La Ira del Tirano | Haikyuu!! FF (KGHN | Omegaverse!)

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Habían pasado tres semanas desde que Tobio forma parte del equipo de investigación a cargo del Doctor Okumura en el Centro de Recursos Biológicos y de Informática del Instituto de Tecnología de Tokio. Vaya, decirlo todo completo se siente bien.

El ritmo de trabajo no era el mismo que el que llevaba en Sendai, aquí estaba a cargo de por lo menos cinco ensayos al día. Era mucha responsabilidad, de repente él había pasado de ser un asistente de investigación a estar al nivel de un jefe de simulaciones. Fueron muchos los cambios en tan poco tiempo, pero así como a veces se veía abrumado por todas las tareas y el rendimiento que tenía que cumplir, su nuevo estilo de vida estaba formándose poco a poquito, lento pero seguro.

Se encontraba fascinado a más no poder por la eficiencia del Laboratorio de Biología Molecular, su favorito. Ahí dentro seguían protocolos internacionales de seguridad y el trabajo era casi todo automatizado, era un gran laboratorio. Tobio es todo un obsesionado de la tecnología, en sus tiempos de estudiante había sido seducido por la magia de la Bioinformática y llegó a su punto más alto mientras se titulaba como máster en la materia en su antigua universidad.

De hecho, en todo ese tiempo pocas fueron las veces que se le vio afuera de la sala de computación, algunos de sus compañeros de trabajo ni siquiera lo habían visto en el edificio todavía. Tobio trabajaba en silencio absoluto y se desplazaba por los pasillos del Edificio Central de igual manera.

Era un chico tímido y todavía no estaba listo para dejar la comodidad de su periodo de prueba como novato.

Era en una gran parte eso y en otra que no podía pensar en otra cosa que no fuera su vecino de en frente.

Cualquiera lo ridiculizaría por dejarse llevar tanto por una persona que acaba de conocer y con la que no ha compartido una conversación de más de cinco minutos, él mismo se repite lo estúpido que debe verse cada que sale de su departamento en las mañanas y su pensar se detiene en el momento en el que le ve llegando de su turno nocturno con ganas de caer inconsciente en su cama.

Porque serán breves, pero los minutos que tarda en subir el ascensor al piso cinco son fructíferos. Hinata Shouyou le contó que tiene dos trabajos: de noche es obrero en una fábrica de instrumental quirúrgico y empleado doméstico en el día. Tobio aún se pregunta si es verdad eso de ser empleado doméstico pues siempre más bien parece que fue víctima de un terremoto, todo lleno de polvo y suciedad y su cabello acaba tan enredado como si acabara de pelearse con alguien.

Lo que Hinata Shouyou relata sobre su vida desencaja con lo que él pensaba que sería. Tobio creía que sería una estudiante de alguna carrera demandante como... Horticultura o algo así, por la tierra y el atuendo que recordaba a los recolectores de basura.

Como sea, Tobio no puede hacer nada para que su pecho deje de acelerarse en cuanto dobla la cuadra para llegar a su edificio. Se pone nervioso por la posibilidad de poder verlo. Estos días ha estado quedándose tarde en la universidad para llegar a la misma hora que el lunes pasado y que coincidan en el elevador. La emoción de verlo cruzar las puertas del elevador era algo que no había sentido en mucho tiempo. Sonríe sin darse cuenta cuando él le saluda. Y, lo hará por educación, pero Tobio piensa que su sonrisa es muy bonita: sus labios apenas se curvan pero sus pómulos son tan altos y sus mejillas tan llenas que le dan una apariencia angelical.

Pero, en conclusión, la expresión seria le queda mejor. Con la luz del elevador, Hinata Shouyou parece un príncipe, alguien de la antigua realeza. Sus rasgos estaban en perfecto equilibrio, al menos eso cree él.

Suspira, profundo y largo, estirando su espalda porque acaba de pasar tres horas seguidas sentado frente a un monitor.

Hoy es viernes. Tal vez él no tenga trabajo los viernes, ¿es eso posible? Llega tan cansado que ni siquiera recuerda. Tal vez hoy sale temprano y no podrá encontrárselo. Pero eso significa que está descansando, eso es bueno.