Desesperación

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Me quedé con la mirada fija sobre mis piernas cubiertas de una sábana peculiar mente blanca sin decir nada, me invade la conciencia de no poder decir nada porque pensarán que estaré loca, o tendré un problema que probablemente ellos dirán que es grave, y no me van a creer nunca.

Él, todavía estaba leyendo y tomando notas en su carpeta, lo miraba fijamente intentando descifrar que estaba escribiendo tanto, y con mucho detenimiento en aquella hoja, me resultó difícil saber que estaba haciendo realmente, todo se quedó en silencio total, era una incomodidad bastante obvia para mí, ya quería salir de allí o simplemente que alguien abriera la puerta para romper el ambiente denso que se formaba en la habitación de tonos cálidos y demaciado blanco para mí perspectiva, en cada minuto tronaba mis dedos y recogía mi cabello en la parte de atrás de la oreja, creo que siempre fué una forma para aliviar mis nervios o mi ansiedad que me invadía. Veía el monitor de los pulsaciones y estaban muy alterados, se veían por el toque incesante de arriba y hacia abajo, como un bucle.

A la vez mi mente estaba totalmente en blanco, con solo una pregunta <<¿Enserio me tengo que ir?>>, rondaba una y otra vez, no lo creo justo para mí, necesito tiempo, necesito espacio para saber que sucede en esa casa, que secretos tiene, cuantas pistas tiene, y lo más importante, <<¿Lograré conseguirlo? ¿Lograré descifrarlo?>>, eso es lo que pensaba en mi cabeza, sentía que los minutos eran horas pensando lo mismo, necesitaba decir algo, una escusa, algo que pueda hacer, pero no tenía nada que decir, que contradecir en las palabras de un doctor, ni las de mi madre, necesito correr contra el tiempo, necesito una opción...

-Doctor ¿Me puede traer un vaso de agua?- Pregunté casi tartamudeando, quería romper esa tensión de alguna manera o otra- Pensé.

-Oh, claro, no hay problema, ¿Quiere algo más?- Respondió apartando la mirada de la carpeta y dejándola en una pequeña mesa cerca de la camilla.-

-No gracias, solo el vaso- Respondí con la mirada y profundisada en mis pensamientos.-

Buscó el vaso de agua cerca de otra mesa más pequeña pero un poco lejos de el monitor, y sirvió previamente para llegar hasta a mí.

-Tome, Sra Merriam.-

-Gracias, disculpe la molestia y por interrumpirlo- Agradecí y asentí con la cabeza, para agarrar el vaso con las dos mano para proceder a tomar unos pocos sorbos.-

-Y cuenteme, la veo muy pensativa y callada, bastante distinta para mí parecer, porque por lo que ví cuando llegué se alteró un poco ¿No es así Sra. Merrian?- Añadió para sentarse en el pequeño sofá al lado de mi camilla.-

-Si es verdad, estoy distinta, digamos que estoy un poco pensativa en estos momentos, solo eso. Le tengo ahora yo una pregunta ¿Qué le dijo a mi madre allá afuera? se tardaron un poco por lo que veo- Argumenté dejando el vaso en la mesa, y con un tono de voz un poco distinta de lo normal.-

-Sra Merri...

-Por favor, dígame sólo Merriam.- Interrumpí.

-Claro, Merrian, creo que no podré darle detalles, ya que sólo es una información de doctor a una persona adulta, es una información que no se la podré dar yo, podría preguntarle a su madre cuando regrese, solo le puedo decir que su madre debe agarrar mi consejo como profesional y especialista en el tema- Habló mientras se levantaba para luego agarrar la carpeta con las dos manos en la altura de su cintura, al lado de mi.-

Yo soy el SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora