Estando en Berlín - (Manuel Neuer)

CAPÍTULO 61

Había llegado el día del partido contra Argelia y agradecí al cielo que me tocara entrenar ese día a esa hora para estar muy concentrada y no pensar en Derek al escuchar a los ríos de gente gritando su nombre junto con el del resto de sus compañeros. Tomé mis cosas y las empaqué dentro de mi maletín para cambiarme allá y beber agua después de terminar todo. Me coloqué un abrigo gris y me tapé la cabeza con la capucha que traía éste para evitar que la ventisca me pudiera hacer más daño del que ya me hacía y partí para mi clase de yoga.

Cuando llegué no podía creer lo que estaba frente a mí.

-Corre Taylor tenemos que ver esto- dijo una de las chicas.

Había una gran pantalla frente a nosotras donde Se podía ver cómo los jugadores entrenaban los últimos segundos para comenzar la competición. ¡Demonios, demonios!, grité para mis adentros.

-¡Es Dereeeeek! ¡¡Mira Taylor es el bombón de tu novio!!- tuve la intención de gritarlas y abofetarlas pero me contuve con todas mis fuerzas. Vi cómo la carota de Derek fue pasando frente a la cámara y percatándose de que ésta lo estaba filmando se volvió para mirar y guiar un ojo y dejarlas matadas a todas, incluyéndome. Solo que no lo expresé.

~

En sí tenía un buen desempeño pero había dejado pasar por alto un gol que tenía preocupadas a todas. Pero luego el equipo supo reponerse con dos goles contra el equipo argelino. Un largo tiempo que me mantuvo enferma y que pareció eterno.

-¿Qué pasa Taylor? ¿No te emociona verlo?

-Oye por cierto, ¿por qué te devolviste de Brasil? Yo me habría quedado,

No las soportaba.

-Lo siento chicas. Me estoy sintiendo mal. Me duele mucho el cuerpo y creí que íbamos a entrenar hoy- mencioné exagerando lo que sentía y la maestra puso cara de estar avergonzada.

-Lo siento, Taylor- dijo ella.

- No, está bien- sonreí-. Pero debo irme ya, perdón.

Mi corazón estaba achicharronado, no sabía que sentir, qué pensar. Me escondí bajo las cobijas de mi cama soñando con estar de nuevo en Brasil, soñando que no había pasado nada malo entre Derek y yo y que estaría consigo hasta el final de su campeonato. En esos instantes sonó mi teléfono y rogué por que no fuera él, aunque lo extrañaba tanto pero estaba indignada y muy herida. Miré la pantalla y era Dinah. Qué alivio.

*-Dinah, qué sorpresa.*

*-¿Cómo sigues Taylor?*- preguntó con suma amabilidad.

*-No te puedo decir que excelente. Pero sí he estado bien.*

*-Bueno, aunque sea eso me alegra. ¿Te enteraste del marcador de esta tarde?*

Suspiré. -Sí.

*-Taylor, Derek ha bajado su nivel notablemente.*

*-Dinah, es lógico. Lo ha partido un rayo, por favor.*

*-No, Taylor. Él empezó esto con todo el ánimo del mundo pero... desde el partido del empate empezó a retroceder.*

*-¿Y bien? ¿Qué puedo hacer Yo? Deben ser estragos del agotamiento.*

*-Sé que él está necesitando de ti. Te extraña de la forma en la que no puedes imaginar.*

*-No me digas-*. Fruncí el ceño mientras caían diminutas gotas de lluvia contra la ventana de mi cuarto.

*-No te diré que regreses, sería una locura. Sólo sé que lo que le pasa es por lo que siente por ti. Está más que arrepentido. Y ya dentro de cuatro días toca nuevamente partido contra Francia. Los franceses vienen con toda.*

*-Dinah eso ya no me corresponde resolverlo. No tengo cómo. Él se lo buscó*- al parecer se interrumpió la señal por unos segundos o se había quedado callada. *-Hola...*

*-Taylor*- el corazón me pegó un brinco de emoción al escuchar esa voz gruesa y dulce y mi boca se abrió como si se fuera a desajustar de la caja.

*-Ah...*- Sólo conseguía balbucear sin lograr pronunciar cosa alguna. Sentí tantas pero tantas ganas de decirle que lo perdonaba, que lo extrañaba y lo deseaba...

*-Dime algo, lo que sea. Necesito oír tu voz.*

*-Derek,*- el brillo de mi voz se había apagado implicando sobriedad pero también tristeza.

Suspiró y me hizo estremecer. *-Quiero que regreses Taylor. Yo te mando el dinero que necesites pero no quiero que me abandones en estos momentos tan críticos. Te necesito, entiéndelo.*