- Por aquí es tu recámara. Tengo entendido que estarás sola- comentó la directora Mercedes mientras caminábamos por un largo pasillo-. Tercer y último piso, última puerta a la derecha- dijo parando unos segundos al atravesar un corredor.
Asentí timidamente.
- Muy bien. Continuemos- dijo entrando en confianza, sin embargo podía percibir un poco de sequedad en su tono. Sentía que era la primera vez que entablaba una conversación con algún discípulo.
- Gracias- comencé con voz baja-.Gracias por ayudarme- comenté agradecida de verdad.
Me volteó a ver seriamente, examinándome detenidamente, y volteó hacia el frente asintiendo solo una vez.
- Y también por ser la primera persona en dirigirse, hacia mí, sin disgusto- bajé la mirada hacia mis manos, moviéndolas de un lado a otro entrelazándolas de vez en cuando.
- La vida es difícil, tienes que acostumbrarte a ello. Nadie va a salvarte, tienes que entender eso. Nadie se va preocupar por ti cuando estes en peligro. Empezarás a entrenar pronto, y te prometo ayudar, pero entiende, de una maldita vez, que nadie te ayudará; tienes que hacerlo por ti sola, por ti misma. Porque si no lo haces tú, nadie más lo hará por ti- dijo con la voz más firme que antes-. Te lo digo por experiencia.
Entendí, con ese tono no tan sutil, que no hablaría de ese tema; y menos con una adolescente a la que acaba de conocer.
- Okay- dije tímidamente-. Lo entiendo.
- Sinceramente no es algo el cual puedas escuchar y aplicar, sino que es algo que en algún momento vas a vivir; y no te gustará.
Me quedé callada. No sabía que contestar a eso.
Llegamos, después de bajar por unas largas escaleras, a un extenso pasillo; el cual daba paso a muchos cuartos. Seguimos caminando.
- A la izquierda se encuentra el comedor y justo enfrente la enfermería- dijo señalando cada puerta.
Seguimos caminando mientras señalaba más puertas.
- Aquí se encuentra el gimnasio. Podrás entrar, por ahí mismo, a la alberca y a la pista atlética. Normalmente la utilizamos en tiempos de invierno, así que ahora mismo estaremos corriendo por el bosque.
Asentí.
- En este salón enseñan maneras prácticas para sobrevivir en el bosque, entre otras cosas que te salvarán el pellejo más de una vez. Y justo en frente el salón en donde aprenderás a hacer algunas armas que te vendrán bien en cualquier apuro.
Llegamos al piso más bajo. Se encontraba prácticamente a obscuras.
- Normalmente nadie viene por aquí. Lo único que hay, en esta planta, es un viejo gimnasio.
Asentí.
Siguió hablando y hablando, mostrándome todos los lugares en los que estaré por un buen tiempo. Cada vez que avanzábamos, iba memorizando cada lugar, recordando todo lo que era posible.
Terminamos en una habitación un poco alejada de todo lo demás. Estábamos en el penúltimo piso.
- Y por último, esta es mi habitación. Todos los profesores se hospedan en el instituto, sin embargo todos tienen habitaciones compartidas. A excepción de mí- dijo con un suficiencia.
Hablé una vez más.
- Gracias, de nuevo, por haberme ayudado.
- ¡Por la Diosa Luna! No te cansas de agradecer. No he hecho nada nuevo, solo fui levemente amable- dijo un tanto molesta.
- Y sin embargo has sido más amable, conmigo, que cualquier otra persona desde mi llegada- dije firmemente, sabiendo que estaba saliendo un poco de mi zona de confort, pues nunca le había contestado a una persona más grande que yo.
Mientras la veía pude contemplar como sopesaba mi respuesta. Poco después asintió complacida.
- De nada- dijo con una leve brillo en sus ojos, pero con el rostro serio-. Recuerda, mañana comenzaremos a entrenar. Al rededor de 35 minutos después de tu entrenamiento con el resto de alumnos. Búscame en el gimnasio, el del último piso. No lo olvides- abrió la puerta de su habitación, y justo cuando estaba por cerrar la puerta comentó-. Descansa bien, intenta recuperarte, mañana se viene un día bastante duro.
Y con eso cerró la puerta.
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¡Ojalá no haya sido un capítulo aburrido! Pero prometo publicar otro capítulo pronto :) Espero les gane uno que otro voto y/o comentario.
¡Los estaré leyendo!
Byeeeeee
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Perdida
Người sóiRechazada desde pequeña por haber sido abandonada. Rechazada por ser débil. Rechazada por su manada. *********** Mallory jamás ha sido aceptada por el resto de su manada. Especialmente por vivir con zetas. La molestan por ser débil, por ser como es...