único

286 58 16
                                    


"no hay nada más mierda que las nubes", eso piensa ChangKyun constantemente al ver el cielo llena de estas, haciendo notar la próxima llegada del invierno.

ChangKyun se encontraba caminando de regreso a su departamento en el centro de Daegu, cuando de pronto un chico de pelinegro, un poco más alto decidió que no había nada mejor que darse vuelta al escuchar un ladrido eufórico, encontrándose un canino corriendo en su dirección yendo tras un gato, haciendo que inmediatamente el animal lo desestabilizara, logrando que el chico chocara contra su pecho logrando que los dos cayeran, era un día nublado y horrible, perfecto para caerse.

el chico se levantó y rápidamente le extendió la mano para ayudarle pero ChangKyun con un humor de perros, la rechazó.

— lo siento, no fue mi intención —expresó el pelinegro sonrojado mientras hacía una pequeña reverencia en señal de arrepentimiento, sin embargo ChangKyun, listo para confeccionarle un muñeco vudú, optó por darle una penetrante mirada que si pudiese matar el pobre chico estaría nadando en el núcleo de la tierra.

dos semanas habían pasado de aquel desafortunado acontecimiento y JooHeon seguía arrepentido por producir tal accidente, estaba seguro que ese chico de cabello castaño era un ángel caído del cielo, parecía que su rostro fue esculpido por los mismísimos dioses.

salió de su departamento con grandes deseos de volver a verlo, de camino a la universidad decidió pasar a una cafetería, no había desayunado así que compró un té y un un pastelito más caro que su existencia, pero que era sin dudar el más delicioso.

el pronóstico ese día era nublado. horribles y odiosas nubes esponjosas que solo estorbaban en el cielo. y no dejaban ser a ChangKyun feliz.

JooHeon llegó tarde a su primera clase y no lo dejaron entrar, pues cuando estaba en la entrada de la universidad alguien chocó contra él y su costoso pastelito cayó lenta y torturosamente al suelo, pensarán que eso fue lo peor, pero lamentablemente al agacharse a recogerlo alguien pasó corriendo y lo empujó, logrando que su tecito también cayera. que día.

todo eso gracias a cierto castaño que pasaba por ahí y que al percatarse de dónde estaba el pelinegro recordó el empujón de hace dos semanas y corrió decidido a darle una pequeña venganza que planeó durante la semana al enterarse que el chico iba en su misma universidad, porque sí, Im ChangKyun era una mente malvada muy recorosa que odia las nubes, y JooHeon se ve como el estúpido chico que las ama. en fin, todo era culpa de las nubes.

el tiempo corrió y otra semana pasó nuevamente. era un día gris, lleno de horribles y mugrosas nubes oscuras indicando una próxima maldita lluvia, porque a ChangKyun no le bastaba con odiar solo las nubes si no también la lluvia, fría y mojada lluvia, ¿a quién le gustaría tal barbaridad?. pues a él no.

y como si la vida estuviera en su contra, ese mismo día los dos chicos con sus preciados té y café en la mano de cada uno volvieron a chocar, a las siete y media de la mañana y que terminarían derramando en el cuerpo contrario.

— ¡hey!

— ¡maldita sea! —gritaron ambos chicos al unísono mirándose como si sus miradas tuvieran láser.

— ¿qué no sabes hacer otra cosa más que andar por ahí chocando con la gente? —preguntó el castaño ya cabreado de la situación y del chico. ahora tendría que ir al baño para limpiarse, su ropa era completamente negra pero eso no quitaba que estuviera todo mojado y en un rato, pegajoso. estaba seguro este chico debe ser el jodido hombre más torpe de Daegu.

— ¿qué mierda?, la semana pasada fuiste tú el que me chocó, imbécil. —respondió molesto el más alto. aunque quería volver a ver al antipático cara de pocos amigos, jamás pensó que de verdad lo volvería a hacer y mucho menos en una situación así.

ChangKyun no respondió palabra alguna y rápidamente caminó molesto y muy exasperado al baño con un JooHeon siguiéndolo avergonzado, sintiéndose pequeño debido a la tensión y el enojo que había en el aire, lamentablemente iban al mismo lugar.
al entrar y pasar cinco minutos de evidente fracaso al limpiar sus poleras, JooHeon volvió a hablar.

— siento lo de la primera vez, me asusté por el ladrido y al girarme no pensé que fuera a pasar sobre mí, en verdad no fue mi intención —ChangKyun al notar lo arrepentido que se encontraba su acompañante se abofeteó mentalmente por haber sido tan pesado con el bonito chico.

— yo también lo siento, no debí empujarte de vuelta.—respondió mirando directamente a JooHeon, que con ojitos brillantes asintió en señal de aceptación para sus disculpas.

— ChangKyun —el más bajo extendió la mano y el mayor la tomó sin duda

— JooHeon —respondió al instante, feliz de al fin saber el nombre de aquel precioso chico castaño.

— te invito un té —le ofreció con una voz grave que enamoró a JooHeon, esperaba ansiosamente que el pelinegro le respondiera positivamente. el chico parecía fácil de convencer, seguro el ya odiaba los días nublados, pues solo habían ocurrido desgracias en los últimos días asi.

— solo si aceptas tener una cita conmigo —respondió finalmente el pelinegro, obteniendo un vago pero tímido asentimiento y la sonrisa más preciosa que había visto en sus cortos años de vida, vaya que era lindo el chico cara de pocos amigos.

pronto comenzaron a pasar juntos todos los días nublados y para que mentir, todos los días.

quizás, solo quizás de ahora en adelante los días nublados no serían tan malos.


kumo. › jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora