LA RESPUESTA DE AMELIA

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L - No dices nada. No es tan difícil Amelia, Luisita no quiero tener hijos contigo.

A- ¿Eso es lo qué crees?- esta empezando a molestarse con su novia.

L- Sí - Esta siendo irracional, sabe que se lo ha soltado así de sopetón. Pero así ha interpretado su silencio.

A- Déjame hablar- Lo dice muy seria. -Cuando me dí cuenta que me gustaban las mujeres, renuncie automáticamente al matrimonio, a los hijos, incluso al amor... Durante mucho tiempo creí que pasaría mi vida sola. Pero al menos tenía una pasión, bailar y cantar... Pero aveces yo también me canso de luchar, estuve a punto de casarme y de tener todo lo que se esperaba de mí, era cómodo dejarse llevar y no sé si fácil. ¿Sabes lo malo de lo cómodo y fácil? (aunque en realidad no le esta preguntando) Que normalmente no te hace feliz, así que huí lo más rápido que pude de esa jaula de oro. (Luisita la entiende, no hace tanto que ha estado ahí.) Y por segunda vez me encontré renunciando a todo. Pero apareciste tú, en un día que no podía haber empezado peor, con tu sonrisa y tu dulzura lo cambiaste todo. Me dices muchas veces que yo he cambiado tu vida. Pero no te haces un idea del vuelco que has dado a la mía, rompiste todos mis esquemas, todas las paredes que había construido para que no me destrozara el mundo. Tú sin ni si quiera pretenderlo las derribaste todas, una a una. Eres luz, Luisita. Iluminas mi camino, me haces querer ser fuerte y valiente, me das motivos y sobretodo me haces soñar, me encanta soñar contigo.- y se pierden en una de sus miradas. Coge aire y sigue con lo que quería contarle.

A- Y en cuanto a lo de tener hijos. Te acuerdas de la cabalgata de reyes a la que llevamos a tus hermanos. Hace mucho, pero ya te había besado, cuando saliste de la cárcel. (Claro que se acuerda) Estábamos intentando restaurar nuestro equilibrio. Cuando me pediste que te acompañara, creí que me ibas a decir que te gustaba.

L- Iba a decírtelo.- Y se miran sonriendo. Son recuerdos preciosos, que guardarán siempre.

A- Esa tarde fue una auténtica locura, con Catalina al brazo y tú corriendo detrás de Ciriaco, pero no sé si te acuerdas pero no podíamos parar de sonreír. Cuando ya volvíamos a casa llevaba a tu hermana medio dormida en brazos y tú a Ciriaco de la mano, él te señaló algo, no sé, y tú cogiste mi mano durante unos segundos para que también mirara.

Luisita la interrumpe L- Mira que bonita, dije. Y tú dijiste: eres preciosa sin dejar de mirarme. Se me paro el corazón.

A- Me salió sin pensar, llevaba toda la tarde mirándote y creía que me iba a explotar el corazón de tantos sentimientos. No sabía que la historia solo estaba a punto de empezar. Ahí lo supe, que un día tendríamos hijos  .Y desde entonces invaden mis sueños niños rubios, que nos llaman mamá. Amor quiero todo contigo.- hace una pausa.

L- ¿Pero?- Luisita la conoce, hay más.

A- Tengo miedo.

L- ¿Miedo de qué?- y de todas las cosas que Luisita imagina, el proceso, las leyes, la gente... Pero Amelia no es como el resto, siempre la sorprende.

A- Luisita, he tenido unos padres de mierda.- y es la única vez que la ha oído referirse a ellos de esa manera.- Y si soy como ellos, y no quiero a nuestros hijos como son. Y si no los protejo y dejo que les pasen cosas horribles...

Luisita la detiene. A veces olvida que la mujer maravillosa que tiene delante, también tiene sus propios demonios. L- Tú nunca vas a ser como ellos.- se lo dice con tanta seguridad, que Amelia la cree.

A- ¿Cómo lo sabes?- se cogen de las manos.

L- Lo sé, porque aún no han nacido y ya te estás preocupando por ellos, por cuidarlos y por quererlos bien. Y además no tengo dudas porque tienes un corazón increíblemente generoso. Nuestros hijos te van a adorar.

Y se besan porque este si es un capítulo algo inesperado, pero que están ansiosas por empezarlo.

TRAS ISABEL (LUIMELIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora