Encuentro

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Se aproximaba un día perfecto, el pronóstico era de cielos despejados a ligeramente nublados por el resto del día, la probabilidad de lluvia era casi nula y las temperaturas estarían los suficientemente bajas para necesitar un abrigo, pero no como para esperar nieve. Aunque eso era lo que menos deseaba para el día de hoy, quería despertar con la necesidad de poner trastes por toda la casa ya que un aguacero estaba creando goteras en el techo, quería estar a punto de salir de mi casa y que la puerta se trancara con una montaña de nieve, quería estar por tomar el teléfono y que un rayo haya hecho caer una torre telefónica para que no pudiera contactar a nadie.

Deseaba que el día fuera estruendoso y lleno de numerosas dificultades obstruyendo el paso hacia cualquier plan. Quería tener todas las excusas posibles para no hacer lo que tenía que hacer, pero el mundo no estaba de acuerdo conmigo.

Eran las 5:15, pronto debería empezar a arreglarme o llegaría tarde, a pesar de no querer asistir al evento, sabía que no era una opción ir y verme fatal, había pasado mucho tiempo y quería mostrar mi mejor imagen. Me miré al espejo con pesar, la incertidumbre me estaba matando, no saber que pasaría esta noche. Había estado evitando el tema, todo lo que tenía que ver con ese preciso momento de mi vida y de pronto vino a buscarme, en mi cabeza solo se repetía lo mismo una y otra vez, una duda tan simple pero tan complicada de resolver... ¿Por qué?

La última vez que nos vimos yo estaba muy molesta, recuerdo que me tropecé; en ese instante supe que todo había acabado para mi, estaba nerviosa esa mañana y me equivoqué de calzado, no era culpa de nadie más que mía, pero en ese momento era más joven que ahora y me fue más fácil poner la culpa en otros y no en mi misma. Resoplé ante el recuerdo de mi entonces oscuro cabello, revoloteando a mi alrededor mientras él trataba de tranquilizarme, no sé como pensó que podría lograrlo, me conocía bastante bien, yo enojada soy la peor versión de mi misma, y el no estaba excepto de salir dañado por mi explosivo carácter.

Bajo la cascada de la regadera mi cabeza se sentía pesada, probablemente debido a todos los remordimientos, negaba con la cabeza cada vez que uno cruzaba por mi mente; habían pasado muchos años ya, pero los sentimientos solo se hicieron más pesados en mi interior, por más que yo deseara olvidarlos, ellos seguían conmigo. Detuve el chorro en contra de mi voluntad, quería quedarme un rato más bajo la tibia agua, pero me negaba a malgastar más agua de la que ya había desperdiciado en los últimos días, la regadera se había convertido en mi mejor compañera desde que recibí el paquete.

Cuando llegó, honestamente creí que se trataba de un error, creí que mi vecina otra vez había olvidado la diferencia entre la B y la D, pero ella insistía en que era grosero que yo creyera  eso de ella, aunque ya había sucedido varias veces en el pasado. Me daba risa recordar a la Señora Yung, más ahora que se había teñido el cabello de un azul vibrante, ya que esa era la moda entre los muchachos y no quería quedarse fuera de onda, esperaba crecer para ser como ella. Aunque la mayor sorpresa no me la lleve al ver el cabello de la Señora Yung, sino al abrir el paquete y ver un sobre con mi nombre, en el interior solo había una tarjeta que decía "Por favor ven", no decía el nombre de nadie, ni estaba firmada; pero al ver el contenido del paquete, no necesité más palabras, ni nombres, ni remitente, ni señal de humo, ni nada, todo quedó claro.

Desempañe el espejo del baño para comenzar con mi rutina, y al ver mi reflejo desee ver un gran grano en el centro de mi frente o en la punta de mi nariz, pero justo hoy mi cara decidió estar limpia y sin mayor imperfección, ojalá así fuese siempre y no justo cuando necesito una excusa para quedarme en casa. Mentiría si dijera que no estaba al menos un poco emocionada, claro que lo estaba, pero era más grande mi temor, era mucho más grande el miedo que tenía de que todo estuviera planeado para humillarme, aunque SunRi insistía en que no era tan relevante mi existencia como para que él organizara todo un evento para humillarme; la idea no sonaba tan descabellada en mi cabeza, tal vez porque quería pensar que aún soy importante para él, como sigue siéndolo él para mi.

EL PERDÓN [[ Park Jimin ]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora