Día 2 y Día 3

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Rubius era un desastre organizando citas y eso nadie iba a poder cambiarlo, ni aunque le rezaran por 20 noches sin dormir a los Dioses.

Willy se encontraba corriendo por las calles y callejones de Karmaland para poder llegar al parque de diversiones que del pueblo, pues había quedado con Rubius para verse ahí en el atardecer. Cuando llegó a la entrada se inclinó hacia adelante y apoyó sus manos sobre sus rodillas en un intento por recuperar el aliento.

— ¡Perdón! ¡La cafetería tenía demasiados clientes y no fue hasta hace unos minutos que el último se fue! —explicó el albino.

— Tranquilo, no llevo mucho tiempo esperando —responde el oso tomando una de las manos del omega— Vamos, compré entradas con pase libre para todo.

La sonrisa del teñido mientras mostraba las dos boletas logró que el albino se sonrojara levemente y soltara una pequeña risa, y es que el alfa se veía como un cachorro emocionado porque ya podía colorear sin salirse de las líneas.

— De acuerdo, de acuerdo. Vamos —Willy comenzó a caminar hacia el parque arrastrando a un híbrido completamente embobado con él.

El albino dejó de caminar un momento para mirar al osito que tenía una sonrisa de tonto enamorado junto a un fondo rosa con corazones y hasta sus ojitos parecían tener forma de corazón, por lo que no pudo evitar pensar que estaba hablando con sus omegas por medio del lazo. Aunque hablando de los omegas, ellos deberían estar ahí.

— ¿Um? ¿Rub?

— ¡¿Eh?! ¡¿Si?! ¡Dime, ¿pasa algo?!

La forma en como todo el escenario rosa que tenía el alfa pasó a ser uno de completo pánico solo provocó que albino se tuviera que morder el labio inferior para evitar reírse, aunque esa imagen hizo que una larga línea de pensamientos impuros pasaran por la mente de Rubius.

— Joder, lo quiero marcar —pensó el oso desviando, inconscientemente, ese pensamiento al lazo.

— ¡Alfa tonto, no puedes hacer eso! —el grito grupal de sus omegas hizo que se sintiera como un cachorro regañado.

— Osito, ¿pasa algo malo?

— No, no, no, no pasa malo, no te preocupes.

— Está bien, pero ¿por qué no están los demás?

— Ellos.. Ellos, bueno, pues resulta que al parecer tenían que ayudar a Vegettita a organizar... ¿Un cuarto? —a pesar de que Willy notó que era una mentira muy mala, él no lo comentó— ¿Te molesta que solo seamos tú y yo?

— No me molesta, nada de eso, Rubius. Ven, vamos a disfrutar esos boletos que compraste.

💚🐻💚

El primer lugar al que entraron fue la casa embrujada, aunque eso no salió muy bien porque Rubius cayó al suelo desmayado al colocar un solo pie fuera del lugar y es que el pobre oso salió de allí completamente horrorizado, ante tal hecho el albino respiró profundo para después cargar al oso hasta uno de los bancos del parque y así poder despertarlo.

— ¿Ius?... ¿Bius?... ¿Rubius? —el alfa fue despertando poco a poco y lo primero que vio fue a un ángel albino de ojos color esmeralda cerca de él que le estaba dando ligeras palmaditas en la cara.

— ¿Ya estoy en el cielo? Porque estoy viendo a un ángel.

El rostro de Willy en ese momento pasó a ser de color rojo.

Rubius Bowl MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora