Ass Worship

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Reddie. Los chicos tienen diecisiete años aquí, que no es la mayoría de edad pero es más aceptable.

En un primer momento Eddie había pensado que la respuesta era un rotundo no. A lo largo de la semana Richie no volvió a pedírselo, pero estaba seguro de que aun pensaba en ello porque había momentos en los que se le quedaba viendo con ojos de cachorro, enormes gracias a los lentes. Eddie lo pateó mentalmente los primeros días. El miércoles lo hizo en serio. Por la tarde se sintió un poco mal por ello y tratando de calmar un poco su conciencia preguntó en voz alta, casi como sin querer, que qué tan malo podría ser. A Richie se le iluminaron los ojos y le aseguró que sería fantástico, por supuesto, porque él ya adoraba el trasero de Eddie, eso era mera formalidad. Tal vez lo dijo demasiado alto y por eso se ganó un pellizco muy cerca de la ingle.

Alguien ahí arriba tendría que explicarle cómo demonios terminó accediendo.

Era bastante habitual que los Perdedores pasaran la noche del viernes en la casa Tozier mientras Went y Maggie salían a divertirse; dejaban dinero para algunas pizzas y ella les decía que se mantuvieran encantadores aun sin nadie vigilando. Entonces, finalmente, se iban, y los chicos podían desparramarse frente al televisor o atrincherarse en el cuarto de Richie. Ese día, sin embargo, fue sólo Eddie quien se presentó en la puerta con una mochila y las mejillas casi al rojo vivo.

Ya con la casa solo para ellos, Richie vibraba de emoción arrodillado en el piso frente a las rodillas imposiblemente juntas de Eddie, que estaba sentado al borde de la cama.

—Todavía no estoy muy convencido.

Los ojos de Richie estaban fijos en el cómo las manos del otro apretaban la camiseta, intentando cubrir la falta de prendas inferiores. Se sentía a puertas del maldito paraíso, iba a empezar a babear en cualquier momento.

—Se sentirá como el cielo, Eds, te lo prometo, justo en tu trasero.

Eddie gruñó por el apodo —por todo en realidad— y arrojó una almohada directo a la cara de Richie y a su estúpida expresión hipnotizada. Tal vez no hubiera perdido el equilibrio si no fuera por los manotazos que tuvo que dar para salvar sus lentes, cayendo al suelo en una posición extraña. Eddie soltó un bufido de risa, doblándose sobre sus muslos. Segundos después escuchó una exagerada exclamación de dolor y la risa idiota de su novio. Se rió más.

Unos minutos después, ya calmados, Richie levantó la mirada a través de los cristales y lo observó con ojos enormes, rodeados de rizos negros, llenos de te lo prometo, Eddie.

—Me detendré si no te gusta.

Tuvo que suspirar, aceptando su derrota en silencio. A la mierda todo.

Eddie se volteó hacia la cama, apoyando su torso, dejando las rodillas separadas en el suelo y levantando un poco la pelvis. Escuchó un gemido triunfal.

Lo próximo que sintió fueron las puntas de los dedos de Richie rozando apenas la piel de sus glúteos. De abajo hacia arriba por el centro de cada una. De arriba hacia abajo por los laterales. Una y otra vez, una y otra vez. La piel se le estaba erizando. De pronto las palmas calientes también se hicieron notar; Richie abarcó con sus manos todo lo que pudo y volvió a repetir las caricias.

La respiración de Eddie ya se estaba convirtiendo en jadeos suaves que se fundían en las mantas cuando sintió sus nalgas separarse. Soltó una exclamación ahogada. No supo distinguir si fue por la sorpresa o la anticipación, cuando un soplo de aliento tibio bañó su entrada. Richie apoyó la frente en el inicio de su espalda, dejando a Eddie sentir su nariz en medio y sus labios rozando ese lugar que seguía estremeciéndose al ritmo de las obscenidades que juraría que el otro está diciendo en voz baja, como un secreto que sólo quiere contarle a la parte más íntima de Eddie, a un lugar que sólo Richie conoce porque ni siquiera él ha llegado tan lejos.

Richie inhala por la nariz y lo suelta por la boca. Eddie moriría de vergüenza si no se hubiera asegurado de estar totalmente limpio y si no estuviera sintiéndose tan malditamente excitado. Se le escapa un gemido leve cuando siente la respiración del otro sobre sus testículos y una lamida desde ellos hasta el principio de su espalda, rematada con un beso húmedo y breve justo en su centro. Las manos de Richie amasan las mejillas de su trasero mientras él se pone a decir incoherencias.

—Jodido todo, Eds, si pudieras verte ahora, amor. Eres perfecto, eres hermoso, me gustas tanto...

Sus palabras se pierden cuando vuelve a sumergir la cara entre sus glúteos. Lo lame y lo besa. Besos de boca abierta que dejan escurrir saliva. Luego pasa a la carne de afuera, alternando entre mordiscos suaves, labios y lengua. Eddie gime casi con su aliento, sin descanso y discreto, pero se aferra al cobertor como si fuera a volverse loco.

—Eddie, amor —dice Richie abrazado a sus muslos y con una mejilla apoyada en las suyas. Recién caía en cuenta de que no llevaba lentes desde hace un rato—, no sé si pueda parar si continuamos.

Él tampoco está seguro de querer que se detenga alguna vez, así que se desliza hacia el centro de la cama pegando el pecho al colchón y separando bien las piernas. Richie no se hace esperar y se deshace de su camiseta mientras avanza hacia Eddie, listo para continuar.

***

Bueno, yo quería Reddie y quería hacer un kinktober, así que aquí estamos. No tenía idea de que esto era un fetiche así que no sé qué tan correcto sea pero ñe. Todos merecemos hacer lo que nos salga del cu... corazón <3

Muy posiblemente no termine este October porque ya voy atrasada y se acercan mis exámenes pero hagamos lo que se pueda.

Está sin revisar porque lo acabo de terminar y me quiero ir a dormir, sí, llámenme llorona, ni siquiera es media noche.

Besos a todos, pollitos.

Ass Worship | ReddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora