Narra Rubén:
— Vas a fregar el piso, lavar todos y cada uno de los trastes de la cocina, limpiaras las ventanas, acomodaras todo mi cuarto y por último, pero menos importante, ayudaras a Akira a poner nuevas plantas en la parte de afuera de la mansión. — Joder, ya habíamos terminado los trabajos anteriores y nos venía con más que haceres.
— Pero, joven Samuel, ya puse plantas yo afue-. — Fue rápidamente callada.
— ¿Y?, ¿Acaso quieres que te de un premio?, si yo digo que pondrás más plantas, lo harás. — Dijo para voltear su silla viendo la ventana y los paisajes que esta ofrecía.
Bufé, este tipo no le podía decir eso a Akira solo por recordarle que ya había puesto plantas.
— Samuel, creo que esa no fue buena respuesta para lo que ella te dijo. — Voltee mirando de reojo a la alfa de al lado mío que tenía el ceño fruncido.
En el ambiente se podía oler las feromonas de Akira, canela.
— Me estas pidiendo a gritos que te deje más trabajo del que tienes, ¿No es así?. — Le hice señas a Akira para que salieramos al pasillo fuera de la oficina.
Los dos salímos, yo al último para finalizar con un portazo, girandome a ver la ventana que dejaba ver dentro de la Oficina de Samuel, viendo como este se agarraba la zona del corazón asustado y respirando fuerte.
Akira y yo nos reímos.
— Se lo tenía merecido. — Limpiaba el resto de lágrimas que quedaban en mi cara de aquella profunda risa.
— Y que lo digas, chaval. — Si se seguía riendo en esa magnitud, le iba a explotar un pulmón.
— Bueno, a trabajar, por cierto, ¿Y Nieves?. — Pregunte al recordar que ella era la encargada de la cocina.
— Ni idea, pero ya hay que irnos a trabajar, que si no nos distraímos platicando. — Finalizó la charla con unas cuantas palmadas en mi espalda.
Saque la mini lista, provisional, que hice donde decía todas y cada una de las cosas que debería hacer, acomodar la pieza de Samuel, iba a ser demasiado fácil, por lo que decidí dejarlo para al final.
— ¿Hueles eso?. —
Escuche preguntar a mi oso, que por cierto tenía rato que no lo oía.
— ¿Oler qué?. — Pregunte con un trapeador en mis manos.
— Huele a... Feromonas de omega. —
Se paro de su lugar y empezó a mover sus orejas, de una u otra forma, ansiosos.
— Pareces adolescente en plena pubertad, macho. — Bufé molesto, pues cuando intenté olfatear, no sentí nada.
— Quien se lo encuentre, se lo queda, Rubén. —
Regaño mi oso molesto, a lo que yo ignore poniendo música a todo volúmen en mis auriculares.
— ¿Seras cabrón?, estoy en tu mente, ¿Hola?, ¿Estoy hablando con un retrasado mental?. —
Mire a otro lado molesto.
— ¿Enserio vamos a pelear por tus estúpidos instintos animal?, ¿De verdad lo quieres así?. — Solté enojado, a lo que mi oso calló. — Gracias. — Susurre.
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• La Mascara Del Orgullo • RUBEGETTA • [En Pausa Y Edición]
FanficHabía llegado a una ciudad para poder seguir con mis estudios, claramente empecé a buscar trabajos, pero ninguno me aceptaba solo por el hecho de ser un alfa homosexual abiertamente, no me aceptan por ese hecho. Pero un día, acostado en mi cama, ví...