Tu y yo

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Tremendo departamento que eligió mi esposo. Aún de madrugada lo encuentro totalmente imponente. Al principio el plan era que yo me encargara de decorarlo a mi gusto e invirtiera tiempo en ello, sé perfectamente porque lo hace y en verdad deseaba complacerlo, pero entre Elisa y su embarazo, la locura de la boda...no me dí el tiempo y le pedí a él que me sorprendiera y vaya que lo hizo.

-Y bien?- dice quitándose la corbata de su smoking mientras desabotona su camisa y se despoja del saco para ponerlo en uno de los sillones.

-Está increíble...- Sonríe levemente mirándome, tengo la mandíbula en el suelo, lo sé.

-Sólo increíble?- Insiste divertido, me quito los tacones  y me planto frente a uno de los ventanales con la vista más impresionante.

-Se la has montado tremenda a Mona y a Niles para hacer ésto eh?-

-Oh, no me niegues crédito que soy la mente maestra detrás de todo ésto.- Cuando dice eso lo veo detrás de mí soltando el primer gancho de mi vestido, la piel de mi espalda se eriza.

-No hay cortinas, ésto parece una burbuja de cristal- 

-NUESTRA burbuja de cristal- insiste dando pequeños mordiscos a la columna de mi cuello y a mis hombros mientras comienza a deslizar mi vestido muy lentamente desde mi cintura.

-Y....las....cortinas?- Insisto ya cada vez menos dueña de mi misma o de mis movimientos.

-No las necesitas, ya sabes...tecnología....vamos Candy, te encanta verdad?-

Todo es de cristal, todo alrededor...hay marmol....muebles blancos  y aplicaciones en madera, es...pequeño , pero tiene dos pisos...muy moderno y...mío...nuestro, nuestro hogar en Chicago.

-Veamos la recámara y podré responderte con propiedad- Mi deseo hablando por mí...pero sí, me fascina.

Baja de golpe mi vestido y quedo solo usando mi diminuta ropa interior color carne y mis manos lo único que atinan hacer es sujetarse contra el cristal mientras él reparte besos desde la columna de mi cuello hasta mi espalda y más allá....Dios. toca cada parte que besa con sus manos mostrándome dulzura más allá del placer carnal, más allá de su deseo de hombre haciéndome sentir importante, amada, valiosa. Estoy tan presa de las sensaciones que ni siquiera noto que se ha quitado toda la ropa.

-A la recámara iremos cuando sea hora de dormir Belleza...yo...ahora no quiero dormir...- su voz enronquecida ya no me da derecho a réplica, soy suya para que haga como le venga en gana....coloca sus manos sobre las mías sobre el cristal, me tiene sujetada con fuerza mientras mi aliento ha empañado buena parte del ventanal...No se escucha un solo ruido que no sea el de nuestras respiraciones agitadas y la fricción de nuestros cuerpos al amarnos....

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-Estás tímida...- me dice con mirada tierna que nada tiene que ver con el Macho Alfa que me tomó en contra de un ventanal con impresionante vista de Chicago. La cama es enorme y de ensueño cuatro postes con cortinas de tul...le da un aire antiguo, romántico y con cierta modernidad, me encanta.

-Y tú estabas muy enojado- respondo mirándolo seria y directamente a los ojos mientras cubro mi desnudez con las sábanas y me siento contra la cabecera, el me mira como si le hubiera hablado en chino.

-No me confundas, me ha encantado pero pude sentir tu enojo, sólo...sólo quiero saber por que-

-Dirás que estoy loco-

-Diré que me amas pero algo te perturba-

-Ah...belleza.....es Neal, me da asco la forma en que te mira, ya no podía callarme más, no quería estar en esa casa con él dentro un día más o lo mataba si se atrevía a volver a mirarte, créeme....soy hombre y sus miradas me dijeron toda la mierda que hay dentro de su cabeza....lo mato, en serio que lo mato- Está calmado pero noto de inmediato la furia en su rostro, la misma expresión oscura mientras me hacía el amor momentos atrás.

Hasta que Vuelvas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora