Capítulo 1 Mi vida antes de él

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Lyla

Me levanto como todas las mañanas, baño, vestir, hacer el desayuno y escuela.

Evitar a Patricio también es un paso clave en mi día a día.

Camino a la escuela, no tan lejos de aquí. Dejando de lado con quién comparto techo y mi horrible vida, me encanta vivir en Baja California, apenas tenga 18 años me largaré de la casa de Patricio y me compraré una casa en la playa y jamás volveré a acercarme a...

—Hola, Ly —la voz de Fatima me regresa a la tierra y le doy una sonrisa corta.

—Hola, Fati.

—Sabes que no me gusta que me llamen así.

—Lo sé, por eso es divertido.

Seguimos en nuestras bicicletas rumbo a la escuela.

(...)

—Ly.

—¿Que sucede?

—En siete meses cumplirás 18 ¿Ya sabes a dónde te irás?

—¿Crees que no? He esperado mucho para poder largarme de casa de Patricio —las veces que hui terminé devuelta en casa de Patricio de formas horribles—, ya tengo todo planeado y seguiré trabajando como mesera en el restaurante de tarde y de noche en el bar. Y sobre mi casa... Ahorro desde los 7 y ya logre reunir lo necesario, apenas sea mayor de edad me compraré mi casa en la playa y olvidaré todo lo que me ha hecho pasar Patricio.

—Me alegro por ti.

—Yo igual me alegro por mi.

Ya casi cumplo 18, estoy tan cerca de la felicidad, no hay nada malo que pueda pasar. Nada arruinará esto.

¿Cierto?

(...)

Otro difícil día en la preparatoria. Logro sobrevivir, me va bien en la escuela y necesito seguir así para conseguir una beca en la universidad, sé que será difícil mi examen de admisión.

Tras salir de la preparatoria escuchó mi teléfono sonar, de seguro es Patricio, no quiero tener problemas con él así que contesto.

—¿Qué sucede, Patricio?

—Necesito que vengas a la casa, ahora —no se escucha muy contento, pero así se escucha siempre.

—Me temo que no será posible, te recuerdo que tengo dos empleos para poder pagar la luz, el agua, comida, tus cervezas, droga, etc, etc. Así que nos vemos en la noche.

—Andrea, no entiendes, tienes que—.

Cuelgo y nuevamente sigo mi camino al trabajo.

Odio que me llamen Andrea por el simple hecho de que él me llame así. Lo odio tanto. Lyla tampoco me gusta más, es el nombre que eligió Patricio, y... Andrea es el nombre de mamá.

—¿Sucede algo, Ly?

—Nada, nos vemos mañana.

Xxx

Su casa...

—Lo siento, señor De'Ath.  Mi hija vendrá después de las 9:30pm.

Patricio —padre de Andrea— esta en una silla frente a mi, su pánico huele delicioso. Tal vez no tenga idea de que mi padre está muerto y que ahora yo soy el encargado de cobrar su deuda. ¿Cómo reaccionará Andrea?

Esto tomo años de organización.

—No se preocupe —agito mi arma en su dirección y Patricio tiembla, sonrió con diversión por su reacción—, para que veas que soy bueno, tienes hasta las 12:00 pm para salvarte, tu hija por tus deudas y una ración de cocaína y marihuana si cumples, será un regalo.

—Claro, ¿Dónde firmo?

Si no fuera alguien de palabra lo mato ahora mismo. Todo a su tiempo.

Lyla

Ya casi van a dar las 7:00 pm y mi turno en el restaurante acabará, luego tendré solo media hora para acabar mis tareas de la escuela y luego ir al bar a trabajar, y para finalizar mi día la violencia de Patricio al llegar, ¿con qué me golpeará hoy? ¿Una botella? ¿a palazos de nuevo? ¿Me dejará afuera?

—Lyla, ya llegué, puedes irte —veo a Sasha (mi relevo de turno) entrar y me alegro de que ya acabo mi turno.

—Gracias —tomo mi mochila y me abro la puerta para irme—, nos vemos mañana. Buenas noches —no logró escuchar lo que hubiera tenido Sasha para decir porque me voy a toda prisa. Camino hacia la playa que está más cerca del bar, es relajante el aire del lugar. Al llegar a la playa empiezo y termino mi tarea. Tras dar las 7:25pm empiezo a guardar todo para dirigirme al bar. No tardo mucho en llegar al bar, al encontrarme dentro del lugar me dirijo a la barra y empiezo a servir las bebidas.

—Hola, Jake —saludo a mi compañero de turno, aunque ya es más un amigo que compañero.

—Hola, Lyla. Parece que hay muchas personas a pesar de que es jueves.

—Ya lo creo. A los riquillos jovenes les gusta venir cada que pueden, como si no tuvieran casa o escuela, la mayoría hoy no parecen ser mayores de edad.

—En efecto, y no olvidemos que tú formas parte del sector de menores de edad, de nada por ayudarte a trabajar aquí.

—Siempre te lo agradezco, Jake.

Miro a los lados y no solo hay alcohol, sino que también drogas. Las odio. Son una parte fundamental del porque mi vida a sido una mierda.

Si tan solo pudiera irme.

(...)

Pasa el rato entre dar tragos, propinas y propuestas indebidas hacia mi persona.

—Ya toca irnos.

—Cierto —miro el reloj y efectivamente son las 11:00 pm, nuestro turno acabo.

No es mucha la paga, pero algo es algo, aparte no trabajo aquí tantas horas y gracias al cielo tengo el primer turno del antro. Salimos del lugar tras llegar los del nuevo turno. El aire exterior es mejor, enserio amo la brisa de aquí.

—¿Nos vamos juntos?

—No vivimos en el mismo lugar, ni por la misma zona —le recuerdo a mi amigo.

—Entonces deja que te acompañe —lo miro con duda—. Solo para asegurarme de que llegues a salvo, sabes que no es muy seguro donde vives. México en general no es de lo más seguro.

—¿No te importa llegar un poco más tarde a tu casa?

—¿Bromeas? No subestimes a mi moto, a parte no es problema, no creo llegar después de las 11:00 pm.

Sonrió y camino junto con él hacia donde se encontraba la moto. Él se sube primero y luego yo con algo de dificultad, no estoy acostumbrada a subirme a motos y me trae malos recuerdos.

Camino a casa Jake como siempre logra sacarme conversación y yo me fijo en que no se pase los semáforos y nos mate, ya estoy cerca de ser liberada como para morir. Entre risas llegó a mi casa, pero entonces mi sonrisa se apagó.

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