Capítulo 17.

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Iba a matar a Dylan.

Lenta y dolorosamente.

Tal vez le mostraría a Brook los videos caseros que tenía de él cantando “Smooth Criminal” en sus calzoncillos de Iron Man cuando tenía 14 años. Esa sería una excelente idea.

Tiré a la basura una de mis camisas favoritas — y la que pensaba usar para mi cita con Zack — pero que ahora estaba arruinada. Todo por culpa de Dylan.

A veces mi hermano podía ser un poco distraído, pero creo que está vez había ido más allá; no sólo la había desteñido, por lo cuál todavía me preguntaba como pasó de ser un verde oscuro a un gris horrible. Pero lo peor fue que la quemó, literalmente, le prendió fuego.

Sí, nunca volvería a dejar una plancha en manos de ese hombre.

Tirándome de espaldas en mi cama me preguntaba que iba a hacer. No tenía nada que ponerme para la cita con Zack hoy, y quería verme bien para él. Sí esta fuera otra cita arreglada por Oli con cualquier tipo que había conocido al azar, no estaría preocupada, me pondría la primera cosa que hubiera encontrado.

Y era enserio, después de mi relación fallida con Brent el imbécil — Él cuál también había sido otra cita arreglada por el ojiazul, y aún me pedía perdón por presentármelo —. Estaba tan enojada que ni siquiera me esforcé en la siguiente cita después de él. Aparecí en pijama, mi pijama de dinosaurios: mis pantalones estaban llenos de dinosaurios y mi camisa tenía uno adorable que gritaba “No te tengo miedo”.

Nunca volví a ver a George, creo que no cause una buena impresión en él.

La cosa era que esta cita con Zack era importante, porque él era importante para mí. No era una cita arreglada, y por eso mismo me encontraba más nerviosa y emocionada de lo que estuve alguna vez.

Dios, sólo mándame un vestido rojo sexy que realce mis curvas como si fuera  Julia Roberts en Pretty Woman.

Abrí un ojo mientras esperaba alguna señal, con mis manos abiertas y alzadas esperando que el vestido rojo cayera en éstas.

Nada paso.

Gracias por nada.

Bufé mientras me levantaba para seguir buscando algo decente para vestirme. Tal vez debería llamar a la policía de la moda, es decir, a Oliver.

Tomé mi celular de mi cama y marque su número. Respondió al segundo timbre — ¡Corazón! Qué bueno que llamaste, porque estaba a punto de hacerlo yo. Mi Eli-radar me decía que necesitas de tu mejor amigo.

A veces me asustaba cuán efectivo era su Eli-radar. Me reí mientras sujetaba mí celular en mi hombro para seguir buscando entre mi ropa — Tu Eli-radar nunca falla, Oli. Esto es una emergencia.

—¿Te dio diarrea y no hay papel en tu casa?  ¿Dylan se lastimó y necesita un enfermero sexy como yo? — A veces Oliver podía ser tan... — ¿Se acabaron los rollos de canela en Joe’s? Santa mantequilla de maní ¿Perdiste las botas negras que te regalé? — Oliver.

Oh, esas botas eran hermosas.

Gracias a las ideas locas de Oli decidí que las utilizaría hoy.

Encontrándolas debajo de la montaña de ropa que había hecho, las cogí, una enorme sonrisa se extendió por mi cara antes de que un gran estornudo me hiciera dejar caer mi teléfono.

Bueno, tal vez debería limpiarlas un poco, sólo era un poco de polvo.

—¡Elizabeth Mary Hill! ¿Moriste? ¿Me puedo quedar con tu chaqueta de cuero roja? —. Oliver siguió vociferando a través del teléfono.

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