Phoebe Grey

Memorias de Grey

-Papi, ¿dónde están mamá y Phoebe? Quiero verlas-dice mi pequeño con lágrimas en los oojos.

Le cojo en brazos, abrazándolo con fuerza.

-No llores Teddy. Están durmiendo en su habitación, ahora iremos a ver a nuestras chicas, ¿quieres?

-¡Sí!

Vamos rápidamente hacia el cuarto donde se encuentran mi amada esposa y mi pequeña princesa recién nacida. Ted se dirige a la cama de Ana y le da un beso en la mejilla, para posteriormente ir hacia la cuna donde descansa mi bebé.

-Papá, levántame. No la veo-dice saltando, intentando ver a du hermana. Le cojo y lo apoyo en mi cadera, para que los dos observemos con detenimiento a nuestra pequeña Phoebe, es como una Ana en miniatura-. Es guapa.

Alargo la mano para acariciarle la mejilla a mi hija, haciendo que ella abra los ojos y me deje ver, por segunda vez que son idénticos a los míos.
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-¡Me da igual Welch!¡Haz lo que te ordeno!

-Sí, señor Grey.

Cuelgo exasperado. ¿Tan complicado es hacerme caso? Bueno, Ana nunca me obedece, pero en ella a veces resulta hasta excitante.

Oigo un chillido. De Phoebe, ¿qué le pasa? Voy a la veñocidad del rayo hacia la procedencia del grito y encuentro a mi niña sentada en el suelo, tapando su cara con sus manitas, llorando, y a Ted intentando acercarse a ella.

-¿Qué ha pasado?-digo acoguendo a Phoebe entre en mis brazos.

-Ted me ha llamdo tonta.

-Theodor Raymond Grey Steel, ¿cómo le dices eso?

-No quería decir eso, esque estaba enfadado-dice cogiendo la cara de su hermana entre sus manos-. Yo soy el tonto, ¿me perdonas?

-Vale, pero antes tienes que hacer una cosa.

-¿Cuál? Haré lo que quieras.

-Tienes que darme un beso y un abrazo.

-¡Hecho!

Ted me la arrebata de los brazos y yo simplemente me quedo allí, mirando a mis pequeños tesoros.
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Ahora Ted tiene diecisiete años. Es un buen chico, aunque es un mujeriego, cosa que Ana odia. A mí no me importa, ya que yo no he sido un santo. Ya tendrá tiempo de madurar.

En cambio, Phoebe es tan tozuda como su madre. Ahora acaba de cumplir los quince, y los chicos babean por ella. Malditos idiotas, ¿de verdad piensan que permetiré que se acerquen a mi niña? Nadie se acercará a MI Phoebe.

Por esa razón tiene un guardaespaldas, Alex, recomendado por Taylor. Aunque tan solo tiene dieciocho años, tiene unas habilidades increíblemente admirables. Phoebe estubo dos semanas enteras sin dirigirme la palabra ,en cuanto le asigné a Alex, lo que hacía que mi pecho doliera como si clavaran en mi corazón miles de espadas.

Pero actualmente ya lo ha asimilado y parece que empieza a soportarle, pero sigue siendo fría con él.