XI. [P.2] D I S C R E C I Ó N

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[ Villamil ]

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[ Villamil ]

¡Villa! ─ Oír mi nombre me hizo girar en dirección contraria, me dí cuenta que Aleho era quien lo pronunciaba, y con ello una sonrisa apareció en mi rostro. ─Te he estado buscando, pero...─ Sonrió.─...Parece que te estás escondiendo de mí.

Oh no, para nada. Sólo pensé que estarías trabajando y no quise molestarte.─ Su cercanía me pone extrañamente nervioso. Le atribuyo a ello las miradas que dirige hacia mí, no sé, me hace sentir raro, pero de una forma bonita. No me incomoda ni nada por el estilo.

Tú nunca serás una molestia. ─ Acarició mi barbilla con su pulgar de una manera tan linda que me hizo sentir cosquillas. Liberé una risita que sonó algo infantil, cosa que me avergonzó de inmediato. ─ ¿No es curioso?, De todos los lugares donde pude haber conseguido trabajo, llegué aquí, a tu empresa Villito.

Sí, es bastante curioso. ─ ¿Qué más iba a decir?, Estaba preocupado porque la imagen que estábamos dando podría dar pie a malas interpretaciones.

Nos quedamos en silencio unos minutos sin saber qué decir, de un momento a otro el ambiente se tornó incómodo. Parecíamos un par de estudiantes después de recibir un regaño del profesor, recargados en la pared frente a la oficina de papá, donde él y Simón están hablando.

¿Qué te parecieron las flores que te regalé? ─ Soltó de repente y lo miré confundido. Él se notaba inquieto esperando una respuesta y yo no entendía a qué se refería.

¿De qué flores estás hablando? ─ Pregunté sin dudar, ahora su semblante replicó el mío. Frunció el entrecejo esperando a que yo le dijera que es una broma, pero no respondo y le confirmo mi desconocimiento.

Las flores que envié a tu habitación. Fue el mismo día que volviste a Colombia, le dí tus datos al encargado, incluso el número de tu habitación para evitar confusiones. Cuando te ví en el avión no quise preguntarte nada porque quizá estabas incómodo, y tu esposo estaba a lado.

— No recibí nada. ─ Traté de memorizar mis acciones de ese día en concreto, pero mi memoria no es muy buena y sólo me ayudó refrescando una cosa. ─ Sólo un sobre. 

¿Lo leíste? ─ Su sonrisa pareció haber revivido junto a una chispa de esperanza.

No... Estaba por leerlo, pero entonces llegó Simón y me apresuré a bañarme para que no se hiciera tarde, recuerdo no haberlo visto más en donde lo dejé. Después con el ajetreo me olvidé del tema.

Bueno, no importa. Igual, no sabía si te molestaría que te regalara flores, apenas nos vimos una vez y quizá podría parecerte extraño o apresurado.

No te preocupes, está bien. Agradezco el detalle, nunca antes me han regalado flores, estaba acostumbrado a ser yo quién lo hiciera, pero que hayas querido hacerlo tú me parece... Lindo.

R E V E N G E | Villargas / IsargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora