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1.

"Muy buenos días, jóvenes. Bienvenidos a este nuevo ciclo escolar.

Esperemos que se encuentren muy bien, que sus vacaciones hayan sido de mejor provecho y que ahora vengan con toda la actitud."

Cada año es lo mismo, nada cambia, ni amigos, ni rutina, ni nada de nada. ¿Cómo es que nada interesante sucede en esta maldita escuela?

Después de un "agradable" recibimiento, no demoran las advertencias; si no se hace lo que ordenan: reporte, que el uniforme: reporte, la credencial: reporte. Nada nuevo, el director nunca se cansa de decir las típicas cosas y amenazas al inicio del ciclo. Casi dos malditas horas escuchando al pinshe señor parlanchín.

No tarda en llegar un dolor en los pies, para ser específicos en los talones, y todo por estar tanto tiempo en la formación que tenemos en el homenaje.

Se me hacía eterno cada segundo, cada palabra simulaba ser en cámara lenta. «Tranquila, Mex. Ya mero termina.» Aunque, ¿Qué le da a este viejito por ponerse a hablar como guacamaya? ¿Si quiera a cambiado de discurso? ¿Cuántos años lleva en el mismo círculo dando vueltas?

No es posible, ahora está hablando la coordinadora.

Tan solo un par de personas más dando un discurso de motivación a estudiantes, (que por cierto están en el Limbo), y por fin acabó. «¡Gracias al cielo!» Por fin emprendí en marcha a buscar mi salón, con la mochila en mi espalda que solo contenía una libreta y una pluma. Observo las desmejoradas aulas y agradezco que esté sea mi último año.

Me urge un cambio.

—¡María!— Escuché gritar a alguien enfrente de mi, ese alguien movía la mano eufóricamente. «Madres, ¿Quién será?» Me aproximé para visualizarlo a detalle porque no alcanzaba a ver quién era.

Y menos entre tanto chiquillo perdido.

—Manuel, ¿Qué pedo?— Mi amigo desde que éramos morritos, "El chilito piquín."

¿Cómo nos hicimos amigos? Era fácil y extraño en conjunto, cuando íbamos en la primaria, él me ayudó a "coquetear" con su mejor amigo. Éramos bien cagados, no sabíamos lo que hacíamos, creíamos que eso duraría para siempre. No teníamos conciencia.

Pero eso no significa que ahora sí.

A su vez, en el cambio de primaria a secundaria, solo él y yo nos inscribimos en esta escuela monótona.

—Esperaba por verte.— Me abrazó y me dió unas palmaditas en la espalda, haciéndome recordar lo buenos amigos que éramos.

Algo tan doloroso cuando empiezas a sentir algo más que amistad.

Esa era una larga historia que era mejor evitar.

Aun así, me sentí perdida en sus brazos un tanto grandes, brazos que se desarrollaban a causa del crecimiento. —Vamos, no es para tanto, viejo. Solo fueron vacaciones de verano.— Mencioné mientras me separaba de él y creaba algo de distancia, era algo más incómodo abrazarlo ahora que tenía estás "bubbies".

—Lo sé weona, pero ya no soportaba más estar en casa. Salí a jugar un par de veces fútbol con Brasil, pero no es lo mismo que jugar contigo.

"Bum-bum, bum-bum..."

ᴛʀᴀɢᴏ ᴄᴏɴ ꜱᴀʙᴏʀ ᴀᴍᴀʀɢᴏ. [USAMEX]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora