mi invitación.

- Wow, Saint. ¡Tu departamento está muy limpio!

- Gracias. Casi no paso tiempo aquí, así que es muy difícil que yo ensucie este lugar.

- Entonces solo vienes a dormir.

- No. Vengo a cenar y a dormir.

- Si no funcionas como asistente, al menos te daré una recomendación para el circo, eh.

No pude evitar reírme, pues él, sin saberlo, tiene mucho sentido del humor. Puse la comida en la mesa para que ambos comiéramos.

No dijimos ni una sola palabra, pero de cierta manera y sin ser obvio, pude sentir su mirada sobre mí.

Cuando terminamos levanté la mesa y me fui a lavar los platos, le dije que me esperara mientras terminaba y así nos íbamos de regreso a la oficina. Él se acercó a mí en la cocina, me agarró del hombro, para girar mi cuerpo en su dirección y me dijo:

- ¿No has visto la hora? Si vamos ahora a la oficina, será solo para decir adiós a las empleadas.

En ese momento me di cuenta de la hora y que ya había terminado el tiempo laboral.

- ¿Irá a la oficina?

- No. Iré directamente a casa, después que te ayude a limpiar claro.

Traté de evitarlo, pues él está acostumbrado a que todo lo hacen en su lugar. Y estuve tratando de evitar que ensuciara su fino traje.

Pero, solo logré enojarlo, porque me empujó contra la pared del corredor y me dijo:

- ¿Acaso crees que no puedo hacer nada por mí mismo, Saint?

- Yo… Yo… Yo…

Estaba cerca otra vez, y yo solo podía pensar en mis fuertes deseos por probar sus labios, quería robarle un beso y conocer de una vez, a que sabe su boca. En ese momento, perdí el control de mí mismo, y lentamente me acerqué a él, quién a paso que yo daba, era un paso que retrocedía. Hasta que su espalda se encontró con la otra pared.

- Saint, ¿qué haces?

No respondí, porque tenía un objetivo en mente…