Cuando Lisa despertó, no supo por qué lo había hecho, si por la estática del coche o por la música que se detuvo o porque ni siquiera había estado dormida en realidad. Pero abrió los ojos y se encontró, a través de la ventanilla, con la esplendidez de la noche. Y aunque Jungkook siempre sería una compañía segura, le dio un poco de mal rollo saberse en medio de la carretera.
Se enderezó sobre el sitio de copiloto y giró para ver a Jungkook por primera vez.
—¿Qué estamos haciendo?
Jungkook la miraba con la mandíbula apoyada en la unión de sus brazos por arriba del volante. Parecía que había estado asumiendo el cargo de su guarda durante mucho rato, pero, en vez de confortarle, esto la puso de los nervios.
—Paramos un segundo —susurró con voz tranquila—. Te dormiste, y eso que apenas llevamos dos horas de viaje.
—¿Has estado mirándome mientras dormía?
El muchacho se sonrió.
—Sí.
Incómoda por muchas razones, Lisa rodó los ojos.
—Jungkook, ya te he dicho que no lo hagas. No me gusta.
Por un conjunto de razones más.
—¿Acaso tienes miedo de decirme lo mucho que me amas mientras duermes? —sonrió intensamente sin dejar de mirarla y ella estrechó la mira en su dirección.
—Recuérdame por qué somos amigos.
—Porque soy el único que te soporta de verdad y tú eres la única que me soporta de verdad.
—Ya, bueno, tal vez deberías considerar lo segundo.
Jungkook no perdió la sonrisa.
—Igual te ves linda —dijo y quitó los brazos del volante—. Incluso si babeas y roncas.
—No ronco y no babeo —discrepó—. Eso es una mentira.
—Una tan grande como cuando dices que no me amas.
Lisa le dio una pesada mirada y después sonrió. Era inevitable como muchas de las cosas de la vida: sonreír ante las desgracias.
Tampoco se podía hacer mucho. Tanto ella como él tenían un talante difícil de cambiar, pero eso los complementaba. Se entendían. Se seguían el juego de amor y odio, así ella jamás pudiera odiarlo de verdad. Estaba dentro de un cliché romántico: teniendo sentimientos indebidos por Jungkook, su mejor amigo.
¿Por qué los mejores amigos no conseguían quedarse en eso, en mejores amigos? ¿Por qué, uno de los dos, debía traspasar indebidamente las barreras fraternales? ¿Por qué, sobre todo, costaba aceptar que a veces los corazones no estaban destinados para estar con sus mitades?
A ella y a Jungkook les separaban tantas cosas a pesar de creerse inseparables y hechos para estar siempre juntos.
Ya no debería de creer en los presagios o las señales divinas pues hacía mucho había podido apreciar cuán aferrada era la soledad con ella, pero con Jungkook se sentía diferente. Creía en él, que era algo ahora inédito en su situación, y confiaba en su interés por reforzar su amistad. Esto le bastaba para ser feliz aun si debía resignarse a la muerte lenta y agónica de sus sentimientos. Después de que últimamente buscara motivos para desaparecer, que alguien se preocupara por ella sin falsedad la hacía mover el corazón, es como si su pecho se estremeciera. Con Jungkook todo siempre era bueno, salido de un paraje ideal.
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Las cuatro estaciones (Lizkook oneshot)
Fanfiction"Primavera es a la creación, verano es a la incandescencia, otoño es a la melancolía e invierno es a nuevos horizontes" En este oneshot, durante un viaje relámpago a Mokpo, Lisa y Jungkook descubren algo que ya sabían: se aman, incluso si el destin...