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En ocasiones se perdía en sus recuerdos, especialmente cuando terminaba una jornada pesada de trabajo. Era un instante de pura melancolía, su infancia y adolescencia bombardeaban su cabeza y normalmente comenzaba con una sonrisa gratificante sin embargo recaía en una más triste.

Gwen se recargó en su silla de escritorio, la mujer exhaló al cerrar sus ojos, quedándose por un momento en silencio. El golpeteo de la puerta la obligó a reaccionar, divisando la figura de su hijo al entrar a su despacho.

— Te busca Adam Rosello. — Gwen se levantó de la silla con un cierto grado de emoción. Justo ese día memoraba a sus amigos de preparatoria, la sorpresa era todavía mayor pues habían pasado años sin saber de alguno de ellos, fugaz apareció el recuerdo del deceso de Tabata.

— Gracias. — Sebastián le entregó el teléfono inalámbrico a su madre y salió del despacho bajo la atenta mirada de esta.

— Diga... — Sintió un cosquilleo similar a estar haciendo una travesura.

— ¿Gwen? — La mujer sonrió.

La voz de Adam había cambiado, era obvio pero no dejaba de ser sorpresivo pues estaba mucho más gruesa a lo que recordaba, eso dio pie a que la imagen de su viejo amigo empezará a madurar en su mente, ella solo lo recordaba como el jovencito simpático que llegó a ser.

— Hola, Adam. — Claramente no podía verlo pero supo que su amigo había sonreído.

— ¿Cómo has estado, Gwen?

— Muy bien. ¿Y tú?

— Diría que de maravilla. — Se hizo una pequeña pausa entre ambos. — Gwen, te buscaba porque necesito de tu ayuda.

— Dime para qué soy buena.

— Es sobre un caso peculiar. — ¿Cómo explicaría lo que sucedía? — Sé de unas personas que quieren expulsar a un accionista de su sociedad pero, hm, necesitan la mayor discreción y un excelente trabajo.

— ¿Existe una razón en especial para separar al socio?

— Legalmente no lo sé, emocionalmente muchísimas. — La abogada se carcajeó.

— De acuerdo, ¿Me das el número para contactarme? Puedo hacer una videoconferencia ahora mismo si gustan.

— Eh, sí, en realidad prefieren que sea personal. Como te dije es un caso especial, muy especial... ¿Crees poder regresar para llevar el caso? — Había pasado cerca de veinte años alejada de su país y ciudad natal. Solo visitaba a sus padres y familiares, por no mencionar que cumplían seis años de ser ellos quienes viajaban a visitarla.

— ¿Es muy necesario que vaya? — Vaciló, no era que se negará a volver simplemente la tecnología era tal que la mayoría de los juicios y casos que tenía no requerían de su presencia.

La esencia de AuroraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora