Invierno [Ereri]

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Eren. J

El tiempo del verano ha finalizado hace ya unos días, trayendo con sigo al otoño invernal de las escondidas montañas de nuestro territorio; allí, justo por encima de nuestro pueblo se encuentra el terreno de los omega.

Tan despiadada criaturas son nuestra perdición, dotadas con una belleza única y corazón tan frío como su mismo habitad. Innumerables alfas han intentado conquistar a uno de ellos, acabando horriblemente destrozados con la actitud exigente de aquellas criaturas. Incluso yo lo he intentado, he conseguido uno que otro chance de un invierno con uno de ellos, pero eso es lo menos importante ahora.

Hay una fiesta importante. Ambos pueblos nos reunimos cada invierno con la esperanza de no pasar el invierno sin compañía; y de hecho en este preciso instante sucede eso. Me organizo la capa y termino de atar los cordones de mis botas, las voces de mis compañeros nerviosos se escuchan detrás de mi, indicando por supuesto que es hora de partir. Recargo mi bolso sobre mi hombro derecho y los sigo a la salida. Todos mis amigos llevaban collares, ropa he incluso flores, que por sierto son muy costosas, todo sea por conquistar a un omega. Me compadesco de sus pobres almas, a los omegas no les gustan esas cosas, bueno, al menos a la mayoría espero que les funcione. Pues hablando de mí experiencia, puesto que los omegas son excepcionalmente independientes, no dudan ni un segundo en partiré la cara. Pero claro, eso no significa que los alfas seamos débiles, al contrario, somos igual de fuertes, solo que ellos, como progenitores y encargados de las crías ellos tiene un alto sentido de responsabilidad y por supuesto con muy ariscos como gatos más o menos. Puedes acabar rasguñado por alguno de ellos si te pasas de listo.

El frío invernal dominaba en nuestro camino, aún no ha comenzado a nevar pero de inmediato se puede sentir que falta muy poco para que las lluvias comiencen y es tiempo suficiente para cortejar a alguno por lo menos.

Echo una mirada al camino restante, alzando mi cabeza para divisar los grandes pinos que, gracias a la neblina, no nos deja ver mucho más allá de unos cuantos; incluido nuestro camino, escuchaba los pasos lentos de los hombres jóvenes por el frío y de inmediato deduje que es su primera vez, o la mayoría al menos, pues varios compañeros de mi edad visitarán el lugar.

- ¿Ya casi llegamos? - pregunta un joven ha aparentemente casado del frío y de tener que mover sus pies.

- Si tomamos un descanso te va a dar hipotermia.

Dije antes de detenerme un poco. El joven sigue su camino y yo me quedo atrás, me pongo la capucha para evitar el inminente frío y sigo mi camino. Los joven estaban frente a mi y no podía evitar verlos y sentir un poco de pena por ellos. Espero que no destrosen sus esperanzas a la primera.

El frío aumenta a medida que subimos la montaña, cortando la vista con la pesada neblina que ya se me hace tan común. Un letrero aparece en el camino, indicando que estamos a poco de llegar. Los murmuró emocionados de los chicos llenaban el lugar, creando en su imaginación un paraje perfecto en el que estarán con los omegas.

Que pesar, pues yo antes cuando vine por primera vez estaba más que encantado con el corto viaje, esperanzado de encontrar una pareja para siempre. Fui un ingenuo, en este lado, rodeado de parajes de hielo y omegas peligrosos no existe algo como las parejas de por vida, sólo sucede en el extraño caso en que logres marcarlo. Difícil por cierto. Pues son tan ariscos que el solo marcarlo es un logro en nuestra comunidad alfa, bueno, a los omegas jóvenes es más difícil acercarse pero no imposible, incluso pueden pasar el invierno contigo y si en ese tiempo no se deja marcar es una clara señal de que nunca dejará, ya sea por falta de interés o que sólo te haya utilizado para tener sexo y nada más.

Tras un tiempo logramos llegar a un terreno plano. Hemos llegado, el aroma tentador y dulce de los omegas del lugar atrae a los jóvenes y los dejó que se vayan, ellos solos deben enfrentarse a eso. Yo por otro lado camino lento al lugar, no tengo afán de llegar ni mucho menos de acercarme a uno de ellos.

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