[ Villamil ]
─ ¡Villa! ─ Oír mi nombre me hizo girar en dirección contraria, me dí cuenta que Aleho era quien lo pronunciaba, y con ello una sonrisa apareció en mi rostro. ─Te he estado buscando, pero...─ Sonrió.─...Parece que te estás escondiendo de mí.
─ Oh no, para nada. Sólo pensé que estarías trabajando y no quise molestarte.─ Su cercanía me pone extrañamente nervioso. Le atribuyo a ello las miradas que dirige hacia mí, no sé, me hace sentir raro, pero de una forma bonita. No me incomoda ni nada por el estilo.
─ Tú nunca serás una molestia. ─ Acarició mi barbilla con su pulgar de una manera tan linda que me hizo sentir cosquillas. Liberé una risita que sonó algo infantil, cosa que me avergonzó de inmediato. ─ ¿No es curioso?, De todos los lugares donde pude haber conseguido trabajo, llegué aquí, a tu empresa Villito.
─ Sí, es bastante curioso. ─ ¿Qué más iba a decir?, Estaba preocupado porque la imagen que estábamos dando podría dar pie a malas interpretaciones.
Nos quedamos en silencio unos minutos sin saber qué decir, de un momento a otro el ambiente se tornó incómodo. Parecíamos un par de estudiantes después de recibir un regaño del profesor, recargados en la pared frente a la oficina de papá, donde él y Simón están hablando.
─ ¿Qué te parecieron las flores que te regalé? ─ Soltó de repente y lo miré confundido. Él se notaba inquieto esperando una respuesta y yo no entendía a qué se refería.
─ ¿De qué flores estás hablando? ─ Pregunté sin dudar, ahora su semblante replicó el mío. Frunció el entrecejo esperando a que yo le dijera que es una broma, pero no respondo y le confirmo mi desconocimiento.
─ Las flores que envié a tu habitación. Fue el mismo día que volviste a Colombia, le dí tus datos al encargado, incluso el número de tu habitación para evitar confusiones. Cuando te ví en el avión no quise preguntarte nada porque quizá estabas incómodo, y tu esposo estaba a lado.
— No recibí nada. ─ Traté de memorizar mis acciones de ese día en concreto, pero mi memoria no es muy buena y sólo me ayudó refrescando una cosa. ─ Sólo un sobre.
─ ¿Lo leíste? ─ Su sonrisa pareció haber revivido junto a una chispa de esperanza.
─ No... Estaba por leerlo, pero entonces llegó Simón y me apresuré a bañarme para que no se hiciera tarde, recuerdo no haberlo visto más en donde lo dejé. Después con el ajetreo me olvidé del tema.
─ Bueno, no importa. Igual, no sabía si te molestaría que te regalara flores, apenas nos vimos una vez y quizá podría parecerte extraño o apresurado.
─ No te preocupes, está bien. Agradezco el detalle, nunca antes me han regalado flores, estaba acostumbrado a ser yo quién lo hiciera, pero que hayas querido hacerlo tú me parece... Lindo.
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R E V E N G E | Villargas / Isargas
Fiksi PenggemarSimón comprende que Juan Pablo no es culpable de las penas y tormentas que han pasado él y su familia durante doce largos años, pero aún así sus vidas se unen de una forma que ni la propia razón podría llegar a comprender y todo por un siniestro pro...