Charlotte.
Parecía como si se hubiera vuelto loca.
Durante la pelea, ella estaba calmada e incluso parecía divertida. Entonces, aquella chica corpulenta había dicho algo y la pelirroja perdió el quicio. Empezó a golpearle de manera que la más grande ahora agonizaba en el piso mientras sus amigas le ayudaban. Una de ellas mirándome mal, muy mal. Yo la ignoré y caminé con Lena pisándome los talones. La pelinegra corrió hasta Matt y Trevor para ayudarles a contener a Dani, quien se retorcía aun gritando, queriendo seguir golpeando a la chica corpulenta.
Lena me miró, como una madre mira a su hijo cuando le ordena limpiar su habitación cuando llegué hasta su posición.
—Háblale —ordenó—. Ella siempre se calma cuando le hablas.
La miré extrañada por su repentina confesión, pero terminé haciendo lo que me pidió.
—Dani, cálmate —le pedí—, ella no merece la pena, ¿Sí?
La pelirroja pareció salir de su estado de histeria y me miró, solo me miró en silencio y sin expresión por varios minutos.
— ¿Te lastimó? —cuestionó, se le notaba lo preocupada que estaba en sus intensos e inquisitivos ojos grises.
Le sonreí.
—No. Se puede decir que hoy me has salvado la vida —ella asintió, volviendo su mirada a donde estaba antes la chica corpulenta. Miré con atención la marca roja en su mandíbula, allí donde la otra le había golpeado—. Hey, ¿no te duele? —le pregunté dulcemente, tomando su barbilla y acercándome para detallar su herida. Ella negó con la cabeza, bajando la mirada—. Bien, vamos para que te laves el rostro, ¿Te parece?
Volvió a asentir. Le tomé de la mano y entrelacé nuestros dedos, como acostumbramos hacer. Empecé a guiarla hasta los baños, lanzándoles una mirada a los chicos que indicaba que yo me encargaría desde ahora.
Al llegar a los baños, los cuales estaban solos, le hice un gesto para que se sentar en el mármol de los lavamanos. Ella lo hizo si protestar, mirándome colocar mi mochila a su lado mientras buscaba algo en su interior.
—No me digas que tienes un kit de primeros auxilios en la mochila, Evans —preguntó burlonamente.
Sonreí mientras sacaba el pequeño bolso rojo de uno de los bolsillos de la mochila.
—Soy Charlotte Torpeza Evans, chica —le guiñé un ojo—. Necesito tener un kit de primeros auxilios.
Dani se ríe. Se ríe de verdad. Dios, he descubierto que ese es mi sonido favorito. Haría lo que sea con tal y escuchar esa armonía todo el día.
— ¿Sabes? Yo no la iba a golpear de verdad —comentó de repente, triste—, pero... —suspiró—. La muy estúpida me provocó. Se pasó de la línea y antes de darme cuenta, ella estaba en el piso agonizante.
ESTÁS LEYENDO
¿Qué me estás haciendo, Charlie?
Любовные романыLuego de un accidente devastador en el que Danielle Williams perdió a las personas más importantes de su vida, ella no quiere saber nada más respecto a su pasado. Para su mala o buena suerte, un año después de aquel desastre que la cambió para siemp...