Era como una vela siendo atacada por el viento. Uno sádico que soplaba tan fuerte como un huracán, pero no lo suficiente como para apagarlo. Soplaba con cuanto podía, dejando apenas una chispita que fuera lo suficiente para que volviera a avivarse el fuego. Soplaba bajito para que la llama llegara a lo alto, para que ardiera con la fuerza de mil fósforos y así poder sentir la carne quemándose.
Tomó su tristeza por debilidad. Se encargó de transformarla en la más pura desdicha, llegar al punto en el que ni siquiera tendría fuerzas para levantarse de la cama.
Se prometió nunca mirar atrás. Si le gustaba, le dejaría hacerlo porque, quisiera aceptarlo o no, se ponía salvaje en su regazo.
Se necesitaba de todo lo que tenía para verlo estirar poquito los labios en aprobación, para mantener andando todo, él incluido.
Su espalda se alzaba enorme en la oscuridad, parecía una gigantesca montaña que llegaba hasta las nubes, llena de picos afilados y laderas lodosas que se formaban a cada momento. Quería escalar, pero no podía; era morir o llegar y no estaba dispuesto a quedarse a la mitad con la realización de que nunca fue una buena idea empezar si quiera a trepar.
Lo peor es que era completamente inútil pelear cuando sabía que sus corazones eran llevados en el mismo río, por la misma corriente, a veces siendo separados por rocas, a veces uno iba más rápido que el otro, a veces se hundían y salían a flote juntos, pero siempre llegando el uno al otro. Los dos estaban en medio de una plaga, de un enjambre, de una tormenta, todo al mismo maldito tiempo.
Y, en días, él sonreía. Porque era fácil, porque era mejor que llorar. Porque sabía que sus secretos eran mentiras, que llevaba consigo veneno listo para ser bebido cuando su mente se desvanece y le da vueltas y por unos segundos no sabe lo que está pasando. Y, más que nada, porque es bueno sonreír de vez en cuando, no le cuesta nada. Al final sabe que podrá tomarlo si finge que todo está bien, le ha funcionado hasta ahora, sigue vivo.
El dolor se transforma en estrellas color azul mientras el hombre dice su nombre con una sonrisa en sus labios delgados.
"Tenemos que hacer algo, no estamos bien", dice, respirando para calmar su ira y con sus manos alrededor de su cuello, acariciando la piel con sus pulgares como para convencerse a sí mismo que es mejor soltarlo y dejar que las cosas se calmen. Y sólo le queda asentir.
Porque duele, pero se siente bien cuando le envuelve con sus brazos y escucha el latir de su corazón que poco a poco se va acompasando con el suyo. Flota en las nubes cuando su piel se acaricia con la suya, rasposa y salada, y le siente sonriendo sobre su abdomen.
Estaba enterrado en lo más profundo de su corazón, no podía sacarlo de ahí. Ya se había acabado las uñas rasgando para liberarse, era imposible.
"Ven aquí, amor, ven".
El espíritu se le eleva por sobre el cuerpo y todo se empieza a resquebrajar desde los cimientos porque sabe que seguirá regresando a él, de igual manera que el sol en las mañanas, de igual manera que el mar a la playa.
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hinata es lana del rey jajajaja. tengan eso muy en cuenta, tal vez sea la gota que derrame el vaso y lo que les haga decir "este pedo no es para mí". lo digo en serio 🤪 necesitan hacer un posgrado en ultraviolence para entender esta historia. PERIYAAAAAAAAAAAAAAAAT.
en fin.
AHORA, este ⬆ comentario fue escrito antes de que a lana se le saliera lo covidiota white feminist ajja, but still.
una amix (la señora a la que le debo mi vida porque me introdujo a haikyuu) y yo le decimos a kageyama rana porque la primera vez que lo vi me recordó a una rana. feel free to join us 🐸🐸🐸🐸🐸🐸🐸🐸
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La Ira del Tirano | Haikyuu!! FF (KGHN | Omegaverse!)
RomanceHoy se sintió como complacerle más que otros días. Sentado a la orilla de la cama, frente a una ventana de la que no colgaba ninguna cortina, dio un toquecito a la punta de su nariz con la punta de su dedo índice. Se sintió feliz de repente porque s...