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Sonó la alarma por tercera vez. Eran las cuatro y cincuenta de la mañana. Se levantó con la espalda destrozada y un fuerte dolor de cabeza. Las mañanas lo ponían de buen humor, el amanecer golpeando su ventana y el aire fresco colándose por la misma. Pero hoy era distinto.

Al igual que la mayoría de sus noches, el insomnio se apoderó de su ser gracias a que se llenaba la cabeza de ideas y problemas. Cosas que nunca sucederían, pero que por alguna razón estas permanecen en su cabeza hasta deshoras de la madrugada. Se dice que el cerebro te pone las trampas, y a este paso, Taehyung ya ha pasado por un millón, que como era de esperarse, resultaban ser exitosas a favor de su contradictorio cerebro.

Se metió al baño y comenzó a quitarse la ropa hasta que se quedó en completa desnudez; sintiendo un escalofrío desde su espalda baja hasta su nuca. Esta mañana hacía bastante frío, no le sorprendería si llovía justo ahora.

Entró a la ducha, el agua fría salpicaba del piso a sus piernas, gotas heladas apenas lo mojaban, hasta que, ya armado de valor se metió en el gran chorro de agua, con la respiración acelerada y el corazón a tope.

-Si me da una neumonitis voy a culpar al clima -se quejó aunque nadie lo escuchaba.

El agua helada y jabonosa caía por su espalda mientras enjuagaba su cabello. No era muy fan de bañarse con agua fría, sin embargo, eso le ayudaba a mantener su cerebro despierto, así fuera por un par de horas hasta que entrará en calor.

Al salir de la rápida ducha, se dedicó a lavarse los dientes, buscar algo cómodo que ponerse y secar su cabello.

Taehyung vivía en un pequeño departamento que uno de sus tíos le prestó. Él se había mudado al extranjero por trabajo y, al escuchar que su joven sobrino se mudaría a la ciudad no dudó dos veces antes de prestarle aquel departamento mientras finaliza sus estudios; al fin y al cabo, necesitaba que le cuidarán el departamento mientras que su hija de diez años tuviera la edad suficiente como para vivir sola. Y, aunque Taehyung estaba consciente de que no viviría tanto tiempo ahí, al menos sería un lugar cómodo para estar mientras conseguía un buen empleo que le diera una mejor estabilidad financiera.

Era un lugar amplio, tenía dos habitaciones y una sala cómoda, se consideraba suertudo por haber conseguido un lugar tan amplio por tan solo cuidar de él. Tenía un pequeño balcón y mucha luz natural.

Era perfecto para él.

Ya en la cocina, agarró un tazón de la alacena y preparó cereal para desayunar. Volteó a ver el reloj colgado arriba del televisor. Cinco cincuenta. Las clases comenzaban a las siete, tenía bastante tiempo para ir tranquilo. Se sentó en la barra y siguió comiendo mientras su mirada estaba fija en la cafetera que su jefe le regaló en acción de gracias, esta ya había sacado más de una taza de café, pero el sonido lo tenía absorto, pensaba en todo pero sin pensar en nada.

El sonido de su teléfono lo trajo a la realidad. Había recibido una llamada de su madre.

-Hola, mamá -dijo apenas respondió.

-Hola, querido. ¿Sigues en casa?

-Sí, aún estoy desayunando, ¿por qué preguntas? ¿necesitas algo?

La risa de la mujer se hizo presente antes de hablar.

-Sucede que el señor Go irá a la ciudad el próximo viernes, le dije que tenía semanas sin verte y me dijo que si tú querías podías venirte con él.

-¿De verdad? -preguntó emocionado aún sin poder creerlo-. Por supuesto que quiero ir, en cuanto te diga que viene para acá me escribes y me alisto para ir.

-Jisoo estará muy feliz. Y tengo que colgar, al parecer a tu tía otra vez se le salieron las gallinas -dijo un tanto agobiada-. Te amo, hijo. cuídate.

PRIVATE (KOOKV)  CORRIGIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora