Capítulo 24

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H A N N A H

—Y así es como resolvemos esta ecuación, encontrando el valor de la equis —finalizó la clase del profesor de matemáticas. El timbre sonó minutos después, anunciando la salida.

Qué aburrido empezar el primer día con matemáticas.
Y eso no es lo peor de todo. Me cambiaron de aula y ahora estoy lejos de Olivia y Elena. ¡Genial!
Al parecer a algún profesor le molestó nuestra junta y decidió separarnos, qué patético.

Salí enojada y frustrada del salón. Tenía muchas expectativas para este primer día, ¿por qué todo tiene que salir mal?

Igual voy a quejarme con mi mamá. Tanto, hasta que decida cambiarme.

Me encontré con las chicas en el pasillo y corrí hacia ellas.

—¿Alguna novedad?

—Nos tocó arte todo el día, ¿y a ti?

Abrí mi boca sorprendida. Si no me hubiesen cambiado de aula también hubiese empezado con una clase divertida. Espero que al que se haya quejado de nosotras le caiga shampoo en los ojos y le piquen muchos mosquitos.

—Pues... Yo vi matemáticas.

—Huuh —abucheó Elena—. Bueno, ¿te gustan las matemáticas, o no?

Fruncí el ceño.

—Elena, ¿a quién le gusta las matemáticas? —inquirí.

Ella se encogió de hombros: —Pensé que eras intelectual y toda la cosa.

Soy intelectual, no masoquista.

Ambas rieron.

—Hablamos con la profesora sobre el entrenamiento de esta tarde... es obligatorio —comentó Olivia.

Rayos.

—Qué mal, tenía planes con Jae —me lamenté, pero intenté pensar en un lado positivo—. No importa, lo podré ver mañana.

—Hannah, los entrenamientos son hasta el miércoles —añadió Elena.

—Bueno... Entonces el jueves.

—Hay taller esa tarde -agregó la rubia.

—El viernes.

—Junta estudiantil -recordó la castaña.

—¡No importa, entonces lo veré en la madrugada o la próxima maldita semana, pero quiero verlo y ya! —grité, cansada. Algunos estudiantes me vieron con curiosidad y sentí mi estómago revolverse ante la repentina atención.

—Señorita Hudson, su vocabulario —reprendió un profesor que pasaba por allí, bajé la cabeza avergonzada.

—Disculpe.

La gente volvió a lo suyo pero hubo más silencio de lo normal, sentí que muchos hablaban de mí y eso no me agradó en lo absoluto. Jamás había pasado por algo así y sólo puedo decir que los sentimientos que te causan son totalmente desagradables.

—¿Salimos a tomar algo? —propuso Olivia después de un momento, rompiendo el incómodo silencio.

—No. Yo... iré a casa a descansar. Nos vemos en la tarde chicas —me despedí y me dirigí a la salida para llamar a mi papá.

Sabía que tenían intenciones de hacerme sentir mejor, pero prefería ir a casa para pensar.

No ha sido una buena mañana en lo absoluto.

[...]

—Recuerda lavar los platos —informó mi madre después de almorzar. Asentí y obedecí.

❝Cada Día❞ [Jaeden Martell.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora