Capítulo 53

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Barbara quería poder decir que estaba tranquila cuando veía hacer cada escena romántica de Macarena con ese Juan, pero no lo estaba. Incluso después de casi tres meses, ella seguía apoyando en la novela a su animada prometida, pero no negaba que su corazón se hundía cuando la veía besando a otra persona, o viendo las escenas de cama con el bastardo. El tema musical de la novela era hermoso, pero cuando lo tocaban en cualquier otro lugar, la morena rápido cambiaba de estación o se ponía los auriculares. Siempre supo que sería difícil, pero vivirlo en carne propia era insoportable. Lo que calmaba su corazón era que Macarena regresaba a casa y la abrazaba todas las noches y dormía en sus brazos, con lo que se despertaba feliz. Todo lo demás, íntimo e intenso sobre Macarena era solo ella. Ella era la mujer más afortunada del mundo.

Y posiblemente una de las más celosas, admitió para sí misma mientras entrenaba en Lucho. Tenía las manos vendadas, pero eso no le impedía sentir el dolor de la conmoción, sentir el pulso sanguíneo con ira. Ella realmente quería eso; necesitaba el dolor, la adrenalina, las hormonas que la harían olvidar su ansiedad cuando veía los hermosos ojos azules de Macarena mirando a otra persona.

De hecho, la mujer era una actriz sensacional, había mucha verdad en todas sus expresiones, lo que solo alimentaba los celos de Barbara. Cualquiera podía decir que de verdad estaba enamorada de Juan. Pero no lo estaba. Barbara sabía que no lo estaba, pero eso no significaba que se sintiera cómoda al ver a su mujer aparentemente desnuda debajo de las sábanas con otro hombre.

Pero, por supuesto, entendía su profesión, la apoyaba en todo lo que fuera posible, cuando le pedían a su prometida fotos en la calle, insistía en ayudarla. Su mujer era cada vez más reconocida, sobre todo porque era una de las protagonistas principales de la telenovela, en el mejor momento de la televisión mexicana. Era un prestigio. Incluso necesitaba una red social, y Barbara se divertía al ver a su amor tener que hablar con la cámara de su teléfono celular como si fueran personas reales. Barbara no entendía nada de eso, pero lo respetaba.

Y de vez en cuando aparecía en un video.

Mientras golpeaba el saco de boxeo, el sudor corría por su cuerpo, goteando de su nariz y cara; ella estaba jadeando, sintiendo todo lo que necesitaba sentir para irse a casa y asistir al set. Ya era casi la hora de ir a buscar a Macarena después de todo. Necesitaba arreglarse. Macarena siempre estaba con sus amigos de la telenovela, y todos siempre andaban bien vestidos, no podía ir solo en pantalones cortos y camiseta. Después de una ducha caliente, la morena se puso unos jeans, una camisa con botones y un par de zapatillas. Se subió a su moto y se dirigió hacia donde Macarena debería estar.

El problema fue que no estaba.

Barbara se sentó en su motocicleta, con los pies apoyados en el suelo y el casco entre las piernas. La noche amenazaba con llegar, poco a poco, y le gustaba ver las estrellas. Pensaba en que le haría de Macarena una cena especial en casa, no habían tenido un momento romántico desde hace un buen tiempo. Barbara comenzaba a extrañar el estar con su prometida; apenas y tenían tiempo de hablar de la boda. No es que Barbara tuviera prisa, bueno sí, un poco. Sabía que no era el momento y que el matrimonio era solo un tonto papel, que en sus corazones las dos ya estaban casadas.

En su reloj, notó que Macarena llegaba veinte minutos tarde. La llamó pero la mujer no respondía. Era extraño, pues Macarena no acostumbraba llegar tarde. Bárbara no podía entrar a los estudios, así que se quedó quieta en donde estaba, sentada en su motocicleta, se puso los auriculares y puso una canción que la hacía pensar en su prometida. Ah, como le gustaba pensar en ella.

Gabo envió un mensaje para avisarle que había un nuevo retador en Lucho y Bárbara aceptó de inmediato. Jueves. Media noche. Gonzalo también envió un mensaje preguntando si ella y Macarena querían cenar con él y Claudia. Le contestó que lo hablaría con Macarena ... eso si la encontraba. Le envió un mensaje a su novia, diciendo que estaba en la puerta del estudio.

El mar de tu mirada | Barbarena I Terminada I EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora