Capítulo 2: La habitación silenciosa

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—...

El silencio reinaba en aquel cuarto alejado de la escalera y, por lo tanto, del comedor.

En medio de la ventana, el joven Siralpa, se había quedado mirando hacia el oeste...

—Un gran muro de barro... —Dijo mientras observaba aquella estructura de altura considerable que rodeaba la parte exterior del poblado.

Kunturani estaba a los pies de una montaña de unos cinco picos bastante empinados del lado oriental y un pico alto que no estaba empinado del lado occidental, en las laderas de este pico se había construido la ciudad-fortaleza de Kunturani.

—El muro del este... está hecho de piedra sin labrar... parece que a más subes la montaña, más elaborado está el muro...

Siralpa no parecía estar contento, en su lugar, se quedó mirando el horizonte hacia la puesta de sol.

Mientras tanto, abajo, las voces preguntando por la identidad del joven aumentaban. Por lo general, en los torneos de este estilo, al ser pocos quienes lograban usar su energía interna para incrementar sus capacidades de lucha, era normal que quienes lo lograban se conocieran de una u otra forma. Pero nadie conocía a Siralpa, el joven de pelo revoltoso que había subido a la habitación.

—¿Es que nadie sabe nada de ese tipo? —Preguntó uno.

—Sira... Sira... Sira... —Pensaba otro: —No es un nombre común.

—Su nombre es Siralpa, no Sira, recuerda.

—¿Su ropa es de algún lugar en particular?

—No, es una ropa común.

—Casera, ¡usted debe saber algo!

—A mi no me miren, no lo sé, ni me interesa.

—Ahhhh.

—...

El bullicio inicial lentamente se había calmado. De repente, el único ruido era el de la casera lavando los vasos.

—Sira... Alpa... —Susurró una voz bastante aguda de una niña tímida sentada en el fondo.

La niña tenía el pelo hasta los hombros y andaba despeinada, destacaba en el sitio, pues su estatura la hacía parecer menor a los 10 años, siendo, probablemente, la menor de todo el lugar.

—¿Sira no es como se pronuncia "Jila" en el oeste?

—...

En un momento, la chica tímida se había vuelto el centro de atención de todos.

La persona sentada en frente de ella, una chica bastante bella, con una altura mayor a la común y una figura desarrollada, respondió: —¡Alpa es también una pronunciación del oeste!

—¿Pero su nombre es Siralpa no?

El joven había sido rápidamente interrumpido por la chica tímida: —En en oeste... acostumbran a unir el apellido al nombre, en una palabra.

—...

—Eso... tiene sentido...

Hace bastante existía un imperio en el oeste, el Imperio de Chaw. Un imperio que no solo abarcaba las cuatro regiones, sino que también tenía control de las tierras costeñas al sur, llamadas también "el Qutasuyu" o "el reino del agua" por los locales. Era común también encontrar ruinas de Chaw incluso en la selva profunda del norte donde vivían los pueblos bárbaros de hombres-mono.

Chaw, era tan grande, que su caída fue tanto traumática como inexplicable. La anarquía se apoderó de su centro político, mientras los reinos periféricos se independizaron y rápidamente tomaron posesión sobre las antiguas provincias del imperio.

El reino de las cuatro regionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora