Capítulo 20: La vuelta... y con sorpresa

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-¿Qué vamos a hacer a partir de ahora?-quedaban escasos minutos para que Ben y Katie llegaran. Ambos estábamos sentados en el sofá, bueno, yo estaba sentada sobre él.

-Pues… tendremos que ir escondiéndonos por los recovecos para que no nos vean-contestó él acariciándome los brazos.

-¿No se nos hará muy difícil y arduo?-me preocupaba en gran medida que esto fuera a acabar con la relación que habíamos iniciado, eso era lo último que quería.

-Prefiero pensar que será una pequeña guindilla que hará todo esto más interesante-me atrajo más hacia él para poder besarme con suavidad.

-Más vale que así sea…

-No voy a renunciar a ti, ni con esto ni con ningún impedimento que se nos quiera interponer ¿entiendes?

-¿Lo prometes?

-¿Por qué iba a mentirte?-me abracé a su cuello y dejé que su cabeza reposara en el hueco entre mis hombros y mi cabeza. Él me apretó también más contra su fuerte cuerpo. Escuchamos un coche estacionar fuera y nos miramos, suspiré y agarré su rostro entre mis manos para besarle de una manera casta y desesperada. ¿Cuánto iba a tardar en volver a besarle de nuevo? Estoy empezando a deprimirme de una manera ingente.

            La puerta principal se abrió y al sonido chirriante que hace ésta siempre le acompañó una leve tos, en cuánto la escuché supe que pertenecía a mi padre.

-¡Hola chicos!-como no, Katie, la burra delante para que no se espante. Primeramente se dirigió a Jackson, así que yo corrí hacia mi padre.

-¡Papá!-le abracé antes de que él pudiera soltar la maleta- No sabes cómo te he echado de menos…

-Hay hija… yo a ti también-nos separamos y volvió a toser.

-¿Ya me vienes enfermo?-le pregunté- que te conozco, ya me has cogido frío- él rio.

-Me he cuidado muy bien ______- me encantaban éstas situaciones dónde él parecía el hijo y yo la madre gruñona.

~

Estaba tumbada en la cama, con las piernas tapadas por una fina sábana, era una noche bastante fría la de hoy. La tenue luz que me proporcionaba la lámpara de la mesita estaba provocando que casi me durmiera. Estaba con mi ordenador portátil sobre las piernas, otro aliciente a la fría noche de hoy, cuando escuché unos leves golpes en la puerta de mi habitación.

-¿Si?-teniendo en cuenta la hora que era, solo se me ocurría una persona posible. Sonreí al ver que había acertado cuando vi a Jackson asomándose por la puerta.

-Me alegra ver que a pesar de que son la una y media sigues despierta.-dejé el ordenador a un lado y lo cerré, para después sentarme como los indios. Con mi mano derecha le indiqué a Jackson que se sentara a mi vera.

-Imaginé que tal vez vendrías-dije jugando con uno de mis mechones de cabello.

-¿Cómo no iba a venir?-puso su mano en mi mejilla antes de acercarse a mí para darme un pequeño beso.

-Sabes lo cuesta arriba que se nos va a hacer esto ¿verdad?

-Lo bueno no es fácil de conseguir ¿no?

-Tranquilo, que no pienso dejar esto de lado Jackson

-Me quitas un peso enorme de encima-dijo suspirando aliviado

-Tendremos que buscar excusas para salir tú y yo más a menudo

-Uy sí, vamos a ser muy buenos hermanos-dijo y yo reí

-Eso es lo que queremos que piensen-esta vez fui yo la que se acercó a él hambrienta de sus besos. Él antes me había dado un beso suave, pero el mío no fue ni de cerca así, todo lo contrario. Me puse sobre sus piernas mientras sus manos se posicionaban en mi cintura y otra… un tanto más abajo. Creo que le tengo un tanto desesperado.

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