Keep Calm and Obey

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Cerré los ojos y me mordí el labio inferior. No sabía cómo me había metido en ésta situación. Estaba desnuda, en una habitación oscura, apenas iluminada por una vela, escuchaba los pasos pesados del hombre con traje. Me sentía nerviosa, se acercaba a mí con paso lento. Sus órdenes habían sido claras: "Quieta".


Siempre había leído sobre el BDSM, siempre llamó mi atención, mas nunca había estado en esa situación y, por azares del destino, allí me hallaba, aceptando descubrir lo que era la sumisión. Mis piernas temblaban, estaba lloviendo, mi piel se erizó en su totalidad al sentir su tacto de la yema de sus dedos en mi barbilla, dejándome llevar con cierta dificultad. Me estaba obligando a verle a los ojos. Era imponente, dominante, posiblemente mucho mayor que yo, ¿Era eso bueno? Su pulgar se deslizó por mi labio inferior y un "Recuerda el semáforo. Resiste lo que puedas, y si no puedes, di rojo".


Cierto, las palabras claves de seguridad. Eso me hizo respirar con tranquilidad y perder un poco de nerviosismo. Podría detener esto cuando quisiera con una sola palabra: Rojo.


Un "Sí, señor", se escapó de mis labios como respuesta. Vi su sonrisa y me quedé quieta. Había una estufa calentando la gran habitación, por lo que pese a estar desnuda, frío no tenía, la adrenalina de la situación tampoco me permitía centrar mi atención en ello.


Las reglas del juego eran simples, dejarme llevar y obedecer. Se separó de mí y llevó mis manos por detrás de mi espalda, a la altura de la cintura. Sentí las esposas y mis piernas flaquearon por un segundo. Sentí el tacto del cuero en mis glúteos, una caricia y un azote que me arrancó un gemido. Otra caricia y otro azote, esta vez alcancé a morder mi labio inferior.


Escuché sus pasos alejándose, un cajón abrirse. Por el rabillo del ojo vi el juguete que tenía entre sus manos: Una gag-ball. Estaba detrás mío, por inercia abrí la boca y dejé que me silenciara. Era algo incómodo.


"No podrás hablar por un rato. Golpea al suelo con el pie tres veces si sientes que no puedes más".


Asentí. Era un inicio suave. Me hacía sentir segura, él también tenía experiencia en el ámbito. Mi cabello fue jalado con suavidad y una mordida con sus labios fue a parar en la zona descubierta de mi cuello. Sentí su ropa en mi espalda mientras besos me hacían temblar. Sabía dónde tocar. Sus manos recorrían mis caderas, mi vientre, mis senos, mi abdomen... La yema de sus dedos acariciaba todo mi cuerpo, inspeccionando, como si de un lobo saboreando a su presa se tratase. Una palmada en mi vagina acompañadas de caricias en mi clítoris hicieron que me moviera inquieta, se sentía bien, estar relativamente inmovilizada aumentaba la tensión sexual en mi cuerpo. Sí, me gustaba la sumisión, lo supe en el momento que las esposas me excitaron y no me asustaron.


Los tactos en mi vagina cesaron, quejándome para mis adentros. La saliva escurría por la comisura de mis labios por culpa de la gag. Nuevamente sus manos recorrieron mi cuerpo, esta vez desde mis hombros, descendiendo, acompañados de besos a lo largo de mi espalda. Tenía la piel de gallina.


Me quitó la gag y pude tragar saliva. No atiné a decir nada. Lo siguiente que pasó fue una venda que robó toda mi visión. Mis muñecas quedaron libres, pero no por mucho tiempo, ahora estarían esposadas por detrás de mi nuca.

¿Por qué el cambio? Quería preguntar pero me quedé en silencio. Sentí la fusta acariciar mis muslos, separé las piernas y un azote en mi vagina me arrancó otro gemido gustoso, el cuero había empezado a acariciar mi clítoris, provocando que me moviera inquieta mientras me sujetaba del cabello. Al menos los azotes no eran fuertes, no quería lastimarme y eso provocaba que mi cuerpo se relajara, disfrutando más aún. El nerviosismo inicial aparecía y desaparecía. No sabía qué era lo siguiente que haría. Me hizo avanzar y apoyar mi cuerpo en una mesa.


Ya podía hablar, por lo que pese a no saber qué iba a pasar, no tenía miedo, pero sí ansiedad. Mis piernas temblaban y di un pequeño gritillo después de largo tiempo expectante. Sentía algo caliente, un líquido que recorría mi columna vertebral. No sabía qué pasaba hasta que caí en cuenta de que faltaba la luminosidad de la vela. Eran gotas que caían en mi espalda, quemándome un poco. Mi vagina palpitaba, dolía, pero no lo sabía hacer para que no me lastimara... Tanto. Las gotas caían desde una distancia prudente para minimizar el tiempo en que se mantenía caliente en mi cuerpo. Después de tres gotas, dejé de sentir la cera de la vela.


¿Por qué se detuvo? Pensé unos segundos y susurré "Verde". Otra gota más, repetí "verde", otra y otra y otra... Sin darme cuenta mi vagina ya estaba húmeda. Perdí la cuenta, pero las gotas no se concentraban en una sola zona, y tampoco él dejaba que se secara, pues limpiaba las gotas a los segundos después. Mis gemidos de dolor eran suaves, pero lo disfrutaba y él lo notaba.


"Quieta".


Obedecí. Lo sentí alejarse, la puerta abrirse y cerrarse. Los minutos parecían horas, mis piernas parecían gelatinas, y escuché la puerta, nerviosa. Su voz me calmó. Era él.


Otro grito escapó de mis labios. Ahora era frío lo que recorría mi columna vertebral, era un hielo. Todo mi cuerpo tembló. Mis pezones estaban duros y mi vagina palpitando. Mi piel de gallina y mi mente sólo podía pensar en qué venía después. Me jaló del cabello. El hielo ahora estaba en mis pezones. Los gemidos eran constantes. Mi abdomen no se salvó del frío. Era excitante el juego entre temperaturas, y ninguna se mantenía el suficiente tiempo para lastimar o dejar cicatrices.


"Verde".


Mi mundo se vino abajo en cuestión de segundos, un pequeño electroshock a mi cerebro que no me dejó razonar por unos segundos, otro grito de gusto escapó de mis labios. Había presionado con el hielo mi clítoris, me hubiera caído de no ser que él estaba detrás mío sirviendo de apoyo. Me sentía avergonzada, había tenido un delicioso orgasmo después de ser torturada. Los fluidos escapaban de mi vagina, recorriendo mis muslos. Un pequeño beso en mis labios me hizo estremecer. Sólo escuché una frase que por alguna razón me llenó de júbilo: "Good Girl".


La sesión había terminado.

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2020 ⏰

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