>Ramiro<
Nuestros cuerpos se acoplaban de manera perfecta y aunque la cama era pequeña logramos dormir muy cómodos.
—¿Qué hacen durmiendo así? —Me desperté al oír a una enfermera en la habitación, era la típica ronda mañanera para percatarse de que estuviésemos vivos—, ¿Por qué juntos?
Llevé mi dedo índice a los labios para hacerle saber que guardara silencio porque se podría despertar, su cabeza se encontraba en mi pecho mientras se hacía bolita y yo colocaba una mano en su espalda para que no cayera al suelo.
—Está bien, vendré más tarde —Sonrió antes de salir y apagar las luces de la habitación.
Me costó estar tranquilo, entre sueños se quejaba por lo que creí que no era su mejor noche.
—Evan, en serio me gusta lo que estoy sintiendo por ti.
El tiempo comenzó a pasar frente a nuestros ojos y aunque estar en un hospital siempre fue lo más tedioso, esa ocasión las cosas se me pasaban de manera muy rápida.
Despertar con sus risas y bromas eran la mejor manera de iniciar un día lleno de medicamentos o cansancio, enfrentar el tratamiento a su lado es mucho más fácil que si estuviese solo.
Estar todo el día juntos nos ayudó a darnos cuenta de que el lazo que teníamos era muy fuerte y raro; en el piso nos decían la pareja feliz porque suponían que éramos novios, lo cual nos daba mucho material de bromas.
Nuestra salud se veía cada vez más deteriorada, tanto así que nos tenían prohibido hacer cosas tan inútiles por miedo a sufrir una recaída.
Para matar el tiempo, Evan me enseñó a dibujar a lápiz mientras yo le mostraba a tomar fotos en lugares que a él le gustarán, esto nos hacía verdaderamente felices, aun así, los momentos difíciles tenían lugar y él era quien la pasaba peor.
Desperté por fuertes ruidos en el baño y la ausencia de un cuerpo a mi lado, al levantarme me tambaleé un poco.
—¿Ev? —La puerta del baño estaba abierta y me recargué del marco de la para intentar observar si él se encontraba dentro.
Estaba tirado en el piso a lado del retrete y su pecho se movía muy rápido, intente guardar la calma para no salir gritando por ayuda, se molestaba si lo hacía.
—¿Estás bien? —Aún no despertaba totalmente y estaba algo aturdido, quizá por eso pregunté esa idiotez.
—Sí —Tosió sobre un pedazo de papel que después guardo en su pantalón.
—¿En serio?, porque no lo parece, te ves horrible.
Me quedé de pie observando que más hacía, esa era mi manera de ayudarlo, esperar a que él me diga lo que necesita.
—Solo amanecí con demasiada tos —Se intentó levantar, pero solo volvió a caer con una mueca de dolor en el rostro.
—Estás muy débil —Intenté ayudarlo, pero quitó su brazo cuando intente sostenerlo—. Deja que te ayude, por favor.
—No, espera —Se llevó las manos al pecho y acomodó los tubos en su nariz, aún me costaba demasiado verlo tan vulnerable—, deja tomar un poco de aire.
—¿Quieres qué le hablé a alguien? —Ofrecí de nuevo mi ayuda para pararse, esta vez sí la acepto.
— No —Lo tomé de la cintura porque al parecer sus piernas no reaccionaban al cien, no comprendía como se aguantaba estas cosas sin decirle a nadie.
—Quiero que me digas la verdad —Lo llevé hasta su cama para que descansara un poco, en el camino el pequeño pañuelo cayó al piso y me regrese para darme cuenta de algo horroroso.
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HASTA EL ÚLTIMO SUSPIRO
Novela JuvenilEl cáncer siempre fue un impedimento para amar, hoy es el que me lleva a conocerte y a tener momentos muy lindos a tu lado, momentos que terminan hasta el último suspiro. (TERMINADA) No se permiten adaptaciones.