Yoongi cree que en el amor se encuentra una extraña forma de complicidad. Hay una sonrisa y luego un beso, palabras no dichas; pero al mismo tiempo, una conexión que incluso parece mágica.
Es como un cuento de hadas; pero en su caso, demasiado mágico, como para ser totalmente perfecto.
Son cinco pasos los que los separan de la gran puerta de la casa y sus brazos enredados entre sí no hacen más que dificultar su camino. Intentan no reír, mientras escapan del lugar en silencio. Sus pisadas son suaves y los bolsos sobre sus hombros se sienten ligeros.
Es una aventura de una sola mañana, y ambos se sienten como niños en medio de una travesura con miedo a ser atrapados. Yoongi pega una nota en la puerta de Namjoon, un corto:
"¡Estaremos de vuelta a medio día.
Xx!"
Nada más de lo necesario, para evitar futuros mensajes no leídos en sus teléfonos apagados. Esa mañana es solo para ellos y nada más. Por más que sus ojos les pesan y sus horas de sueño no resultan suficientes; ambos planean aprovechar el día.
Toman un taxi en dirección al puerto mientras la madrugada azota el pequeño lugar. El cielo se halla en su punto máximo, totalmente oscuro, esperando eventualmente la salida del sol. Seokjin le da un ligero apretón a la mano contraria para llamar su atención, los ojos adormilados de Yoongi lucen adorables, adornados por un par de mechones azabaches cayendo sobre ellos. El menor se ve incluso más pequeño, envuelto en un gran hoodie negro. Y su pequeña sonrisa mientras se recuesta sobre el hombro contrario.
—¿Tienes sueño, Yoongichi?
—Prácticamente no dormimos. —El menor murmura suavemente, mientras cierra los ojos por un instante no muy largo—. Pero vale la pena, ¿verdad?
La madrugada los abraza y les da la bienvenida con una brisa gélida. Otoño y sus sorpresas avecinándose. El puerto está lleno de personas, incluso a pesar de la hora. Hay unas cuantas lanchas y barcos de pesca pequeños encallados en las orillas, hay redes por todas partes y murmullos del día que se avecina.
Es el inicio de una nueva temporada; pero todos aseguran que el sol brillara en su máxima potencia el resto del día.
Seokjin se maneja bien entre la multitud, hablando con uno de sus "contactos" que los ayudara el resto de la mañana. Yoongi lo observa a un costado, tambaleándose entre sus dos pies y cerrando ligeramente los ojos.
Cinco años atrás, el clima en Seúl era terrible y aun así ambos simplemente se besaron bajo una tormenta, dejando promesas caer junto con las gotas de lluvia. Fue el primer momento en el que Yoongi supo que había firmado una sentencia, con su corazón como premio. ¿En algún momento se rompería? ¿La lluvia dejaría de caer? O es que acaso, ¿la tempestad ya había cesado y ambos no se habían dado cuenta? Hace cinco años, un Yoongi de veinte años murmuro uno de sus primeros sí —el que, ante su corazón, se consagro como el más importante. Aunque pasaron los años y sucedieron cosas, a pesar de que la lluvia se convirtió en granizo por momentos. Él se aseguró de mantenerse firme en el mismo lugar, y de entregar cada palabra de cada una de sus promesas.
—¿Listo? —Seokjin pregunta mientras extiende su mano.
—Siempre.
El camino es sencillo, subir al bote es la parte que lo marea. Un pie y luego el segundo, acompañado por el constante miedo de caer. Los primeros minutos en movimiento son una tortura, pero Seokjin se encarga de acariciar su espalda con la sonrisa más tranquila que Yoongi alguna vez pudo jurar ver.
Es en algún momento no específico de la madrugada donde ambos caminan sin rumbo por el pequeño espacio, hasta que Seokjin se detiene y le pide al menor mantener los ojos abiertos.
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Tastes just like home. (ksj+myg)
Fanfiction( ksj ; myg) Hay algo bastante curioso sobre el amor, y es que, nada es lo mismo después de él. Una vez que llega, el tiempo se pausa, el mundo parece detenerse por un momento, para luego continuar con su rumbo. Yoongi lo sabe, el amor y la relativ...