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Veo como el rostro del rubio se vuelve ceniciento, estiró su brazo y sujetó a su hermano con fuerza mientras la inconformidad inundaba sus gestos.

—No Lecabel, he cedido con tus disparates de sacar a esta demonio de aquí. Pero me niego en rotundo a llevarla ahí

Su voz se vuelve un completo susurro lastimero.

—Cuida tu lengua hermano. Esta demonio tiene nombre y es de casta noble, muy noble, así que llámala con el respeto que merece. —Dijo el celestial de ojos grises, no le quedó más a su hermano que agachar la mirada, apesadumbrado. Triste.

Lo único que me quedó fue observarle con interés ante su renuencia de querer ir a aquel lugar.

—Por favor, Lecabel—inició a decir—No me obligues a ir ahí. No sin ella

Un peso se instaló en mi pecho al caer en cuenta de que ese lugar debía ser importante para Aniel, para él. Su hermano lo haló del brazo y sorprendiéndonos a ambos lo envolvió en un abrazo que pretendía consolarle.

—No te lo pediría de no ser importante hermano. No se me ocurre otro lugar seguro que el que creaste para Annie. Si quieres sólo puedes ayudarnos a llegar y regresar, no necesitas hacer más.

Cuando asiente me permito soltar el aire que estaba conteniendo.

El lugar que creó para Aniel

Eso suena, suena conmovedor.

Aquel ser en serio debió ser el amor del celestial.

—De acuerdo.

Una vez se pone de acuerdo con Lecabel da un paso más en dirección de ambos, separándonos a su hermano y a mi con su cuerpo. Extendió una mano en mi dirección mientras que sus ojos azules me miraban con particular curiosidad, deslizo mi mano entre las suya recibiendo la peculiar descarga de energía que desboca a mi corazón, me dedicó un atisbo de sonrisa. Tal vez nos soy la única en sentirlo. Le ofreció de igual manera una mano a su joven hermano, quien la toma con un asentimiento de agradecimiento. Una vez que ambos estamos tomados de la mano de Caliel éstas empiezan a brillar, cierra sus ojos mientras que yo empiezo a sentir un agradable cosquilleo que se extiende desde mi palma al resto de mi cuerpo. Cuando cierro mis ojos siento la característica sensación de internarte en un portal, o de ser abrazada por las sombras. Aunque en esta ocasión parece más una caricia de plumas.

Escucho a ambos hermanos inhalar aire con fuerza por lo que imito su gesto aun con los ojos fuertemente cerrados. Cuando entra el fresco aire con olor a bosque y naturaleza en mis fosas nasales me permito abrir los ojos con lentitud encontrando una visión que me es conocida. Ya he estado aquí, mediante la visión que me ofreció conocer el celestial para ubicar a su humana. Siento como mi estomago da un vuelco al ver el lugar. Al saber lo que significa. Es aun más cándido y hermoso que lo poco que pude visualizar en los recuerdos del rubio, detrás de un interesante halo que envuelve a todo en una azulada luz hay un hermoso lago de aguas cristalinas. Estoy por dar un paso en esa dirección para apreciar de cerca aquel regalo de la naturaleza cuando me encuentro con un impedimento; Los dedos de mi mano descansan cómodos siendo aún sostenidos por el celestial que no parece consiente del gesto.

—Suelta...

Retengo la retahíla de palabras que pensaba soltarle cuando veo su gesto torturado. Su boca se encuentra abierta y sus ojos, sus gélidos y hermosos ojos se encontraban empañados por lagrimas sin derramar. Apreté la mano que aun sostiene la mía en un mudo gesto de apoyo a lo que sea que estuviera sintiendo en aquellos momentos. El gesto pareció despertarlo de su ensoñación ya que al observar mi mano unida con la suya la soltó con brusquedad, como si le quemara mi toque, como si le asqueara

EL ÁNGEL DEL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora