[veintiseis]

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Abrió los ojos lentamente, despertando de su primera noche sin absolutamente ninguna pesadilla desde hace mucho tiempo, para encontrarse con los de Yunho, que lo observaba con una sonrisa. Sus rostros estaban muy cerca el uno del otro y, de alguna forma, Yeosang había terminado apoyado en el pecho del contrario con los brazos de este rodeando su cuerpo. Aquella escena le resultaba adorablemente encantadora, pero también vergonzosa.

- Buenos días, pequeño. ¿Puedo llamarte pequeño? Lo estuve pensando mientras dormías. ¿Te importaría si te llamara así?

- Pu-puedes llamarme como quieras - bajó la mirada pero al hacerlo la dirigía a sus manos apoyadas en el pecho del mayor, así que prefirió volver a mirarlo a él a la cara.

- ¿Pequeño? ¿Precioso? ¿Tesoro? ¿Mi pequeño precioso tesoro? ¿Mi precioso tesoro?

- ¿Por qué tesoro? Entiendo lo de pequeño porque soy más bajo que tú y menor por meses, ¿pero tesoro?

- Porque eres un tesoro. ¿No te has dado cuenta? - apartó un mechón de su pelo - Estás lleno de sorpresas y, cuando te encontré, trajiste felicidad a mi vida. Te saquearon pero voy a reponerte moneda por moneda. Aunque una vez que algo se rompe nunca puede arreglarse del todo, mucho menos las personas, como tazas de porcelana. A pesar de eso voy a intentar arreglarte lo máximo posible. 

- ¿Por qué eres tan bueno conmigo?

- ¿Por qué siempre preguntas eso?

- Sigo sin encontrarle explicación. Sigo sin creerme que una persona pueda ser tan buena.

- No soy perfecto, tengo mis cosas. Ya te conté anoche. Pero deberías saber ya la respuesta a esa pregunta.

- ¿Cuál?

- Porque te quiero. Aunque tu no me quieras, yo te quiero.

- Ayer mientras estabas borracho en el coche dijiste lo mismo.

- ¿Qué dije?

- Que la mayoría del tiempo te culpas a ti por quererme pero hay algunas que me culpas a mi por no quererte.

- No debí decir eso. No lo tengas en cuenta, estaba borracho. Lo siento - le besó la frente.

Yeosang cerró los ojos. Era fácil, sencillo. Lo único que tenía que hacer era desmentirlo. Era mirarlo a los ojos y decirle que estaba equivocado, que él también lo quería, que no estaba preparado para una relación pero que no podía evitar amarlo. Lo miró a los ojos, a esos ojos castaños que lo volvían loco. Su corazón comenzó a latir con más fuerza y casi se le sale por la boca cuando la abrió para hablar, decidido a decirlo. Pero la cerró en seguida. No pudo hacerlo. Algo lo detuvo y no sabía que era. No era miedo a ser rechazado porque no lo sería. Yunho le estaba diciendo que le amaba. ¿A qué tenía miedo?

- ¿Estás bien?

- Lo siento - Yeosang volvió a bajar la mirada. Se disculpaba por no poder decirle lo que sentía pero el alto no lo percibió de esa forma. Iba a hablar pero el menor se le adelantó - Siento ser egoísta pero tengo que pedirte algo.

- Claro, lo que sea.

- Es muy egoísta. Muy, muy egoísta.

- Da igual. A veces tenemos que serlo por nuestro propio bien. El egoísmo, en su justa medida, es bueno.

El rubio lo miró a los ojos - Me gusta como estamos. Me gusta como me tratas y no me tratarías así si yo no te gustara. Así que no quiero que te sientas mal por quererme. Me gusta y me alegra que me quieras. Por favor, sigue queriéndome.

Yunho sonrió y asintió - Si me lo pides tú, supongo que no podré dejar de hacerlo nunca.

- ¿De veras? ¿Me querrás siempre?

My Precious Treasure: Why so shy? [YUNSANG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora