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Cyrus, Tressa y Olberic se encontraban inmersos en una ardua batalla a las afueras de Adoquinia, unas ratas humanoides acorazadas les habían cerrado el paso.

El guerrero actuó como la línea frontal del equipo, dispuesto a absorber el daño de los enemigos y aplicar más del mismo. La mercader se mantuvo cerca de Olberic para ejecutar algún golpe certero y apoyar a su compañero. Mientras el erudito, desde una distancia segura examinaba las características sus adversarios.

Cyrus: Hmm.

Tressa: ¿Pasa algo profesor?

Cyrus: Me resulta interesante el gran desempeño que demuestran estas criaturas en combate.

Olberic: Ciertamente, parecen enemigos formidables.

El guerrero adoptó una posición ofensiva, cargó su arma y propició un poderoso ataque de espada, inflingiendo una gran cantidad de daño, pero no el suficiente para noquear a su oponente.

La mercader no se quedó atrás. Había asestado un exitoso ataque de asta contra una de las ratas. Sin embargo el animal apenas se había inmutado.

En realidad, fue Tressa quien resultó lastimada. Cyrus se acercó a ella.

Tressa: ¡Hey! Ese fue un golpe perfecto y, ¡Ningún rasguño! Son demasiado resistentes.

Cyrus: Quizás emplear la lanza contra sus armaduras no sea lo más efectivo, pero un ataque a distancia podría suponer una gran ventaja. Deberías probar con tu arco o con tus poderes de viento. Producir daño sin que puedan responder es una estrategia de lo más viable.

Olberic: No lograrán doblegarme tan fácilmente. ¡En guardia!

Tressa: Eh... ¿Profesor?

Cyrus: Hay que idear una estrategia. Y aquí hay una clave valiosa.

El pelinegro sacó de su vestimenta el tomo con que conjuraba sus hechizos.

Olberic: ¡Mi hoja y mi espíritu son inquebrantables!

Tressa: ¡Profesor!

Cyrus: Veamos...

Sin prisas, el erudito comenzó a buscar el hechizo para esta situación, página tras página.

Tressa: Oh, cielos...

Ya en mitad de su libro, olvidó por completo un pequeño pormenor.

Cyrus: Ah claro, es un hechizo que aún no domino por completo. Lo dejé en la posada. Así podría practicar y, ya perfeccionado, emplearlo de manera efectiva en combate.

Guardó su libro y retrocedió unos pasos, fijando su vista en un punto muerto.

Cyrus: Entonces...

Apoyó un brazo sobre otro y formó una L con sus dedos pulgar e índice alrededor de su barbilla. La comodidad facilita la reflexión.

Luego, cerró sus ojos y se centralizó. De esta forma las ideas podrían fluir más libremente por su cabeza.

Su concentración era tal, que los sonidos ambientales a su alrededor se habían bloqueado.

En ese momento, solo eran él y su cerebro.

[...]

Finalmente, Cyrus salió de sus pensamientos y volvió al juego.

Cyrus: Ya lo tengo, no hay manera de que...

Posó su vista sobre el campo de batalla, los enemigos habían sido abatidos por sus compañeros.

La hoja inquebrantable se mantenía en pie gracias a su ficha ganadora, la espada. Sus defensas férreas fueron su mejor salvaguardia, pero la magnitud del combate le dejó exhausto.

La mercader estaba descansando plácidamente en el suelo. En aquel momento, le pareció la cama más cómoda que podía existir.

El erudito se extrañó, juraría que le tomó tan solo unos minutos idear una táctica maestra. ¿Tanto tiempo había pasado?

Cyrus: ¿Qué... Sucedió?

Tressa: Profesor, eran buenas intenciones, pero los enemigos no van a esperar eternamente hasta tomar una decisión.

Olberic: Cyrus. Es importante pensar en un plan, pero igual de importante es la ejecución de este. Si te dedicas a pulir los detalles y nunca actúas, perderás más de lo que podrías ganar. Debes aprender a balancear ambos aspectos.

Cyrus: Comprendo, lo tendré muy en cuenta sir Olberic.

Tressa: Ahora podría...

Olberic: Darnos las uvas, por favor.

Cyrus: Oh... Por supuesto.

Octopath Traveler momentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora