Capitulo 52

26 4 0
                                    

Santiago.

Era de madrugada y yo venía de regreso de salir a trotar. Estaba completamente loco por haberlo hecho a esta hora. Pero me apetecía despegar la mente de tantas tonterías que tenía últimamente.

Había salido del apartamento en silencio, sin despertar a Jhon, que ya de por si estaba pasando una mala noche por culpa mía.

No quería seguir pensando en mis problemas. Mientras trotaba me caían algunas gotas, todavía el clima estaba como si fuera a llover.

El vigilante de la residencia me había mirado raro, cuando salí a hacer ejercicio a estas horas.

Yo solo le sonreí, ya de seguro me tenía tachado de loco.

Y si, lo era. Había cometido una locura hoy sin razón alguna. Lara estaba furiosa y con toda razón. Tenía que disculparme. No podía hacerles más la vida imposible a las personas a mi alrededor.

Esto lo estaba haciendo más por mi primo que por patito feo. Me sentía mal por Jhon y por Anastasia. Pero nunca por Lara. Ella ni se merecía mi lastima.

Entre otra vez a las residencias, estaba agotado. Tenía también que tomar en cuenta que llevaba dos noches sin dormir y mañana tocaba universidad.

Entre y me senté en el parque, un rato. Desde donde estaba sentado, vi una figura delgada... sentada en la moto de Lara. Me acerque un poco más para observar, era ella.

Quería regresar e irme de una vez al apartamento, pero mis pies hicieron todo lo contrario y caminaron hacia ella. Estaba teniendo otro impulso tonto de idiotez.

Estaba en pijama y tenía un sweater con capucha, tapándose de las pocas gotas de lluvia que caían.

Carraspee y ella volteo enseguida.

Se puso las manos en la cara y la froto un momento, después me volvió a mirar y su semblante cambio.

Se paro de la moto en seguida y se plantó frente de mí.

Esperaba lo peor, pero no dijo nada. Solo me miro.

Tenía el cabello suelto que caía en finas ondas por sus hombros, su cabello era de un color chocolate. Sus ojos estaban aún más claros. Su pijama mostraba un poco más de lo que ella solía mostrar, con una fina camiseta de tiras. Esta era una Lara, que nunca había visto. Un poco más femenina.

–No dirás nada? - pregunte.

–El que tiene que hablar es otro. - dijo y puso los ojos en blanco.

–No fue mi intención. - dije y no podía creer que esas palabras salieran de mi boca. - Bueno, es mentira. Si lo fue...- No había terminado de hablar y Lara se acercó y comenzó a pegarme en el pecho.

Pero no era fuerte, solo utilizaba un poco de fuerza. En seguida la tome de los brazos.

–Yo no sabía lo que hacía, no han sido días fáciles para mí, pero de verdad Lara. Soy un tonto. - dije.

Comenzaron a caer más gotas de agua y la lluvia se hizo aún más fuerte. Me sentía en una película. Donde una pareja peleaba y para ambientar el momento comenzaba a llover.

–No te perdono. - las gotas caían por su rostro, pude observar lo que era un avistamiento de su vulnerabilidad, pero era pequeño.

Me miro directamente a los ojos.

–De verdad lo siento, igual te debía ya la pintura de la moto. - dije.

–Crees que por solo pagar la pintura todo va a estar bien? ¿Crees que por decir solo lo siento y hacer como si no pasó nada toda ira bien? Pues no Santiago, bienvenido al mundo real donde hay más persona a parte de ti. - me apunto con el dedo. -  deja de ser tan egocéntrico y egoísta y por una sola vez fíjate si tus acciones pueden dañar a los demás.- dijo.

Me dejo sin habla todo lo que dijo.

–Que si te perdono? No Santiago, esto es la guerra. Para ti y para mi. - Dijo todo sin titubear. Con una firmeza que nunca había visto en ninguna otra mujer.

Lara podía ser de todo lo que me desagradaba, pero si algo no podía negar. Que muchos fueran queridos tener su valentía, firmeza y decisión para llevar todo sin mirar atrás.

–Suéltame. - dijo. Yo aún no había respondido a nada de lo que dijo. Ni me había fijado en que tan cerca la tenía.

La solté.

–Lo siento. - fue lo único que musito mi boca.

Las gotas caían encima de notros, estábamos empapados.

–No, ya sabes que no lo sientes. - dijo y camino en seguida otra vez a su hogar.

Dejándome solo, ahí parado. Viendo las gotas caer.  

Aléjate o déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora